La terapeuta holística María José Villafañe Palma destacó que si se hablara sobre sexualidad con responsabilidad y naturalidad se evitaría más que terceros violenten a niños
“Nosotros somos de una generación a la que no se nos ha dado educación sexual, recién ya de más grandes observamos otro escenario. Antes se veía mal el tener relaciones previo al matrimonio o no se hablaba del período menstrual”, graficó María José Villafañe Palma, quien hace una década impuso un sexshop en Villa María, el que mantiene vigente.
“Siempre observé con inquietud lo que se generaba en torno al cuerpo de la mujer. Para parte de esta sociedad, en el hombre está bien todo y se le permite lo que sea, pero en la mujer su relación con el cuerpo es algo prohibido, que está mal”, ejemplificó al ser entrevistada por EL DIARIO.
La emprendedora sostuvo que va cambiando esa concepción vigente por años en que “se hablaba del sexo como algo sucio o no disfrutable”.
“En la educación sexual sagrada dicen que tanto el hombre como la mujer portan la semilla de la vida. Tener relaciones es un acto de amor. Cuando la persona se abre, te muestra su cuerpo, te está mostrando su intimidad”, recalcó.
Palma habló con pasión durante la nota. Se percibió que le interesa mucho la temática, y su participación en diversos eventos en distintos puntos del país dan cuenta de esto.
“Veo que la mujer carga con un gran peso, algo que el hombre no tiene, está más liberado. Nosotras, por ejemplo, tenemos más marcado el prejuicio de la edad. Cuando son grandes me hablan en el local de sus panzas, se quejan de eso, cuando en realidad nosotras tenemos en la panza el registro de ser mamá. Además, tenemos que naturalizar que los años nos pasan para todos”, reflexionó.
¿Qué subyace en María José detrás del comercio de juguetes sexuales? “Cambiar el tabú de que el sexo es malo, indebido, que no se puede disfrutar”, reveló.
Valoró que muchas personas adultas “siguen disfrutando del sexo”. Y fue enfática al decir que la sexualidad escapa a lo genital. “Más allá de que el paso del tiempo tiene consecuencias en la genitalidad, esto es solo una parte. Están los abrazos, el disfrute del tacto, los besos, el contacto visual, las caricias, el encuentro”, remarcó.
En ese marco recomendó ver la película “Nunca es tarde para enamorarse”, ya que considera que deja un importante mensaje.
Y añadió: “El deseo por el otro no se termina nunca”.
Pudores y confesiones
Cuando se le planteó qué buscan los clientes de su emprendimiento, habló del placer: generarse y generarlo.
Ante preguntas, dijo que detecta todos los estados en quienes ingresan a comprar, como “pudor, miedo, vergüenza”.
“Muchos se preguntan cómo va a reaccionar la pareja, qué va a decir cuando llegue a la casa con un juguete”, contó. En este marco, aseguró que son más los hombres los que tienen miedo de qué pensará su esposa al caer con un juguete sexual.
Reflejó que gran parte de las personas “quieren cambiar la rutina, hacer el encuentro con el otro más intenso, más divertido, conquistar con algo diferente”.
La clientela es de un campo de edades muy amplio. “De chicos y chicas de 19, a adultos mayores de 80 años”, afirmó la terapeuta holística en sexualidad.
“El más joven quiere experimentar cosas nuevas, mientras que el adulto de 30 a 50 años busca hacer algo diferente con su pareja. Quienes tienen más de 50 cuentan que presentan sequedad vaginal, falta de erección, entonces ya buscan revertirlo con otras cosas. Y vienen muchas mujeres solas que buscan autosatisfacerse”, detalló.
Dijo que el hombre es más seguro de su físico, a diferencia de la mujer. “En esto influye quien tenemos al lado. A veces un mínimo comentario, una mínima palabra, puede convertirse en una traba para luego no querer hacer nada con el otro”, apuntó. Evaluó que ellas buscan ocultar su panza, mientras que ellos no tienen drama con sus rollitos, a excepción de muchos hombres gays, que “son más coquetos”.
Luego consideró que “falta comunicación en la pareja”. “Hay mujeres de 50 que no saben lo que es un orgasmo porque nunca se animaron a decir qué es lo que las satisface”, declaró.
Sigue habiendo tabúes
Palma aseveró que “la sociedad actual está más abierta, hay más información”, pero “todavía falta vencer el propio prejuicio, el temor sobre lo que dirá mi pareja, el fantasma de cómo voy a entrar o salir de este local y que nadie me vea”.
“En Villa María sigue habiendo tabúes. Recién ahora se enfoca más en la educación sexual en las escuelas, que para mí debería centrarse en empoderar al adolescente, porque se tienen muchas carencias emocionales entonces a veces por un poco de cariño momentáneo brindan algo tan sagrado como el cuerpo”, opinó. “No solo se trata de enseñar a usar un preservativo sino de empoderar a las chicas y a los varones”, advirtió.
Por esto, es que la mujer que hace una década recibe confesiones íntimas de sus clientes, interpretó que “falta educación emocional”. En ese marco, destacó que “naturalizar la sexualidad en la niñez, haciéndole ver que el cuerpo es sagrado, evitaremos también la violencia en sus cuerpos por parte de terceros”.