Escribe Nancy Musa DE NUESTRA REDACCION
Nació en Santa Eufemia el 4 de mayo de 1953. Casado, cuatro hijos, cinco nietos. Es ingeniero agrónomo.Comenzó su militancia en las filas de la Juventud Radical. Por razones profesionales vivió un tiempo en Tucumán hasta que en 1981 se instaló en Chazón. Fue asesor del exlegislador, ya fallecido, Matías Iglesias. En 1987 asume una banca de concejal, cargo que ocupó durante dos mandatos. En 1995 asumió la Intendencia de Chazón y fue relecto en todos los comicios hasta la actualidad. Ocupó diversos cargos partidarios en la UCR, fue presidente del comité departamental y hoy es uno de los intendentes que avalan el espacio Cambiemos
Su vida es un sueño. Es un constructor de castillos en el aire, un hacedor, un dirigente que no ceja de imaginar proyectos y pelear por cambiar la historia de su pueblo. No tiene rivales, ha conquistado el sillón que ocupa en base a trabajo, servicio, diálogo, constante contacto con los vecinos.
Es el intendente que está en todos lados, en los cumpleaños, en los aniversarios, en los velorios. Ernesto Garbiglia tiene una gran facilidad para relacionarse, un sentido del humor exquisito y la simpleza que trae desde sus raíces. Con una visión amplia de la realidad, apuesta a la educación y anhela que se terminen de una vez las antinomias.
-¿Qué análisis hace de los resultados que arrojaron las PASO?
-Creo que la gente votó inteligentemente, votó con la esperanza de seguir un cambio, de no querer volver atrás, votó en Córdoba manifestando que hay un ciclo terminado del peronismo y creo que se va a repetir en las elecciones de octubre.
Va a ser un calco de lo que ocurrió en las primarias, dentro de Cambiemos va a trabajar el sector de Dante Rossi para que podamos consolidar ese espacio y soy un convencido de que estas elecciones van a ser un antes y un después de lo que va a venir en la provincia.
-¿Usted se siente cómodo dentro del espacio de Cambiemos?
-Absolutamente. Muchas veces uno entiende a los dirigentes que no han podido tener gestión, muchos opinan desde un punto de vista sin haber tenido gestión. Y cuando uno ha sido dirigente y le toca la gestión de gobierno, es completamente distinto porque uno lo ve desde otra perspectiva.
Lo ve en la atención de la gente, uno está de un lado del mostrador y la gente que opina que debemos buscar otro espacio no está del mismo lado del mostrador.
Yo me siento muy confiado en Cambiemos, apuesto a Cambiemos, tenemos lograr un país normal, no quiero Suiza ni Noruega, quiero que mis nietos vivan en un país dónde se pueda proyectar, invertir.
Acá parece que la inversión es comprar departamentos y no hacer una fábrica, entonces me parece que nosotros desde nuestro partido la UCR, tenemos que consolidarla, afianzarla, volver a enamorar a la gente, tenemos un espacio grandísimo para crecer y tenemos que hacerlo dentro de Cambiemos porque así lo hemos pactado en la convención (de Gualeguaychú).
Debemos ocupar los espacios, los espacios que no se ocupan lo ocupan los demás.
Confío en este espacio y creo que nos va a marcar una muy buena perspectiva para el año 2019.
-¿Piensa que el gran elector de estas primarias fue el presidente Mauricio Macri?
-Creo que sí. Me parece que él es el gran elector, pero a su vez hay que ayudarlo a ser más abierto y que las políticas que se puedan implementar abarquen a todo el mundo.
Si bien es el gran elector, los intendentes, los dirigentes de los pueblos hemos colaborado en gran medida. Sé que tiene buena imagen, pero también nosotros hemos golpeado puerta a puerta para que la imagen del presidente se mantenga en los rangos de la elección de 2015.
-La estructura que tuvo Cambiemos en Córdoba se la proporcionó el radicalismo, eso es evidente, ¿qué le pasó a un partido que durante dieciséis años gobernó Córdoba que no pudo tener su propio candidato al frente de la lista?
