Nació en Villa María el 15 de enero de 1955. Es abogado y magíster en Derecho. Casado, dos hijos, dos nietos. En 1983 fue parte de la Lista Verde encabezada por José Manuel de la Sota en su interna con Bercovich Rodríguez. Formó parte de la agrupación Pueblo Peronista, acompañó a la línea de Javier Sosa y ostentó el título de apoderado del Partido Justicialista y algunas de sus vertientes. En 1995, Eduardo Accastello lo convocó para integrar la Junta Electoral Municipal en representación del justicialismo, también estuvo en la comisión fiscalizadora Pro Universidad Nacional. En su legajo figura su paso por la Procuración municipal, en 2007 llegó a una banca en el Concejo Deliberante y presidió el bloque oficialista hasta 2011. Luego fue presidente del Tribunal de Cuentas hasta que en mayo de 2013 fue convocado para hacerse cargo de la Secretaría de Prevención Comunitaria y Derechos Humanos durante la gestión de Accastello. Hoy es concejal, presidente de su bloque y congresal provincial del PJ
Escribe Nancy Musa
De nuestra Redacción
Es temperamental y melancólico. Analítico, estudioso de las formas y directo a la hora de defender posiciones. No tiene rencores ni odios, es memorioso, intenso a la hora de fundamentar y un convencido que el peronismo con sus virtudes y errores es un partido que incomoda a los grandes capitales por levantar las banderas de la justicia social, la independencia económica y la soberanía política.
Carlos De Falco es un dirigente de experiencia, polémico, osado, por momentos diplomático, por momentos aguerrido. Cree y apuesta al cambio generacional, respeta la sabiduría de los que tienen una extensa trayectoria, resalta el trabajo en equipo y está convencido que es necesario seguir luchando para que la riqueza se distribuya en forma equitativa.
–¿A horas de comenzar el período ordinario legislativo qué expectativas tiene para este año?
-La expectativa que nosotros tenemos, y hablo en plural porque uno forma parte de un proyecto, es hacer lo mejor para mejorar la vida de la gente. Va ser un año muy difícil en lo económico, eso va a repercutir, y también es un año con elecciones legislativas y eso va a tener su correlato en la ciudad.
Por lo tanto, vamos a tener que trabajar mucho en los consensos para seguir avanzando en temas fundamentales, en los que nosotros tenemos que hacer mucho hincapié.
–¿Cuáles son esos temas fundamentales a los que hace mención?
-La educación, llegar a todos los sectores con la educación y la posibilidad de igualdad que da la educación. El Estado municipal no puede llegar con el aspecto económico a todos los sectores porque el municipio no cobra impuestos, cobra tasas.
Incluso ha bajado las tasas, entonces hace el reclamo correspondiente ante las autoridades provinciales y nacionales con respecto a las ayudas, de hecho la Provincia está ayudando bastante.
Pero, la educación es un resorte mucho más cerca del municipio, y junto al deporte generan inclusión. Porque lo peor que nos puede pasar como sociedad es tener gente fuera del sistema, excluida, eso es terrible, eso es grave.
Entonces hay que incluir a la sociedad en su conjunto.
–Usted dice que la situación económica va a ser muy difícil este año, ¿en base a qué fundamentos hace su apreciación?
-Hay parámetros que son muy claros, el déficit fiscal sigue alto, la inflación solamente se corrige lentamente por la falta de consumo, por la inmensa recesión que hay, no hay otro factor que haga bajar la inflación.
No hay una Secretaría de Comercio que mire por qué el litro de leche al productor se lo pagan cuatro cincuenta y cuándo vas a la góndola vale veinte y pico.
No hay una intervención, hay un Estado que mira de lejos, entonces la inflación va a bajar por falta de consumo y eso hace a la calidad de vida de la gente.
Hay un montón de índices objetivos. Si vos ves las paritarias como están planteadas, el año pasado los gremios han obtenido un incremento promedio del 26% al 28%. Pero si vos mirás la inflación relacionadas con los aumentos de los productos de primera necesidad ha sido del 60%.
Y esa es la inflación que tenemos que ver, la de los alimentos que repercuten en el bolsillo de los más humildes.
Y ahora ponen en paritaria una pauta del 18% cuando todos sabemos que va a superar el 30%.
¿Cuál es el destino de todo eso? Y hay más déficit fiscal y no hay inversión, porque las inversiones que hay son puramente especulativas, vienen, compran letras del Tesoro al 30%, toman la ganancia en pesos, las transforman en dólares y se llevan el 30% de la ganancia en dólares.
