La mañana en que las botas ingresaron a la oficina del intendente Carlos Emilio Pizzorno para destituirlo, se pisoteó la voluntad popular que había decidido que el médico estuviera al frente del Poder Ejecutivo local. En nuestra provincia, con su gobernación intervenida, el terror ya se había iniciado con el accionar del Comando Libertadores de América.
En ese contexto se produjo el golpe de Estado en Villa María, el director de la Fábrica Militar, se reunió con diferentes sectores de la sociedad para hacer conocer las nuevas disposiciones y pedir colaboración. No fueron pocos los sectores que ofrecieron la misma, años después lo despedirán de la ciudad rindiéndole honores.
Algo del contexto provincial
En nuestra provincia, el 25 de mayo de 1973, el flamante gobernador Ricardo Obregón Cano inauguró la sesión de las cámaras legislativas. La fórmula peronista que había ganado las elecciones, con el apoyo de los jóvenes, se completaba con el combativo gremialista Atilio López, de la Unión Tranviarios Automotor (UTA).
En aquella oportunidad ese peronismo prometió construir el camino hacia la revolución socialista. Pero existían otras fuerzas en el movimiento liderado por Perón, que al igual que el general, no estaban de acuerdo con aquello de la revolución socialista. Y esas posiciones, excluyentes del proyecto que representaban el moderado Obregón Cano y el sindicalista López, encontraron la manera de manifestarse. Fue el 28 de febrero de 1974 cuando el teniente general Domingo Navarro, jefe de la Policía de la Provincia, destituyó al gobernador.
Ante estos hechos, el gobierno nacional descartó la reinstalación de las autoridades provinciales, el camino elegido fue otro y el 9 de marzo de ese año, la Cámara de Senadores de la Nación aprobó la intervención federal al Poder Ejecutivo del gobierno de Córdoba. En tanto la Cámara de Diputados sancionó la misma norma el 5 de mayo.
Se inició un disciplinamiento interno dentro del peronismo cordobés. Desde Buenos Aires mandaron a Mario Dante Agodino, en calidad de interventor federal.
Poco tiempo después, el 15 de marzo, fue remplazado por Duilio Rafael Brunello. Mientras tanto Navarro fue detenido y procesado, pero la presidenta de la Nación, María Estela Martínez de Perón, lo indultó el 17 de octubre de 1974. Brunello era un hombre de confianza de Perón y venía de ocupar un cargo en el ministerio dirigido por José López Rega. Cuando el interventor federal habló, para abrir el trabajo anual de la Legislatura provincial, no se refirió a revolución socialista alguna, sino que señaló que trabajaría para la reconstrucción nacional y la pacificación. Poco a poco fue perdiendo apoyo, más, luego de la muerte de Perón.
Es así que renunció y en setiembre de 1974 nombraron al frente del Gobierno provincial a un integrante del grupo de López Rega, el ultraverticalista, brigadier mayor (re), Raúl Oscar Lacabanne quien, al tener que hablar ante los legisladores provinciales, dijo que Córdoba tenía que insertarse en el proceso de unidad nacional.
Al año siguiente, el 20 de septiembre de 1975, el presidente provisional, Italo Lúder nombró al entonces comandante del Tercer Cuerpo del Ejército, general Luciano Benjamín Menéndez, como manera de garantizar el traspaso del gobierno a manos de un nuevo interventor federal, que fue el peronista Raúl Bercovich Rodríguez quien ocupó el cargo hasta el golpe del 24 de marzo de 1976 cuando fue derrocada la presidenta de la Nación. El golpe trae como interventor provincial al general José Antonio Vaquero hasta el 12 de abril de 1976 que asumió como gobernador de facto el general Carlos Bernardo Chasseing.