-Creo que en el radicalismo después de la derrota que tuvimos hace casi 20 años, desaparecieron los líderes. Se hizo un partido muy horizontal donde todos éramos líderes y antes había una pirámide donde se bajaban pensamientos, estructuras y eso desapareció.
Y al margen de eso el radicalismo empezó a pensar en los seis o siete legisladores que entraban y no tuvo vocación de poder.
Creo que en los últimos años hubo un cambio generacional, aunque algunos viejos seguimos acompañando, y ahora sí hay una vocación de poder.
Tampoco uno veía que podía ganar, De la Sota había hecho una elección espectacular vendiendo cosas como la reducción de los impuestos, nos quita la bandera del radicalismo y el radicalismo se queda con los legisladores.
Desaparecemos de contexto y los que éramos guardianes de la ética, de la democracia y de las cuestiones buenas de la política, desaparecemos.
Hoy hay mucha gente joven, y es gente que ve la política desde otro punto de vista. Porque no tenemos que esperar que la gente vaya al comité, hay que ir a golpearle la puerta y saber recibir las críticas. Hay que saber recibir los palos y a partir de ahí podemos construir políticas en esta alianza que puede ser positiva para todos.
-¿Qué liderazgos observa hoy en el plano provincial?
Yo estoy trabajando con Ramón Mestre, creo que a Ramón le tocó una situación difícil en la ciudad cuando asumió y hoy el que va a Córdoba ve que parece una ciudad en guerra por la cantidad de obras que se están haciendo.
Creo que va a cambiar Córdoba y tiene la juventud necesaria para ser el que encabece este cambio.
Hay otros liderazgos como Aguad, Mario Negri, que son los más visibles pero Ramón tiene el apoyo, nosotros somos ciento cincuenta y pico intendentes y presidentes comunales, estamos en un Foro trabajando muy bien y creo que puede ser el conductor de esta nueva etapa del partido.
-¿Por qué eligió el radicalismo?
-Yo veo que el radicalismo, a pesar de que ahora dicen que somos de derechos, somos de centro izquierda y uno lo enamora la honestidad. Y el radicalismo es una esencia, nosotros no hemos tenido uno que vendió YPF y otro que lo compró, no hemos tenido uno que vendió Aerolíneas y el otro lo compró.
Hemos tenido un partido con matices, usted ahora me puede decir que estamos a la derecha y sí, pero dentro de la alianza Cambiemos fijamos nuestras pautas.
Y creemos que vamos a ser partícipes de un cambio estructural espectacular en Argentina porque no podíamos seguir como veníamos.
Pero estoy en el radicalismo porque el que tiene vocación de servicio está en el radicalismo.
-¿Cuándo eligió entrar en la militancia activa?
-Yo estaba en Córdoba, me invitaron a unas de esas reuniones que se hacían en tiempos de proscripciones de los partidos políticos. Si bien Perón es una figura clave del peronismo, en esa época estaban Illia, Balbín, me pareció que el radicalismo era lo que me interpretaba a mí en lo que yo quería ser.
Y a eso lo he tratado de llevar en todas las acciones de mi vida, todas las mañanas me levanto y trato de cumplir con las reglas que estos viejos me marcaron.
-¿Su familia tenía predilecciones políticas?
-Sí, mi padre militó en el desarrollismo y después se fue al radicalismo, cuando se divide la UCR estaba más en la parte desarrollista de Frigerio. Mi padre fue perseguido por el peronismo en la década del 50, mis tíos radicales, vengo de una familia radical.
-Cuénteme de su infancia en Santa Eufemia…
La infancia de los pueblos, uno jugaba a las bolitas (se ríe), hoy vemos los chicos encerrados con la computadora, nosotros éramos de andar en bicicleta, en las calles de tierra, de la adolescencia con dos o tres bailes al año (risas).
Creo que la gente de los pueblos parte de una base de inocencia, sano espiritualmente, los de la ciudad son mucho más rápidos , más ventajeros (risas).
