Escribe Beto Lorenzati* – ESPECIAL
Peso Específico sigue sumando voces de entendidos ante la proximidad de las elecciones. A los puntos de vista de Daniel Parodi y Alfredo Koncurat, publicados la semana pasada, sumamos hoy una nueva visión
La economía es una ciencia social en la que intervienen agentes principales y periféricos con intereses divergentes. De allí que los discursos políticos articulados desde una presunta objetividad, y edulcorados de alegría constituyen artilugios publicitarios con los que se disfrazan intereses particulares de supuestos consensos integradores.
Estos mensajes concebidos para engañar a sus audiencias suelen persuadir a parte de la ciudadanía que repite esos eslóganes sin dimensionar sus consecuencias. Al respecto el profesor Salvador Treber afirma “frases hechas, falsas consignas o modalidades viciosas que suelen ser aceptadas sin reparar en su real contenido, intencionalidad y objetivos encubiertos”.
En este sentido, es pertinente deconstruir las propuestas económicas del espacio político Cambiemos que intencionalmente son minimizadas por los grandes medios de comunicación. A los efectos de ser breve, se citan a continuación algunas de esas medidas y se aproxima una respuesta provisoria de sus eventuales consecuencias. A saber:
1-Liberación del tipo de cambio -léase devaluación-
Consecuencia: recordemos que algunas industrias argentinas adquieren insumos importados por lo cual una suba en la cotización del dólar incrementará los costos y esto probablemente se traslade al precio de los productos.
Consecuencia: los subsidios a los servicios públicos se dan a nuestras familias pero también a las empresas. Si éstos caen, aumentarán los costos empresarios, por lo que es factible que también esta variable conduzca a incrementos en los precios.
3-Baja/Eliminación de retenciones
Consecuencia: el Estado nacional y las provincias verán disminuir sus ingresos. El aumento de la rentabilidad del sector agropecuario, puede ser acompañado por una revaluación de los alquileres de los campos, y esto posiblemente también se deslice al precio de los alimentos. Asimismo, esta baja/eliminación de las retenciones puede generar un alineamiento a cotizaciones internacionales.
La combinación abrupta de las variables precedentes puede acarrear una suba espiralada de precios, que sumada a la inflación existente disminuirá el poder de compra de los trabajadores, a la vez que concentrará aún más la riqueza.
Es posible entrever que bajo la lógica de este espacio político -Cambiemos- se pretenda contrarrestar la inflación a través de dos medidas: la disminución del gasto público y la apertura de la economía. Con la primera caerá el consumo, y con ello se vería una disminución de la inflación; se logra en parte el objetivo, pero a costa de una caída en el nivel de vida de millones de personas. Recordemos que bajo la denominación “gasto público” se encuentran desde los sueldos docentes hasta las jubilaciones entre otros componentes.
En tanto, que con la otra medida -apertura de la economía- se intentaría promover el ingreso de productos extranjeros buscando con ello atemperar los precios locales. Lo que se omite considerar es que ciertas empresas extranjeras poseen estructuras de costos altamente competitivas, vinculadas a condiciones de producción tecnológica en algunos casos y a cuestiones sociales en otros. Así las empresas argentinas pueden ver disminuir su producción con lo cual probablemente caerá el nivel de empleo y esto a su vez generará tensiones que conducirían a depreciar aún más el poder de compra de los asalariados.
La caída del consumo se trasladaría de un sector a otro, generando una cadena que llevará a una menor actividad económica, y con ello a menores recursos en las arcas del Estado. Tal vez las autoridades busquen compensar esa caída de los ingresos a través de endeudamiento externo, y acaso con ello se reediten las auditorías FMI, se repetirían sus recetas del pasado, que llevarían a más ajustes para poder pagar sus préstamos e intereses de intereses.
Silencio
Los economistas del establishment nada dicen de lo anterior, sus argumentos se centran en la “confianza” de los agentes económicos como fuente de nuevas divisas. Exponen que con “confianza” ingresarán dólares provenientes de la soja acumulada, a lo que se sumarán nuevas inversiones. Recordemos que tanto el escenario local como el internacional resultan complejos debido a la interacción de actores e intereses en debate -precio de los commodities; crisis brasileña; crisis europea; balanza comercial; fondos buitre; recaudación; dólar; nivel de salarios; empleo; presiones del establisment; etcétera- por lo que la sola mención de la palabra “confianza” no conforma una propuesta argumentada. Asimismo cabe aclarar que lo que prima en los agentes económicos corporativos es el interés de obtener mayores ganancias, lo que los lleva a obviar la mayoría de las veces los costos sociales emergentes. Nuestra historia lo acredita, y para muestra vale recordar las palabras del ministro de Economía Juan Carlos Pugliese “les hablé con el corazón, y me respondieron con el bolsillo”, que pronunciadas en 1989 aún resuenan en la mente de muchos argentinos.
Es en estos días en los que más recuerdo otra de las enseñanzas del profesor Salvador Treber quien expresó: “Para saber cómo piensa un economista, hay que preguntar quién le paga”. Entonces cuestionemos quiénes están detrás de bellas sonrisas, gestos amables y amorosas palabras. Recordemos los acontecimientos propiciados en nuestra historia por los que hoy se presentan como salvadores, revelemos sus intereses, dimensionemos las consecuencias de sus propuestas y tal vez descubramos que bellas palabras ocultan medidas que excluirán a millones de personas en favor de unos pocos.
Caballo de Troya
Un relato de la mitología griega quiere espejarse en nuestra realidad. Un gran Caballo de Troya está en la puerta de nuestra Patria. Ese caballo es de “bella forma”, pero oculta en su interior las causas de los “males por venir”. ¿Abriremos esa puerta?
*Licenciado & Magíster en Administración