Raúl Sabena, al celebrarse el Día del Martillero, habló de la función social que cumplen, de los pro y los contra de la profesión, e hizo un repaso de cómo fue cambiando con el correr de los años
“Llegué a ser martillero porque desde chico me gustó e iba a ver los remates. Cuando tenía alrededor de siete años a veces faltaba al colegio o me escapaba para ver cómo se remataba, me sentaba solo en la parte superior de la tribuna y miraba, sin saber qué se vendía, veía pasar los animales, pero no tenía idea de los precios ni de nada, miraba qué hacía el rematador. Después fui creciendo y acompañaba a mi papá, que era un colono de la provincia de Santa Fe, y que me llevaba a los remates después de la feria”, confiesa Raúl Sabena, quien es martillero en Scaglia Consignatario de Hacienda y hasta hace poco fue secretario en la Comisión Electoral del Colegio de Martilleros.
“Creo que lo mejor, lo más apasionante de mi profesión es la adrenalina que se vive. Es todo apasionante, tan rápido, la adrenalina es como la de un piloto que se sube al auto para correr, porque uno nunca sabe cómo le va a ir”, aseguró ante EL DIARIO, al referirse a su oficio de martillero.
“Lo peor, yo que hago remates de hacienda, es cuando vas a rematar y a último momento un frigorífico importante te avisa que no compra. Las vacas están encerradas y hay que venderlas, y eso baja el precio. Hay que tratar de que no baje mucho y que los otros compradores no se den cuenta de que hay uno que no compra”, señaló.
El mejor precio
“La función social de los martilleros es orientar sobre precios de propiedades, de hacienda, de bienes y tratar de sacar el precio más alto. La función social de un martillero es siempre acercar las partes entre la oferta y la demanda, para lograr el mejor precio de lo que se tenga como consignado”, contó Sabena.
“Una de las funciones es orientar en el precio de las cosas, el parámetro que se usa es el mercado. El martillero asesora de acuerdo a lo que determina el mercado”, completó.
“A veces la función social del martillero se ve también cuando en un remate se cobra una pequeña entrada que va destinada a la beneficiencia. O parte de la comisión de una exposición va para una institución, son ocasiones especiales. Por ejemplo, el mes que viene tenemos un remate en El Fortín, en el que la mitad de la comisión que cobra la firma va a ser destinada a una escuela agrotécnica”, manifestó Sabena.
“El martillero es un auxiliar de la Justicia, tiene que ser correcto, decente, un ejemplo a seguir, todo eso se cumple como se cumple todo en Argentina, como lo cumple un juez, un comisario o un cura, es decir, hay quienes lo cumplen y quienes no”, expresó el profesional.
“Cuando el martillero hace algo mal, el riesgo que corre es que se le retire la matrícula y se lo inhabilite. En nuestra profesión se puede llegar a estafar, porque en los remates judiciales, el martillero cobra y luego tiene que pagar descontando su comisión, y hay quienes no lo han hecho, por eso tenemos un seguro de caución. Ese seguro es obligatorio, el Colegio de Martilleros lo cobra cada seis meses, además de la cuota como afiliados que pagamos todos los meses”, aseguró.
“Los martilleros que inhabilitan no pueden entrar de nuevo en los sorteos para los próximos remates. Si las partes no se ponen de acuerdo en designar a un martillero, se elige por sorteo quién hará el remate. Al martillero que está en la lista de sorteo le puede tocar rematar desde un campo hasta una camioneta vieja”, indicó Sabena.
“Un martillero puede tasar de todo, un campo, herramientas, casas, hacienda, joyas, muebles, autos, etcétera, no necesita distinta preparación ni formación, pero son distintas las formas de llevar adelante un remate. En un remate judicial, luego de la última oferta hay que esperar tres minutos y que el secretario judicial diga ‘puede vender’ antes de bajar el martillo. En los demás remates no está ese tiempo de espera, cada martillero va manejando la puja para llegar al precio, siempre el bajar el martillo es lo que marca el fin de la operación”, señaló.