Jugábamos a las bolitas, a las figuritas, estudiaba, he sido un buen estudiante, participaba en deportes, jugaba al fútbol, el típico chico de los pueblos, luego me tocó irme a la ciudad, pero nunca abandoné esas raíces pueblerinas.
-¿Sus padres a qué se dedicaban?
-Mis padres tenían una casa de comercio muy importante en Santa Eufemia y tenían una sucursal en La Carlota, eran vendedores de tractores y tenían campo. Una familia de buen pasar.
-¿Así surge su idea de estudiar ingeniero agrónomo?
-Sí, tenía un tío que me pedía que me quedara en un campo que tenía la firma, yo siempre invertí en educación, me fui a estudiar agronomía y también tengo tres hijos profesionales universitarios y el cuarto que pronto lo va a ser también.
-¿Siempre quiso ser ingeniero agrónomo?
-Sí, siempre, en segundo o tercer año del Lasalle en Córdoba ya mi vida estaba relacionada al campo. El campo es tan lindo, no tiene horario, mi vida siempre estuvo relacionada con el campo, después la política me lleva a ser intendente.
-¿Viene de una familia de inmigrantes?
-Mis abuelos fueron inmigrantes, mi padre ya argentino. Mitad vasco y mitad piamontés…tengo las virtudes y los defectos de esas dos grandes ramas (risas), porfiado, uno cree en política que todo lo que hace está bien.
En la gestión, me acuerdo cuando empezamos con un amigo, con Robert Meistri lo primero que quisimos era pavimentar. Y recuerdo que cuando hicimos la encuesta lo quinto era pavimentar (risas), lo primero era la red de agua, pero uno muchas veces hace cosas para que la gente las vea y soy un convencido que el desarrollo del pueblo pasa por traer empresas, generar empleo, lo demás es mejorar la calidad de vida.
-Lo llevo nuevamente a su militancia política ¿cuándo viene a residir en Chazón?
-Vengo en 1981, desde Tucumán y empiezo a dar clases en un colegio técnico. Y ya milito ahí. Chazón es tan radical que la esencia es ser radical (sonríe). Ahí me relaciono con Marcelino Iglesias, era una persona que se levantaba haciendo política, todo lo que hacía era política. Un tipo que la política pasaba por la sangre, contagiaba a todo el mundo. Ahí comencé a militar, Chazón era de ir mucho al comité, una participación importante que hoy se fue diluyendo en todos los lugares, los partidos han dejado de tener esa esencia militante, de enrollarse la bandera, para tener algo más light.
Porque los medios de comunicación ganaron la pulseada y es más importante salir en la tele que ir a una marcha. Hemos dejado de ser solidarios, la mejora económica que han tenido algunos más y otros menos ha hecho que la gente perdiera la solidaridad.
-¿En la política se ha perdido la mística?
-La mayoría hoy vota para un lado, mañana para otro, antes lo primero que te pedían era afiliarse, y afiliábamos gente, pero ya no hay eso. Esa mística perdida de los partidos hace que a mucha gente le resbale, y no piensen que primero vienen por uno, después vienen por otros y después vienen por todos como ocurrió en los 70. Los partidos tienen que cambiar esta situación.
-¿Por qué se radicó en Chazón?
-Porque mi señora es de Chazón, había un señor que decía “si tu mujer te pide que te tires de un tejado ruega a Dios que sea bajo” (risas). Entonces me vine a vivir a Chazón, viví con mis suegros, trabajé en varias empresas y después a partir del 95 fui intendente.
Antes ser intendente era pintar los árboles, pintar los cordones. En cambio hoy es tanta la interrelación que hay que tenemos en diversas situaciones.
-Ernesto, ¿qué recuerdos tiene del triunfo de Alfonsín?
-Yo era militante y pensé en esta lógica del peronismo que el país es peronista y la gente votó con la esperanza de ser un país democrático. Tuvimos problemas económicos, Alfonsín tuvo problemas para enderezar el barco, pero fue algo apoteótico. Fue un renacer de la democracia, siempre con respeto a todos.