Con este panorama, la clase media baja va a sufrir. A un jubilado le recomponen el 12,9 % en seis meses, le sacaron los remedios, hay cosas muy injustas.
Son cosas objetivas, hay muchos aspectos que marcan que va a ser un año muy difícil.
–Hay personas que sostienen que este Gobierno nacional no tiene un plan económico definido, que va improvisando ¿usted piensa lo mismo?
-No, yo pienso que tiene un plan económico y tiene sus ejecutores. No sé el presidente. No pretendo faltarle el respeto al presidente ni a sus votantes porque hay que darles la derecha, pero creo que sus economistas, su primera línea tienen un plan con un objetivo.
Si hablamos de la desocupación, sabemos que ésta al crecer genera salarios en baja y peor calidad de vida para la población. Analicemos ese ítem, porque analizar todos no nos daría el tiempo pero creo que son proyectos de país en el cuál no tienen cabida en el desarrollo de la sociedad de este momento.
Creo que el pueblo puede soportar algunas cosas pero ha tenido un nivel de vida importante y cuando llegás a un estadio en que tenés un salario que te permite viajar, tener aire acondicionado y es lógico, son derechos humanos esenciales. Creo que la gente va a pelear por sostener eso.
Lo que dijo González Fraga que la gente estaba mal acostumbrada a tener aire, a viajar me parece una barbaridad. Pero ese es el pensamiento y es grave.
Bajar el nivel de los salarios, generar desempleo, tener mano de obra barata y competir con los chinos es el plan.
Porque una cosa es desarrollar la economía del país y otra cosa es desarrollar el país. Son dos cosas muy distintas.
Porque si un día vamos a crecer, que todavía no estamos ni cerca, la pregunta es ¿cómo se reparte ese crecimiento?
–¿Estamos en un retroceso, como plantean algunos, de regreso a la década del 90?
-(Pausa) No sé, las comparaciones siempre son odiosas. Nosotros como peronistas hemos hecho la mea culpa. Porque si bien ese momento yo estaba con la renovación Cafiero-De la Sota, el triunfo de Menem, como peronistas, nos verticalizó.
Y reconozco que fue un error garrafal la política de Menen. No fue un error la convertibilidad porque no era un mal proyecto, pero no había que tener déficit fiscal. Y fue erróneo lo de las privatizaciones, fue muy grave estratégicamente.
Pero no digo que sea lo de hoy, porque el peronismo aún en su versión más liberal tiene incorporada la justicia social.
Yo pienso que lamentablemente, vamos hacia un liberalismo puro que es lo peor que nos puede pasar.
–De cualquier manera hubo errores muy gruesos en el peronismo, seguramente, para que la sociedad haya apostado a un cambio.
-Por supuesto. Siempre hay errores y muchos. Podría señalar dos, en principio, y también podría señalar muchas virtudes que fueron numerosas. No nos olvidemos como estábamos en 2001, en que no había ni billetes.
Pero se han cometido errores, uno fue el de la cadena de comercialización y otro que subrayo por qué no se le dio a Córdoba la compensación de la Caja. Creo que Córdoba hubiera merecido otro tratamiento pero me quedo con lo positivo.
–La corrupción es otro de los temas que salpica fuerte a la mayoría de la clase política.
-Sí. La corrupción es un cáncer que corroe y que deja sin sentido todo lo que hablamos hasta ahora. Es el punto donde las palabras mueren por la acción de un tipo o de varios tipos que te tiran abajo todo un capital que la mayoría de los que estamos en política queremos construir.
Y lamentablemente, la estamos viendo no solamente en Argentina, en Brasil , en Latinoamérica.
Y te digo sinceramente, cuando vi lo de los bolsos de López el dolor que sentí no lo puedo explicar.
No puedo imaginar que un tipo pueda tener esa plata, moverse así, fue un dolor muy grande.
Como también ver cosas de hoy que no están explicadas como los Panamá Papers, el tema del Correo. Lo de López comparado con los dos temas que te mencioné es el vuelto.
Pero, la imagen es muy dolorosa, sobre todo para la gente que pasa necesidades, que cuenta la plata para llegar a fin de mes.
Creo que se debe trabajar mucho para que eso no ocurra. La corrupción es el peor veneno de la sociedad para mí.