“Lo más difícil que me tocó tasar en mi vida fueron unas máquinas viejas, dos tractores que andaban en oruga, de la época de mi abuelo, pero que todavía estaban en funcionamiento, eran unas reliquias que valían en función del cliente. Tenían valor sentimental para el dueño, pero poco valor económico en el mercado. En esos casos, hay que encontrar justo al coleccionista que los quiera comprar para guardar, pero si no está es muy difícil de vender”, destacó el martillero.
“A veces cuando nos traen algo muy raro para tasar lo desviamos”, añadió.
La época de oro
“No sé si a la profesión le está faltando algo para hacerla más gratificante, lo que sí es lamentable es que cada vez haya menos remates para hacer”, apuntó.
“Somos unos de los privilegiados de toda la zona por estar en una casa de remates que es importante, antes había un montón y todas se fueron fundiendo. Hay mucha gente con capacidad para hacerlo y no tienen lugar, no hay posibilidades de remates porque no hay hacienda”, agregó.
“Antes había en Villa María cinco o seis casas de remate feria, dos en Pozo del Molle, dos en Bell Ville, una en Las Perdices, una en James Craik, dos en Oliva, dos en Oncativo, dos en Las Varillas, había un montón, y ahora no quedó nada porque no hay hacienda. A medida que se fue perdiendo la cantidad de hacienda no había remates para todos, entonces fue quedando el que trabajó mejor, el que hizo las cosas bien, el que fue más decente, y los otros con los cambios que hubo se fueron yendo”, detalló.
“La profesión se ha ido achicando, debe haber en la provincia de Córdoba entre 35 y 38 martilleros de hacienda, nada más, de los cuales el 15% está en Villa María”, indicó.
“Para volver a esa época de oro en la que había un montón de remates faltan las vacas que no están. Van a pasar años para que se vuelva a eso y no lo vamos a ver nosotros. Eso viene de la época del Gobierno de Carlos Menem, cuando se comenzó a matar animales chicos a mansalva, y terminó con un mazazo en la cabeza cuando el Gobierno de Kirchner cortó la exportación. Ahí se terminó. Lo único que servía en ese momento era sembrar soja porque las vacas no valían, la leche no valía y lo único que salvaba a la gente era sembrar soja, y eso es lo que hizo”, sostuvo Sabena.
“Para volver a tener animales habría que volver a poblar todos los campos, armarlos de nuevo con aguadas, con alambrados, la gente está acostumbrada a otro sistema y eso ya no vuelve más. Antes había muchas cabezas y muchos remates de distintas casas y a eso no lo vamos a volver a ver nosotros, porque criar un animal lleva mucho tiempo y no es valorado, entre que se compra la ternera, se cría, al año se preña, hasta que pare, seis o siete meses para destetar el ternero, lleva años y hoy, como todo es tan vertiginoso, tan rápido, no conviene criar un ternero, menos en esta zona. Entonces se va haciendo agricultura, ya se desarmó y no conozco a ninguna de las personas que hubo de cría y engorde que salieron del tambo para ir a la agricultura, que haya vuelto”, afirmó el martillero.
“Volver a tener mucho ganado sería lo que hace falta para que haya más colegas que puedan desarrollar esta actividad, porque creo que siempre es mejor vender hacienda que no hacer un remate judicial”, consideró Sabena.
“Hay muchos colegas que están capacitados para desarrollarse como martilleros de hacienda, pero no están las condiciones para hacerlo, no sólo en la provincia de Córdoba, sino a nivel país, son cada vez menos los que quedan. Las casas van cerrando, también hay frigoríficos que van cerrando y van quedando menos, todo eso hace que haya pocas casas de remate grandes mientras que las chicas van desapareciendo”, remarcó finalmente el martillero.
Habrá fiesta
Como todos los años, los miembros del Colegio de Martilleros festejarán su día con una fiesta, aunque aún restaba programar la fecha exacta en la que se llevará a cabo.
“No son muchos los profesionales que concurren, años atrás sí, pero ahora la actividad no ha sido buena, se paró la venta de los inmobiliarios y el año pasado estuvo muy tranquilo todo. Años atrás concurría mucha gente y era muy lindo, se realizaba entrega de premios, hoy ya no es así”, afirmó Sabena.