Y festejamos con autos, banderas, asados.
-Usted bien dijo fue el renacer de la democracia ¿qué imágenes le quedaron grabadas de la dictadura?
-Fue muy duro, estaba en Córdoba en la Facultad ya terminando, tengo la inmensa tristeza de tener un primo desaparecido, Alberto Garbiglia, éramos primos hermanos de la misma edad, muy amigos, fuimos al colegio juntos y tristemente desaparece, él era militante de una organización y desapareció.
Y todavía hoy uno trata de pensar dónde está, la familia lleva una cruz muy grande, tiene dos hermanas que realmente se jugaron la vida para tratar de esclarecer, pero nunca se supo.
El era estudiante de Medicina y fue uno de los desaparecidos de la dictadura. Eso me marcó y tengo un gran resentimiento con los militares de esa época.
-Hablando de desapariciones ¿qué opinión tiene sobre el caso Santiago Maldonado?
-Si realmente es como la familia lo plantea, cualquier desaparición es una catástrofe, como lo fue la de Julio López. Cualquier desaparición forzada me parece aberrante y si hay alguien que lo hizo que pague las consecuencias. No sé si está vivo o muerto, la familia está viviendo la incertidumbre de la desaparición y si fue Gendarmería tendrá que responder.
La cuestión es que no se use políticamente, en esta grieta que hace años nos pusieron, hoy se está usando políticamente. Hay que dejar actuar y cada uno tendrá su responsabilidad. Esto se tiene que resolver.
-¿No cree que el Gobierno reaccionó tarde frente al hecho?
-Creo que esperaron que la Justicie actuara o pensaron que iba a aparecer, no es para justificar pero éste es un Gobierno que cree en las instituciones y tiene que actuar la Justicia. Hay que acostumbrase a que las instituciones tienen que funcionar per se.
-Lo voy llevando por el túnel del tiempo, vamos y volvemos. ¿Usted en sus comienzos trabajó con Matías Iglesias?
-Sí, empiezo con Marcelino Iglesias, él nos agrupa y Matías en el 87 entra como legislador y nos lleva a Córdoba. El quería estar en la Comisión de Agricultura y yo como ingeniero agrónomo lo asesoraba a Matías y a algunos legisladores justicialistas también.
A ver, eso es lo que se ha perdido, primero estoy en contra de tener una sola cámara porque hemos perdido participación los departamentos, creo que tiene que haber diputados y senadores.
En esa época lo que se pactaba se cumplía. Valía la palabra.
Había una cámara tanto de Diputados como de Senadores de lujo. La gente laburaba en los proyectos, hoy la unicameral lo diluye, hay una mayoría absoluta donde es difícil cambiar una ley.
En esa época estaba Parola, Caronni, Zanotti.
Carlos Zanotti me dio dos consejos: “Nunca faltes adonde te inviten y nunca te vayas antes”.
Siempre los he cumplido.
-Hablemos de cuando lo eligen candidato a intendente.
-Chazón siempre fue radical, nunca ganó el peronismo. Estaba Rogelio Tavecho, se enfermó en el último período de Gobierno, yo ya había hecho una interna con él y la perdimos, y después naturalmente quedé como candidato.
Rogelio lamentablemente se enferma y deja la actividad política. Bueno, gané la elección en el 95, y era el gran desafío de querer cambiar el pueblo.
Y estuve cuatro años pintando las plantas, era tal la escasez de dinero que las pintábamos un mes y las despintábamos al otro mes (risas). Una obra de Gobierno espectacular y como yo era ingeniero agrónomo nadie me puteaba porque pintaba las plantas (se ríe).
Ramón Mestre (padre) me trató muy bien, yo le había agarrado el tiempo, yo no tengo pereza en viajar, creo que la gestión es eso, tener la Municipalidad organizada económicamente y salir a gestionar.
-Era bravo el gobernador Mestre…
-Muy bravo (se ríe). Yo le había agarrado el tiempo a Mestre, entonces había que pedirle algo incumplible y después pedirle plata (risas).
