Fue artífice de los Festivales de Acordeón, creador del Cuarteto Popular y fundador de la Agrupación de Acordeonistas Villamarienses. Como última voluntad quiso que sus restos sean esparcidos en la explanada al monumento a San Martín, donde comenzaron los eventos de acordeonistas
El legendario y reconocido acordeonista villamariense Delfo Oscar Lucarelli falleció ayer a la edad de 79 años tras una serie de recaídas y complicaciones de salud en el Sanatorio Cruz Azul.
El maestro y cultor del instrumento armónico de viento ligado a las inmigraciones europeas fue el gran artífice de los Festivales de Acordeón en nuestra ciudad que se llevaron a cabo (hasta la reciente edición) en la explanada al monumento a Libertador General San Martín, conformó la Agrupación de Acordeonistas Villamarienses y fue líder del Cuarteto Popular.
En los últimos años lo acompañaba en sus presentaciones Josecito Berardi, el “príncipe del acordeón”, considerado su discípulo dilecto.
Josecito Berardi: “Era un segundo padre para mí”
En diálogo con EL DIARIO, Berardi subrayó: Era un segundo padre para mí. Es cierto que la noticia no nos toma totalmente de sorpresa porque venía complicado pero nos pega fuerte igual. Imaginate que tengo 34 años y hace más de 27 que estaba junto a él».
«El sábado, que estaba descompuesto, alcanzó a pedirnos algunas cosas porque teníamos que hacer dos actuaciones ese día. ‘Pase lo que pase cumplime todas las presentaciones’, me dijo. ‘Que el Cuarteto (Popular) vaya a alegrar la gente a donde tenga que ir y que los acordeonistas vayan a hacer los shows que tengan que hacer (de hecho el grupo bailable actuó esa noche en el Salón de Ruiz y los acordeonistas participaron del Festival del Adulto Mayor). Esto tiene vida propia y no tiene que depender lo que me pase a mí’. A su pareja le llegó a decir cuál era su voluntad, que sus restos sean cremados y que sus cenizas se esparzan en la explanada al monumento San Martín donde nació todo lo que respecta a los Festivales del Acordeón».
«El ambiente de la música está totalmente de duelo».
Daniel Mercado: “Hablar de música es hablar de Lucarelli”
El pasado 29 de enero, Lucarelli festejaba su cumpleaños Nº 79. Por tal motivo, Daniel Mercado, el locutor del Cuarteto Popular, le dedicaba estas palabras en su Facebook: «Hoy cumple 79 años el gran maestro. Hay veces que las palabras sólo son las palabras, y hay otras veces que, montadas en una melodía, se abren y esparcen su perfume, su gracia o su drama; su sentido, aún más profundo de lo que quieren o saben decir (…) Y hablar de música es hablar de don Oscar Lucarelli porque hace 65 años que toca el acordeón. Nacido en San Antonio de Litín».
«A los 16 años integró Los Tres Acordeones. Luego fue primer acordeón de Heraldo Bosio. En 1965 creó Pura Potencia Bailable. Años más tarde surgiría una nueva iniciativa que transcurriría desde el 77 al 88: Serpentina, grupo con el que salió a recorrer las pistas del país y países limítrofes junto a Aldo Kustin».
«En 2001 volvió a Villa María y por espacio de dos temporadas se dedicó a enseñar acordeón y órgano. En 2003 creó el Cuarteto Popular, integrando a su alumno más destacado: Josecito Berardi. Simultáneamente, inició la Agrupación de Acordeonistas de Villa María, un grupo con 14 integrantes que en su repertorio incluye canciones que te llevan de paseo por el recuerdo y la nostalgia».
«Don Oscar, socio de SADAIC desde 1962 y con unos 350 temas registrados, demuestra constantemente entusiasmo, esfuerzo y ganas de superación permanente con la academia, la Agrupación y el Cuarteto Popular”.
Carina Bonoris: “En sus manos se entonan las más hermosas melodías”
Previo a la última edición del Festival del Acordeón (que se iba a realizar a principios de enero en el Parque de la Vida pero se postergó por mal tiempo al sábado pasado, en el marco del Festival del Adulto Mayor), la animadora local Carina Bonoris le había dedicado una semblanza especial al músico.
«En las expertas manos del maestro Oscar Lucarelli, se entonan las más hermosas melodías, tonos sublimes que transmiten tristezas y muchas veces alegrías. Embriagándonos con sentimiento, los acordeonistas llegados a la Villa desde todo el país, estrujen con pasión su instrumento y con cada sonido producido, lo desahoga. La pena que lleva por dentro lo asfixia, lo ahoga, Y la mejor forma que tiene para sanar sus heridas Es recitando a gritos melodías que lo enamoran».