–¿Hablemos de sus militancias ¿cuándo comenzó y qué cosas lo impulsaron a meterse en política?
-Mirá, yo me convertí en peronista desde el año 1967. Tenía 12 años. Recuerdo que iba al Colegio Nacional y tenía una profesora a la cual quería mucho y era antiperonista. Entonces cuándo estábamos en la clase de Educación Cívica, ella decía el tirano. Decía que en Argentina había habido dos tiranos: Rosas y Perón.
Y me acuerdo que tenía un librito de esa materia, y empecé a leer y tomé nota de Perón, al que no se lo podía nombrar.
Porque mi abuelo que era muy peronista, tenía un busto de Perón escondido en mi casa y no se podía decir a nadie. Yo era chico y no lo podíamos nombrar, ahí ya tenía algo que me llamaba la atención.
Y después escuchaba hablar del tirano, pero leía que había sido electo dos veces por el voto popular y que había sido sacado del poder por las armas.
Y se me ocurrió hacer esa simple pregunta a la profesora. ¿por qué le dice el tirano si fue electo dos veces por el voto popular y lo echaron? Y la respuesta fue: esa persona no se puede nombrar.
–El innombrable.
-(Sonrisa). Sí, y ahí nació como una rebeldía, en esa época la rebeldía política era un símbolo de la juventud.
Y así fui bebiendo un poco el peronismo y viviendo esa situación de secuestros, muertes, después el regreso de Perón que fue como si viniera Jesucristo a poner orden.
Yo tenía 17 años y era como si viniera Jesús a repartir el pan, eso sentí. Pensé que iba a reinar la armonía y lamentablemente no fue así.
Después me retiré porque no estaba a favor de Isabel y le achaco a (Italo) Luder no haberle hecho un juicio político.
Pero quedé con el bicho de la justicia social, la independencia económica, la soberanía política. Eso no se va más.
–¿Y la decisión de estudiar abogacía la tuvo desde chico?
-La abogacía es lo que más representaba la lucha que yo quería. Me acuerdo que cuando llegué a la Universidad había afiches por todos lados, tipos que se paraban y hablaban y la decisión de estudiar esa carrera va acompasada con la vocación que tenía por la justicia, por el ideario que nos marcaba y ese ideario de fondo está siempre presente.
Mirá, cuando yo llegaba de la escuela primaria, José Ingenieros, lo primero que hacía era leer el diario, leía fútbol y luego política. Me acuerdo de haber leído con tristeza el derrocamiento de Illia, tenía vocación por la política.
–¿Y en su entorno, en la infancia, se hablaba de esos temas?
-En ese momento mis padres se habían separado y nos fuimos a vivir a la casa de mi abuelo materno. Y era gente de campo, muy conservadora, pero jamás me dijeron nada.
–¿Cómo se definiría de niño?
-Era muy inquieto y a veces muy melancólico. Tenía esas dos facetas extremas. Era como todos los chicos, jugábamos al fútbol en las vías, no en el Mar Rojo, nosotros íbamos donde ahora es el Bomarraca.
No había computación, para jugar existía la imaginación, a veces ni pelota teníamos, entonces armábamos una de trapo y jugábamos todo el día con eso. Teníamos una gran imaginación, era una vida más linda. Villa María fue siempre una ciudad muy hermosa, por eso hay cuidarla, mantener esa parte de pueblo para que nunca nos la quiten.
–Cuando empezamos a hablar, en la previa de la nota, usted me dijo que tenía nostalgia de esa Villa María solidaria.
-Sí, recuerdo esas tardecitas con toda la gente sentada en la vereda. La veo a mi abuela sentada en la vereda con mi abuelo, y en la casa del lado estaba doña Pocha, y más allá doña Pina que era la señora de Irastorza y más allá la señora de Grisoni sentada en la vereda. Y hablaban, si alguien tenía un problema se iba a la casa, todas las personas que pasaban saludaban. Era otra Villa María, nos conocíamos todos, creo que el espíritu de pueblo marca la confraternidad.
En las grandes urbes, el anonimato mata, asesina, es la soledad en la multitud.
Y en Villa María hay que conservar eso, una palabra, un gesto en un mal momento reconforta.
–¿En qué momento la vio a Villa María transitar por el camino de los cambios?