Entonces yo iba y le decía que quería un nuevo edificio del Banco Córdoba, “qué, estás loco”, me gritaba “cómo te voy hacer un edificio, no ves que estamos arreglando las cuentas”, qué más te hace falta: veinte mil pesos le decía.
“Dale plata a Ernesto”, le decía a su secretario (risas). Otro día le pedí un aeropuerto y me retaba (risas). Yo iba a las 9 de la mañana a la Casa de Gobierno y eran las 8 de la noche y estaba ahí y me atendía.
Creo que los que más plata le sacamos en esa época fuimos Braulio Zanotti y yo (se ríe).
Mestre me enseñó a cuidar el dinero, a ser muy cauto, a no poner personal porque sí y fue un tipo extraordinario.
Se peleó con todo el mundo y hoy todo el mundo lo reconoce, parece que hay que morirse para que te reconozcan (sonríe).
Pero, marcó una época y con un liderazgo distinto. Angeloz era todo política, Mestre era todo economía.
-¿Qué sueños tenía cuando llegó a la Intendencia?
-Uno sueña con cambiar el pueblo, hoy todavía con mis 64 años sueño hacer esos techos que tienen los estadios en Europa, entonces en invierno cerrarlos, en verano abrirlos (risas) y bueno vos me podés decir por qué no hace viviendas, estoy haciendo viviendas con plata de la Muni, pero hay que soñar.
Días pasados me invitó la Universidad a dar una charla de desarrollo local, y le decía a los chicos “levante la mano el que sueña todas las noches”. Porque si no sueñan a los 20 años en querer cambiar.
Vamos muy mal todos los pueblos, es más tengo un proyecto de aguas termales que nos puede cambiar, pero hoy estamos quedando los viejos. Los chicos se van a estudiar y vuelven muy poquitos. Se quedan en las ciudades y los pueblos nos vamos envejeciendo.
Y eso me desespera, me desespera no poder cambiar. Nosotros tenemos un parque industrial aprobado con todas las de la ley, me cuesta un perú para que vaya una empresa porque prefieren Villa María.
¿Quién crece en la provincia de Córdoba? Algunas ciudades y pueblos muy particulares nada más.
-¿Cómo se cambia esa situación, cuál es su visión?
-No sé, es muy difícil cambiar el pensamiento de darle valor agregado a lo que produce. Peleo porque mis nietos puedan quedarse en el pueblo y que tengan oportunidades. Por eso un día fuimos con mi señora a Federación y digo por qué no podemos hacer un parque termal en Chazón.
Entonces me puse con esta historia, hace tres años que vengo peleando con los molinos de viento, soy El Quijote y Sancho Panza todo junto por lo gordo (risas), tratando de conseguir el dinero para hacer el pozo y las aguas termales.
Pero soy un convencido de que lo vamos a lograr. Está avanzado, me dio una mano muy grande la Universidad de Villa María, estamos trabajando para buscar los fondos y llevarlo a cabo.
Y así podemos cambiar Chazón y la región porque es un proyecto regional.
Por eso a veces peleo para que Villa María haga un proyecto regional, Villa María es nuestra hermana mayor y tiene que ser generosa en brindarnos oportunidades a nosotros. La gente, los dirigentes tienen que pensar en mantener los pueblos vivos y grandes porque todos nos vamos a beneficiar.
-¿En este momento, en la Comunidad Regional nota una mayor solidaridad o sigue la hoguera de las vanidades?
-(Sonríe) Un poco y un poco. Hoy, la conduce Mauricio Pajón de Ausonia, o sea de un pueblo chico. Nosotros nos conformamos con muy poco. A ver, a mí me conviene hacer una torre, un edificio, meto todo el pueblo ahí y no gasto en luz ni en seguridad ni en nada (risas). Claro, pongo un portero y no hay gastos ni para cortar el pasto (risas).
Una de las torres de Córdoba es para 1.400 personas (risas).
Pero esa no es la realidad, yo creo que en la comunidad regional nos han dado contenido, Unión por Córdoba ha entendido que los intendentes del radicalismo, de Cambiemos en este caso, somos parte, y le damos institucionalidad.
