Lucas Ajona fue condenado a tres años de prisión en suspenso por una serie de agresiones físicas y verbales hacia el padre, la suegra (y cónyuge del padre) y su exnovia. Las autoridades judiciales le pidieron que valorara la libertad, aprovechando la oportunidad para volver a empezar
El joven que fue juzgado ayer por delitos de violencia familiar, tiene apenas 21 años y admitió que, cuando tenía 17, consumía cocaína y “pasta base”, es decir, la droga conocida como “paco”. Intentó salir muchas veces de su adicción, con tratamientos ambulatorios y con internaciones en Oliva y en otros institutos.
Con esa historia en sus espaldas, Lucas Ajona fue detenido por una serie de delitos cometidos contra tres víctimas de su entorno familiar: Marcelo Ajona, el padre; Francisca Marcela Etcheverry Mort, la cónyuge del padre y, además, madre de su exnovia, Sofía Horvart, la tercera de sus víctimas.
Lesiones leves, coacción, amenazas y resistencia a la autoridad, son los delitos por los que llegó a juicio y que le ponen el nombre legal al acoso que sufrieron sus víctimas. Por ejemplo, en la casa de su exnovia llegó y rompió la campera de la actual pareja de la joven; en otra oportunidad, la amenazó porque había reanudado su vida y a pesar de que tenía una orden de restricción, la cercaba en su domicilio o en el trabajo.
Es por eso que el fiscal Francisco Márquez, en el juicio, puso énfasis en la necesidad de que el joven pusiera un nuevo rumbo a su vida, tratándose en serio de las adicciones.
“Asumí que Sofía ya no es tu novia”, le dijo. Destacó que ninguna de las víctimas quiso “criminalizar” la conducta de Ajona, pero remarcó que no les dejó alternativa. En el mismo sentido, la defensora pública Silvina Muñoz recomendó el tratamiento.
Tras la sentencia, la jueza Silvia Saslavsky de Camandone también remarcó: “No es común escuchar estos alegatos. Aproveche, señor Ajona, esta oportunidad”.
La condena
Lucas Ajona recuperó ayer la libertad, aunque fue condenado a tres años de prisión en suspenso. Esto es porque los informes médicos indican que la mejor vía de recuperación es la ambulatoria.
De todas maneras, le impusieron reglas explícitas de conducta: no debe acercarse de ninguna manera a las víctimas y debe iniciar el tratamiento para recuperarse de su adicción presentando informes mensuales.
Además, informaron al juzgado que entiende en violencia familiar que Ajona está en libertad para que disponga las medidas de protección de quienes fueron sus víctimas, seguramente con un botón antipánico.