-El proceso de Villa María casi te diría que fue un sueño. Y en las últimas décadas se ha generado un cambio muy importante, la universidad es uno de los hitos más importantes, la construcción trajo mucha gente, pero creo que se conserva todavía la solidaridad. Vamos a los barrios y vemos mucha gente solidaria, la gente de los comedores, los de las Estrellas Amarillas, gente anónima que trabaja, se preocupa, hay muchos.
Y tenemos que nutrir esas cuestiones.
–Siendo una ciudad tan pujante como se ve, las desigualdades siguen, principalmente entre los cuatro bulevares y la periferia ¿por qué no se pueden solucionar?
-Las desigualdades no son las mismas que estaban planteadas hace quince años. Los barrios han tenido un desarrollo muy importante, pavimento, luz, agua, cloacas, gas, han accedido a derechos básicos, mejoras con planes de viviendas, el problema principal está planteado en los ingresos diarios.
Hay una transferencia de recursos de los sectores más humildes a los de mayor capacidad y en la medida que esa transferencia siga como va hoy la vamos a pasar cada vez peor.
Hemos hecho esfuerzos en ese sentido, el Parque Industrial fue para generar trabajo pero si las condiciones siguen así ¿qué vamos a fabricar?
La ciudad tiene todo, educación, salud con un hospital de primer nivel, tenemos Parque Industrial, turismo, un festival, pero la base la da la economía nacional y si eso no está acorde con el desarrollo que uno pretende es muy difícil. El municipio puede ayudar, pero no soluciona si no están dadas las condiciones de la economía nacional.
–Nos remontemos a 1983, el retorno de la democracia, ¿qué recuerdos tiene de esa etapa que marcó el inicio de su militancia activa?
-(Pausa) El 83 significó una lección entre lo que algunos sectores pensaban y lo que el pueblo quería. Alfonsín supo entender y capitalizar los deseos del pueblo. Un político muy hábil y el peronismo terminó inmerso en el debate que no concluyó en 1975 y 1976.
Ese debate nunca se terminó, porque la dictadura lo acalló. No sólo desapareció 30 mil personas, el hecho más grave del país, además no nos dejó discutir, no nos dejó pensar, es más nos hizo quemar los libros.
Clausuró cualquier debate posible, no podías hablar con nadie porque no sabías con quien estabas hablando.
Y el peronismo no tuvo debate y quedaron los sectores más derechizados, el pueblo castigó situaciones gravísimas como quemar un cajón en plena campaña.
Y creo que Alfonsín tiene mucho que ver con la semilla que hoy tenemos en la democracia. Porque si bien fracasó en el tema económico hay que ver cómo se comportaron los grandes capitales.
Alfonsín fue el que abrió el juicio a las Juntas, fue un hecho inédito, y después lo empezaron a jaquear económicamente pero hay que rescatar su nobleza, su entereza.
Luego el peronismo gana con su libreto de la revolución productiva, producir, generar empleo, todo al revés de lo que estamos haciendo ahora.
Después murió el primer ministro muy pronto, Menem logró estabilizar la economía pero optó por gobernar y que no le pasara lo que le pasó a Alfonsín. Y pasó lo que pasó, pero en ese momento ¿quién no estuvo con Menem?
–En 1999, usted estaba trabajando con de la Sota.
-Sí. En 1999 integré los equipos técnicos en la comisión de Justicia, de donde salió el primer ministro de Justicia. Los integré por el sur de la provincia y fue una experiencia muy linda, en ese tiempo se discutía la designación de los jueces que los nombraba el Ejecutivo y nosotros veníamos con la idea del Consejo de la Magistratura, un órgano que de la Sota creó y yo estuve entre sus primeros consejeros.
Fue una experiencia muy linda. De la Sota es un peronista que entusiasma, ya había participado en la lista verde con él y recuerdo que una de las veces que perdió las elecciones a gobernador, me llama por teléfono Carbonetti y me dice que estaban viniendo para Villa María a comer un asado en la cooperativa médica.
Eramos nueve, y fue un almuerzo tan lindo porque De la Sota dijo cosas muy buenas, cosas que uno piensa. Me gusta mucho la gente que hace buenos discursos, por ejemplo me encanta escucharlo a Horacio Cabezas.
Y lamento mucho cuando las circunstancias políticas nos separaron de De la Sota, y de algunos compañeros, por eso me alegra que estemos trabajando en una unidad real.
–Pasemos al tema de la Justicia, ¿qué opinión tiene de su actuación?
-Hay varias justicias. Primero la justicia es un valor. No hay que confundirla con el Poder Judicial. El valor justicia en la sociedad es muy importante, darle a cada uno lo que le corresponde es muy importante.