Nosotros participamos mucho y tratamos de dar una mano a Unión por Córdoba porque todos somos intendentes y hablamos de los perros, de las motos, del uso del casco, de la basura.
Tenemos un problema gravísimo con el tema de la basura y no hemos logrado juntarnos para hacer un proyecto de vertedero.
-Usted hace 22 años que está en la Intendencia ¿los problemas han cambiado?
-No, siguen los mismos, las magnitudes cambian. Hoy es acuciante el problema de viviendas, hace mucho que la provincia no hace viviendas y hay una política de descentralización donde cuidamos los edificios escolares, ahora el de la Policía, la salud está a cargo nuestro, como que van cambiando las magnitudes.
Tenemos que hacer viviendas, pero cómo si cada una cuesta unos seiscientos mil pesos.
Y los chicos se vienen a las ciudades porque ahí está todo, los bancos, las universidades, el aeropuerto, entonces para qué me voy a quedar en el pueblo. Se vienen a Villa María y en cuarenta minutos están en Chazón.
Pero bueno, todavía nosotros dejamos la bici afuera, el auto abierto que en la ciudad no se puede hacer.
-Si tuviera que hacer un balance de los primeros sueños hasta hoy, ¿qué pudo concretar?
-Al margen de las obras, me parece que lo más importante que logramos en Chazón es no tener una diferencia de clases, que la gente se sienta discriminada.
La gente con menos poder adquisitivo se sienta en la mesa del intendente en el bar, y participa de muchas decisiones municipales. Soy una persona común y trato de que la gente más humilde esté a mi lado. Hay que jugar a las bochas, el intendente juega a las bochas.
Creo que el mejor logro es que todos se sientan contenidos, eso me parece que desde el punto de vista social es uno de los grandes logros.
-Los sueños actuales, el parque termal en primer término ¿es una inversión muy significativa?
-Sí, muy grande. Nosotros tenemos un polideportivo muy lindo, hemos resuelto hacer otro y ese dejarlo para el parque termal.
Son cinco hectáreas que están enclavadas dentro del pueblo y tiene gas, luz, tanto la provincia como la Nación nos pedían que tengamos la escritura. Hemos avanzado en estos días en ese aspecto, lo hablamos con el gobernador y nos pidió que fuera regional. Creo que nos puede cambiar la vida no solo al pueblo sino de toda la región.
-Siempre tuvo buena relación con todos los gobernadores.
-Siempre he tenido muy buena relación con todos los gobernadores, con todos los intendentes de Villa María, hemos tratado de aportar y de que nos aporten ideas.
Con todos los gobernantes he tenido una relación excelente y he tratado de ser de palabra y confiable.
He sido una persona en quien se podía confiar.
-¿Lo sorprendió cuando saltó el tema de los sobreprecios en el Eninder?
-No, porque siempre, no sólo en Villa María, las obras del kirchnerismo estuvieron plasmadas en la fina raya de si es una malversación o no. Siempre se está ahí, en la problemática de no ser transparentes en los papeles.
En estas cuestiones hay que ser transparentes y parecer transparentes. Nosotros apostamos al Eninder en su momento porque creíamos que era una herramienta para que las ciudades grandes nos ayudaran a los pueblos chicos, eso después se tergiversó porque el 90% de las obras cayeron en Villa María.
Me parece fantástico el techo del Anfiteatro, la costanera, el pavimento, pero si hubiera tenido oportunidad de abrir las puertas de Buenos Aires yo hubiera pedido que me mandaran tres fabriquitas a mi pueblo y con eso hago el cordón cuneta.
A ver, Néstor Kirchner fue federal, lo considero un tipo que se preocupaba por los pueblos del interior, pero Cristina no fue igual.
-¿Si hay un sobreprecio quién es condenable?
-Para que haya coimas tiene que haber dos partes, alguien que la ofrece y alguien que la cobra.
-¿Alguna vez le ofrecieron una coima?
