Señor director: me dirijo a usted a fin de permitirme expresar la siguiente reflexión.
Hace pocos meses el mundo entero lloró de manera conjunta al ver las patéticas imágenes que mostraban al pequeño niño sirio Aylan Kurdi, boca abajo sin vida en una playa, luego que su precaria embarcación naufragara junto a su familia. No alcanzaron los litros de tinta escrita en su memoria para entender semejante atrocidad.
No fue el único caso, por supuesto, en el año 2000 se retrató una parejita de indiferentes turistas junto al cadáver de un migrante que huía a través del Sahara. También la foto levantó olas de comentarios ante semejante pasividad.
El asunto es que el mundo entero se vio sacudido por olas gigantes de inmigrantes que recorrían largos kilómetros en busca de un mundo mejor dejando atrás su vivienda bombardeada o hipotecada por un banco…
Las fotografías famosas fueron las que recorrieron todos los portales web del mundo por tratarse de cifras altísimas de seres en condiciones inhumanas por días y días sin alimentación ni agua, cuando huían a alguna tierra mejor.
Las fotos que no salieron publicadas, fueron las que de manera sistemática se repitieron a lo largo de la historia en los distintos países, fruto de todas las políticas de ajuste a las que fueron sometidos sus pueblos. Incluido el nuestro.
No tengo la foto de los chaqueños que sacaron pasaje Resistencia-Santa Fe porque no les alcanzaba para llegar a Retiro; fueron los mismos que se quedaron rondando por las villas de Rosario en su afán de llegar alguna vez a la gran capital.
Los que alguna vez salieron de La Rioja rumbo a la Córdoba plagada de talleres, pero anclaron en Cruz del Eje para juntar algo más y allá quedaron.
O quizás, más acá en el tiempo, los que rajaron en 2001 rumbo a España o Italia porque algún nono le daba el derecho de tener ciudadanía en el “primer mundo”… y allá quedaron, o mejor: se volvieron a los dos años o después de los dos años…
O junto con los cientos de científicos repatriados de todo el mundo que huyeron desde acá desde aquella época de “Bastones Largos” que apaleaban universitarios en la dictadura de Onganía o después de marzo del 76, o en los 90.
Creíamos que debíamos mirarnos en el espejo de los países “serios” del primer mundo.
Nos hicieron creer que éramos una manga de indios incultos, pero tuneados y mejorados gracias a la inmigración gringa que también huía de guerras y hambrunas como hoy precisamente las que se ven en tantas otras fotos de “Aylan”…
Cuánto tiempo llevó entender que si teníamos que depender de las recetas que imponía el FMI y sus secuaces, nuestra historia iba a estar signada definitivamente por los oportunistas de toda la vida: de los buitres de afuera y los caranchos criollos… que son los que hoy tienen varios sartenes por el mango, lamentablemente.
Nos parecía lo más común que un ministro tal viajara a Washington y de allá llegara con sus paquetes de medidas de ajuste, era folclórico, aceptado, reglas de juego, que te decían los señores sentados en los bares de rufianes.
Las reglas del libre mercado son las que mandan chico, te recordaba otro.
Y en eso aparece un grupo osado y visionario con el flaco Néstor a la cabeza, con un proyecto renovador y gana con el 22% de los votos, logrando lo imposible: la independencia con el Fondo Monetario Internacional, la reactivación de la economía, la motorización de la agroindustria, las inclusiones sociales, la reivindicación de los Derechos Humanos, la ciencia, y todas y cada una de las más de 500 medidas libradas en todo este ciclo.
Se lo sentó al mismo demonio del norte mutado tantas veces esta vez en el cuerpo de Bush en aquella histórica jornada en Mar del Plata y se le dijo… ALCA, AL CARAJO!!!
Orgullosamente pudimos pertenecer desde sus etapas fundacionales a la génesis desde la Cooperativa que edita este diario, como a la misma Federación de Medios Cooperativos a nivel nacional, al Movimento de Empresa y Fábricas Recuperadas a nivel nacional, a la Mesa Provincial de ER y poder estar en todo encuentro para desandar la Ley de Medios Audiovisuales como la lucha para la provisión de Papel Prensa para todos los diarios chicos del interior de nuestro país.
Y aún así no es suficiente, porque todo sistema que se precie de tal, es perfectible y hay que laburar para ello.
Pero nunca antes perturbadoras imágenes que llegaban de Europa nos hizo acordar tanto a 2001 y lo que sufrimos en él.