El que más tiene ayudar al que menos tiene es muy importante, estamos hablando de la vida diaria.
Ahora, hablar del Poder Judicial es hablar del poder que trata de administrar justicia y como todo organismo formado por hombres tiene sus virtudes y defectos. Creo que tenemos en la ciudad un poder relativamente bueno. Esa es una justicia.
Pero hay otra parte del Poder Judicial que se dedica a hacer política. Por ejemplo, vos agarrás la causa del dólar futuro, está imputada la expresidenta, el dólar futuro eran dólares que ibas a comprar a los seis meses. ¿La expresidenta era la autoridad determinada para ese acto? No, porque el Banco Central es autónomo.
Pueden decir lo que quieran. Pero el responsable es el presidente del Banco Central.
¿Y qué hizo esta mujer para que la imputen, compró dólares? No compró nada, no compraron nada sus hijos, sus ministros no compraron.
Todos los del Gobierno actual que fijaron el precio fueron los que compraron.
No hablo de la causa de Los Sauces, no la conozco, pero lo del dólar futuro está claro.
Y eso me parece que envilece el Poder Judicial porque la política no es judiciable salvo que se cometa delito. Los hechos políticos no son judiciables, te pueden hacer un juicio político o la sociedad no te vuelve a votar si has cometido errores.
Ahora si vos agarrás un bolso metés nueve millones de dólares y los llevás a un convento eso sí, está clarito como el agua.
–Retomando la charla partidaria, ¿en qué estado de situación está hoy el peronismo local?
-Estamos trabajando, el peronismo local es fuerte, nosotros venimos de una ciudad muy radical, la ciudad de Sabattini, de muchos pensadores de fuste, más allá de Pizzorno que es necesario elevarlo por su honradez, y el peronismo se ha ganado un lugar en la gente.
Hemos tenido compañeros que cuando se planteó el conflicto del campo quedaron de otro lado, pero siempre hemos tenido un trato respetuoso, por lo menos de mi parte.
Creo que siempre tuvimos esa voluntad de acercarnos, es lo que se está dando ahora. Venimos de un liderazgo muy fuerte de Eduardo Accastello, transformador de la ciudad, y ahora se produce el cambio generacional.
Y creo que tuvimos un cambio generacional altamente positivo, que nos ha dado una bocanada de aire, Martín ejerce un liderazgo de otra manera, menos ortodoxo, mucho más horizontal y lo hemos ido entendiendo a través del tiempo.
Creo que Martín es la reserva, es el diamante que tiene el peronismo provincial. Un hombre que no solo tiene valores humanos esenciales sino que tiene una capacidad política y de gestión que lo va a llevar a lugares muy importantes.
Estoy muy satisfecho de haber sido parte de este proceso que algún día, uno se debería sentar a escribirlo cuando el tiempo de esa mirada mansa, esa mirada de lejanía para poder escribir con más temple.
Me parece fantástico lo que le pasa al peronismo en la ciudad, nos estamos dando el debate y estamos generando un nuevo líder que nos va a llevar a lugares muy importantes.
–Vayamos al peronismo provincial.
-El peronismo provincial está claro que estamos frente a dos dirigentes de mucho fuste: De la Sota y Schiaretti que ha demostrado poder navegar en una tormenta atroz como es la situación del país y que ha tenido la inteligencia y la grandeza de convocarnos a todos.
Nosotros estuvimos en contra de Schiaretti y sin embargo con generosidad mayúscula nos ha convocado, ese hecho define lo que es la grandeza de un dirigente.
Los años, la templanza, la generosidad le da a él la posibilidad de juntar a todos.
–Nos metemos en la parte más complicada tal vez, el PJ nacional.
-Sí, a nivel nacional lo veo muy complicado al panorama. El peronismo está muy centralizado, ha perdido la federalización del partido. El peronismo nacional se ha centrado en la capital y se maneja por los olores, humores y colores que se manejan en ese sector, sobre todo en la provincia de Buenos Aires.
Y hay una escasa participación del peronismo del interior, y los actores que se mencionan apuntan a esos lugares, fíjate Cristina que es de Santa Cruz se la menciona para la provincia de Buenos Aires.
Es una cosa de locos, y no pasa solo en el peronismo, Vidal pasó de ser vice jefa de la ciudad a gobernadora de la provincia. Prácticamente, gobernó dos estados a la vez.