-No, no, en los pueblos chicos no hay ni qué robar (se ríe). Aparte no está en la idiosincrasia del intendente. Muchas veces hago yo las compras del municipio personalmente y pido descuentos y me los hacen (risas).
-¿Tienen tranquilidad en las cuentas, cierran?
Sí, siempre guardando algún pesito. Nosotros a partir de marzo ya empezamos a guardar para el aguinaldo, hace años que los empleados cobran el sueldo el último día del mes.
-Con la Nación tiene buena llegada supongo.
-Yo siempre digo que hay que ir una vez por semana a Córdoba y cada diez días a Buenos Aires. Muchas veces he ido a Buenos Aires nada más que a comer chorizo porque a pesar de que golpeaba algunas puertas, eran giratorias (risas), entraba y salía.
Pero siempre fui a pedir y ahora tenemos una expectativa muy grande con el Gobierno de la Nación con obras importantes para los pueblos.
Tienen un equipo espectacular, creo que se han cometido errores estúpidos, por ejemplo, en el tema de las pensiones graciables, pero hoy las expectativas son muy buenas. Tenemos una gran esperanza de que vayan saliendo, algunas ya están saliendo.
Pedimos viviendas, queremos terminar las cloacas, lo del parque termal. Trato de pedir lo justo y necesario, con Darío Capitani estamos trabajando en forma excelente.
-¿Va a ser intendente en forma eterna o tiene alguna otra aspiración?
-(Se ríe). Mirá, una vez un legislador me dijo “nunca dejés de ser intendente”.El intendente resuelve, bien o mal, el legislador depende del bloque, no ejercés el poder, sos uno más.
Yo soy intendente las 24 horas, escucho a la gente, la puerta de mi despacho está abierta para todos, a algunos les doy respuestas, para otros no las tengo, pero tengo la pasión de que la vida tiene que estar al servicio de la gente.
Voy a los velorios, soy abonado a los cumpleaños de quince, ahora estoy viejo y me invitan a los cincuenta años de casados (sonríe), para mi Chazón es una familia.
-¿Tiene pensado un sucesor?
-Hay un par de chicos, hay que pensar en las mujeres también. Pero hay que tener un proyecto.
Yo tengo el proyecto de hacerlo turístico. Y creo que lo más importante que nos ocurrió, además de lo que dije anteriormente, es que hoy a Chazón lo conocen en toda la provincia.
Es importante el reconocimiento, no al intendente, a un pueblo que quiere ser distinto. Peleo todos los días para que Chazón esté en la marquesina de los teatros, no sé si lo voy a lograr pero que estamos ahí, estamos ahí (risas).
-¿Cuál es su sueño aparte de Chazón turístico?
-Mi sueño es un país distinto, que se respeten los derechos y se cumpla con las obligaciones. Sueño con un país normal, con tolerancia.
Opiniones
Mauricio Macri
Me parece que aprendió mucho estando en la Ciudad de Buenos Aires, es pragmático, siempre ha tenido vocación de poder.
Lo veo comprometido en querer cambiar la idiosincrasia nuestra que es bastante difícil. Me gustaría vivir en un país normal y creo que Macri va a lograr cambiar esta antinomia que tenemos.
Juan Schiaretti
Me parece un gobernador muy importante, menos político que de la Sota, lo veo más economista por su vocación de contador, pero al margen de lo político, siempre nos ha recibido, y es una persona que te escucha y sabe lo que le hace falta a cada intendente.
Martín Gill
Es una persona muy inteligente, le da un tinte distinto a Villa María con un perfil diferente. Me parece que va a posicionar a Villa María, no solo porque está linda, sino por su desarrollo educativo. Me parece una persona para ir midiéndola en el futuro. Es un buen tipo.
Me gusta: Hacer los asados para la familia, sábado y domingo los hago.
Me encanta: Conocer Argentina.
Me divierte: Contar cuentos.
Me entristece: No poder cambiar la historia de los pueblos y que haya más oportunidades para los jóvenes.
Me enoja: No tener un país normal.