Antes de la llegada del golpe de Estado perpetrado en marzo de ese año, en Córdoba se había hecho presente el terror a partir, básicamente, de la acción delictiva llevada adelante por el Comando Libertadores de América. Esta organización, de policías y militares, fue un aparato estatal que secuestró, torturó y asesinó a ciudadanos cordobeses.
Reuniones en Villa María
Para 1976 en Villa María continuaba ejerciendo la intendencia el peronista Carlos Pizzorno que había ganado las elecciones del 11 de marzo de 1973, logrando 679 votos más que Emilio Zernotti, candidato de la Unión Cívica Radical.
El 24 de marzo fue desalojado de su cargo por el interventor José Luis Torres, mayor del Ejército. Los militares también llegaron a Villa Nueva, donde al intendente Reynaldo Navarro, en un primer momento, lo pusieron “en comisión” haciéndolo responsable de los bienes municipales y del funcionamiento de la administración de esa localidad.
El sábado 27 de marzo, en la página 8 del diario local Noticias se publicaron declaraciones del director de la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos de Villa María, teniente coronel Mario Fornari narrando los hechos en Villa María. Las mismas habían sido realizadas el día anterior en una entrevista con la prensa local. Allí señaló que el día jueves 25, por el lapso de una hora, había estado en Villa María el titular del Tercer Cuerpo del Ejército, general Luciano Benjamín Menéndez, sobre el que actualmente pesan varias condenas a pena perpetua por delitos de lesa humanidad.
Según los dichos de Fornari, Menéndez viajó hasta esta ciudad para “interiorizarse de la situación en la Subárea 3114” que abarcaba los departamentos San Martín, Unión y Marcos Juárez.
El 24, la tropa de la Fábrica Militar a partir de órdenes de Comando del Tercer Cuerpo, se movilizó a las 5.30 de la mañana. Según informó Fornari, fue a las 7.30 cuando se produjo el derrocamiento de intendente Pizzorno. Una hora después fue intervenida la regional de la Confederación General del Trabajo (CGT) asumiendo el capitán Atilio Francisco Vivern.
En la madrugada se habían producido procedimientos deteniendo ciudadanos, sobre los que Fornari prefirió no dar precisiones. Poniendo en práctica el ocultamiento que sería una política permanente del poder, acerca del tema, dijo que habían actuado con uniforme, conjuntamente con la fuerza policial, y que no daría información acerca de la suerte de los detenidos, señalando que la misma “seguramente será proporcionada por el Comando del Tercer Cuerpo cuando lo estime oportuno”.
Otras cuestiones que Fornari señaló en aquella entrevista fueron las reuniones mantenidas con organizaciones de la ciudad. El día jueves se había reunido con dirigentes de gremios locales para hacerles conocer los límites que se le imponía a la actividad gremial. Por otra parte el viernes, antes de reunirse con la prensa hizo lo mismo con representantes de entidades comerciales, industriales, agropecuarias y profesionales. Ante una pregunta Fornari señaló que “todos están dispuestos a colaborar para llevar adelante con éxito el proceso”.
El diario Noticias publicó el listado de entidades que asistieron a la reunión convocada por el director de la Fábrica Militar. Las mismas fueron Centro Comercial, Cámara de Comercio, Cámara de la Industria, Cámara de Carniceros y Matarifes, Cámara de Autotransporte de Cargas, Expendedores de Combustibles, Panaderos, Sociedad Rural, Federación Agraria Argentina, Federación de Ligas Tamberas y Agropecuarias, Centro de Comerciantes Minoristas, Colegio de Abogados, Círculo Médico, Círculo Odontológico, Centro de Ingenieros y Arquitectos, Colegio de Farmacéuticos, Círculo de Bioquímicos, Colegio de Escribanos y Colegio de Graduados en Ciencias Económicas.
A la par de estas reuniones lideradas por Fornari, varios villamarienses sufrían un encarcelamiento injusto. Por otra parte algunos, desde su rol de colaboracionistas de la dictadura, se probaban trajes de funcionarios del gobierno de facto.