Nunca antes como la debacle griega nos hizo meter en el túnel del tiempo y oler el humo de las gomas que quemábamos porque las empresas cerraban.
Sentimos las cacerolas batir de nuevo, los jubilados clamar por sus ahorros mientras martillaban la fortaleza hecha alrededor de los bancos cuando el país estaba encerrado en un corralito.
Oimos de vuelta los gritos de las mujeres de los chacareros que de manera heroica se plantaban en las tranqueras de sus campos, haciéndole frente al embargo de turno que el banco tal o cual mandaba hacerse dueño, porque el crédito, obviamente, no se pudo pagar.
Sentimos el crujir de una grieta que se abría grande allá por 2008 que nos dividió mal como sociedad con el mal llamado “conflicto del campo”, porque los verdaderos interesados en la división, no fue nuestra sociedad de la pampa gringa donde todos crecimos, sino los 40-50 tipos dueños de multimedios, corporaciones y títeres de las transnacionales venenosas que usaron semejante tsunami para desempolvar de nuevo los manuales de la “teoría de los dos demonios”, cuando en realidad es a una franja de la sociedad a la que le da escozor un mundo de iguales, que los cabecitas negras llegados de tierra adentro tengan los mismos beneficios y concurran a los mismos centros asistenciales y cafetines.
Y dentro de estos doce años de transformaciones, ocurre algo impensado: Habemus Papam.
El Papa elegido es de acá a la vuelta…
Con testigos presentes, puteé muy mucho cuando me enteré que Bergoglio iba a ocupar el Silla de Pedro, me dije a mí mismo: será el continuador del trabajo de Juan Pablo II.
Karol Wojtyla (que remplaza al envenenado Juan Pablo I, en su corto papado) es el que ocupa la Silla que había dejado anteriormente Paulo VI, el mismo que permitió que se gestara el Concilio Vaticano II, desde donde surgieron las candentes teorías de la Liberación. Desde donde surgieron los Helder Cámara, Romero, nuestros Mujica, Angelelli y tantos otros que fueron callados, perseguidos y asesinados. Fueron los mismos curas que llevaron el Evangelio a los más necesitados y entonces cuando Pablo VI muere, Wojtyla es elegido pero con una premisa: frenar el avance del comunismo, y vaya si lo logró, el desmembramiento del buró soviético, la Perestroika y la caída del Muro de Berlín, y sus consecuencias, dan cuenta de ello.
Cuando Bergoglio es elegido, intuimos que era el continuador de esa tarea comenzada por aquel Papa con cara de abuelo bueno, que viajaba y viajaba… pero que en realidad era un lobo disfrazado de cordero.
Pero fue exactamente al revés, el Papa del “Ciclón”, se ganó la atención mundial por innumerables gestos, acciones y movidas dentro de una curia infectada con un montón de casos de curas pedófilos y corruptos. Puso manos a la obra para llegar a poner la casa en orden, por lo menos su imagen fue revertida ampliamente en todo el planeta. Era el cambio esperado por católicos y no católicos.
Nunca imaginamos que se plantara frente a la misma sede de la ONU y les espetara todas las facturas juntas a los jerarcas del capitalismo.
Nunca imaginamos que el líder de la Iglesia instara a repensar un mundo distinto a partir del cuidado y protección del ser humano y su hábitat natural.
Nunca imaginamos que hablara del fracaso de las políticas neoliberales del mundo entero, de las catastróficas consecuencias que traen la liberación de los mercados y no se protege al ser humano en general.
Nunca imaginamos que no tiraría la pelota afuera diciendo solamente que es Dios el encargado de protegernos, sino que para ello también están las políticas públicas de un Estado que tiene que estar presente y velar por mejorar todo el tiempo y cada vez más la calidad de vida de sus habitantes.
Tampoco nunca imaginamos que la prensa maldita iba a llegar a tanto: “La mandataria argentina se encuentra con él y le pide y le pide audiencias porque le dice lo que quiere ella que diga” rezan los titulares; “la yegua le baja línea”, susurran las señoras gordas pitucas mientras toman sol en una playa caribeña… indiferentes, igual que la parejita de la playa española de Tarifa.
Qué suerte que Francisco lleve su prédica al mundo entero.
Qué lástima que en su propia tierra los camaleones, ahora amarillos, intenten hacer exactamente al revés de lo que él predica.
No fue magia.
Raúl Olcelli
DNI 14.511.680