Creo que el peronismo tiene grandes dirigentes y hay que resolver las discusiones internas. Posiblemente no se resuelva en esta elección pero sí dentro de dos años.
El peronismo nacional tiene mucha gente, es difícil sentarlos a todos, conjugar, pero creo que las PASO van a dar una idea de perfiles y el decantar de los años, esto de haber perdido la provincia de Buenos Aires es un mea culpa que se debe dar, porque eso de achacarle a Córdoba la derrota es una barbaridad.
Creo que al peronismo le sobran cuadros, no tiene que salir a buscar gerentes de una multinacional para ocupar cargos.
–Ese antiperonismo surgido hace setenta años y que sigue muy latente hoy ¿a que lo atribuye?
-Cuando el peronismo más se acerca a sus banderas más genera la reacción antiperonista. Cuanto más cerca estamos de la justicia social, cuanto más cerca estamos de la independencia económica, cuanto más cerca estamos de los que más necesitan, de la soberanía política, más antiperonistas.
Porque la sociedad es un conjunto de intereses individuales. El que inventó la palabra grieta no descubrió la pólvora, no descubrió nada.
Las diferencias de la sociedad viene de los siglos y de los siglos amén. Y la diferencia del peronismo con las demás fuerzas está muy clara. El acercamiento del peronismo a sus banderas históricas lo hace impopular en las clases altas y las clases altas manejan los hilos.
Y de ahí viene el ataque, cuando el capital se ve amenazado por estas banderas es cuando más chilla.
Y hay que aclarar que el peronismo no está en contra del capital, es una fuerza que piensa en el capital con una función social, profundamente cristiano, el peronismo fue elogiado cuando arrió algunas banderas en la época de Menem.
Cuando uno gobierna administra intereses y evidentemente en una Nación hay intereses impuestos, nosotros en el peronismo establecimos un valor de referencia: cincuenta para el capital y cincuenta para el trabajo.
Creo en el capital de la pequeña y mediana empresa, creo en ese capitalismo que es el gran motor. Cuando la cosa se vuelve impersonal empieza una lucha que no tiene rostro. El peronismo incomoda a los grandes capitales.
–¿De acuerdo a su criterio, es complicada la situación de Eduardo Accastello?
-Accastello ha sido un gran transformador, y un gran realizador de la obra pública. La obra pública no llueve como el agua, hay que gestionarla, todos los trámites, seguirla, realizarla, finalizarla, todo un proceso que requiere de una profunda vocación y él la tuvo.
Cuando hay tanta obra pública y hay oposición puede ocurrir que haya hechos que se miren como supuestos delitos. Pero eso lo tiene la justicia, y cuando se expida sabremos lo que pasó.
A mí me duele toda esta situación de Eduardo porque hizo mucho, y lo mejor es que todo se solucione y se aclare lo antes posible.
–¿Sueña con ser intendente?
-No, no es lo mío. Los tiempos han pasado, y esta altura de mi vida no tengo ninguna aspiración de ser intendente.
–¿Qué le gustaría?
-Me gustaría que Martín fuera algún día gobernador y acompañarlo.
Opiniones
Mauricio Macri
No estoy de acuerdo con la política económica ni con las que lleva adelante en general. Respeto su investidura y creo debemos confrontar ideas dentro del marco de la democracia. No estoy de acuerdo con el rumbo político, a mi criterio el rumbo está desacertado y espero equivocarme.
Juan Schiaretti
Lo veo como el gran padre peronista de la provincia que llama a todos sus hijos y les dice que la situación está muy difícil y entre todos hay que llevar la provincia adelante. Eso demuestra su hombría de bien, su condición de gran gobernante y creo que está haciendo todos los esfuerzos para que a la provincia le vaya bien, a pesar de algunos sapos.
Martín Gill
Es el recambio generacional, es lo mejor que le puede pasar a los peronistas y lo mejor que le puede pasar a la ciudad. Va a ser un gran intendente, dentro de las carencias que debemos sufrir por esta política nacional, es una persona absolutamente honesta y creo que la política le tiene reservado lugares muy importantes.
Me gusta
Disfrutar de los nietos. Ir al club (va al Sarmiento), las reuniones de familia.
Me encanta
La política
Me divierte
Las cosas de mis nietos, los chistes de los amigos.
Me entristece
Ver mal a la gente humilde, a los trabajadores
Me enoja
La injusticia