Escribe: Víctor Hugo Alvez
ESPECIAL PARA EL DIARIO
Desde hace décadas se viene hablando de la infelicidad o de “qué es la felicidad”. Al parecer, llegado el siglo XXI buscamos una fórmula insustituible que nos guíe, que nos dé certeza ante un panorama de incertidumbre a nivel global.
“La felicidad es un trípode: tener un trabajo, los afectos cercanos equilibrados y tener un hobby”. De esta forma, Jorge Bucay se explayaba sobre el tema en una de sus visitas a la ciudad.
La chilena Pilar Sordo se volvió a presentar, específicamente en Mundo Rojo, el pasado domingo por la tarde noche, horario donde más se suicida la gente, para realizar una charla sobre “El desafío de ser feliz”. La locuaz disertante compone un grupo de gurúes o pastores de alma, donde se suman nombres como Claudio María Domínguez, Bernardo Stamateas, el nombrado Bucay y Gabriel Rolón, entre los más conocidos por la región, sin olvidarnos de Paulo Coelho u Osho. Estos escritores-conferenciantes abordan un tema convocante como es encontrar el camino de la felicidad, y si a sus encuentros concurre mucho público con entradas que oscilan de los $250 a $450, quiere decir que los asistentes adolecen de felicidad y buscan un bálsamo, en este caso en las palabras de la psicóloga chilena. Tal vez aspiran a una luz en la oscuridad o simplemente un analgésico.
Si bien una voz en off al inicio opina como el mercado que la felicidad está en el tener y la obligación de estar permanentemente alegre, la coloquial disertante, con un formato de stand up, se encarga de orientarnos, con aseveraciones dadas por sus supuestas investigaciones de campo y plantea que el problema es entre el pensamiento optimista versus el pesimista, energías contrapuestas donde los ganadores son “los anticipatorios de desgracias”, gente con cara de culo (sic), de rostro enjuto y seño fruncido, ya que la risa para ellos están en la boca de los tontos.
De esta pura simplificación que le da certeza al público presente pasa a algo más conceptual cuando aborda el mandato religioso occidental con la carga judeo-cristiana de “la culpa”, en una religión donde todo es sufrimiento con poco de alegría.
De los nombrados disertantes todos son psicólogos que encontraron un nicho para relacionarse con gente, que -en síntesis- no es feliz. Con carismas diferentes, Stamateas habla de autoboicot y gente oxidada, Rolón es quien se apoya más en el psicoanálisis (pulsión de muerte, incesto, etcétera), dejando de lado a Claudio María Domínguez, que está con los pajaritos y las florcitas.
Pilar Sordo, una avezada y amena disertante, juega con la cotidianeidad. Si bien hablamos de los parlantes conocidos, existen otras disciplinas dentro de la autoayuda como la meditación, el yoga o el reiki, para replantearnos que una ciencia moderna como la psicología, no ha dado respuestas necesarias a la sociedad, o que en una cultura descafeinada, resulta más fácil adecuarnos a estas “certezas”.
Cabe preguntarnos, el largo recorrido de esta corriente new age ¿le ha traído algunas soluciones a las angustias de la gente? Ultimamente está teniendo mucha relevancia mediática el neurocirujano Facundo Manes con la investigación en la neurociencia cognitiva. ¿Destronará éste a los antes nombrados? No lo sabemos, pero de lo que sí tenemos certeza es que los asistentes el domingo a Mundo Rojo se retiraron muy felices.