Escribe Federico Jelic ENVIADO ESPECIAL DE EL DIARIO
No sólo el clima tiene una temperatura infernal. De a poco, paso a paso, la efervescencia popular está creciendo, bajo los 30 grados que atacan junto a los rayos del sol, en una Santa Clara que ya se abrazó con todo a la Copa América Centenario.
Es cierto que la mayor parte de la población vibra más con los Golden State Warriors, a pocos kilómetros de aquí, y con el hockey sobre hielo (los Sharks son finalistas), no obstante, el “soccer” se está abriendo paso, por eso las inmediaciones del majestuoso Levi’s Stadium se inundaron de colores amarillos y blancos.
Es que la comunidad colombiana dijo presente para alentar a su región. Estados Unidos, el local, luce un poco inadvertido, sin tanta pasión, pero lo mismo agotó el aforo de los 75 mil lugares disponibles. Y no fue por el Super Bowl.
De Miami, California, Los Angeles, la invasión latina no da respiro, de hecho, el 40% de la población de este caluroso estado está conformado por inmigrantes. “Olé, olé, olé, olá, que mi Colombia va a ganar”, se escuchaba en los recovecos de las calles y en las gradas, con todos los atuendos que caracterizan a los fanáticos “cafeteros”, como el “Tigre” y el famoso Aguila, presente en cada torneo internacional donde participa Colombia.
Los norteamericanos son menos cálidos en ese sentido. Algunas banderas tímidas, pocos con rostros pintados, porque vale recordar que muchos de los presentes ni siquiera están noticiados de que hay un torneo FIFA y Conmebol por inaugurarse en sus tierras.
La Copa América Centenario es una nueva oportunidad para reconciliar un continente dividido por el escandaloso FIFA-Gate, y donde ruede una pelota la pasión nunca podrá ser ocultada. Como Omar, quien le dedicó una bandera a su novia, por haber faltado por tercera vez a su cumpleaños, ya que lamentablemente coincidió con desafíos oficiales de los muchachos de José Pekerman.
“Chévere” y “vaina” son las palabras repetidas hasta el hartazgo. Para un colombiano residente aquí, esas palabras con aroma a soncocho de pollo y arepa de huevo y queso son un bálsamo.
La dura vida de un inmigrante que vino a buscar la forma de sobrevivir con los trabajos indeseados por los locales puede al menos tener un recreo viendo a su país. Por más que el infausto candidato a presidente Donald Trump quiera construir un muro para no dejarlos pasar, tendrá que hacer mucho más si quiere callar las voces estruendosas de los latinos que quieren hacerse escuchar en la fiesta del máximo certamen sudamericano por excelencia. Por más que sea en otras latitudes, este torneo es nuestro.
Sin tanto lujo
Sencilla presentación, humilde y conmemorativa. Emulando los 100 años de la Conmebol, el acto inaugural tuvo actitud de confraternidad, sin tanto lujo ni ostentación, a pesar del palacio Levi’s Stadium, que parece más un shopping por dentro que un estadio para actividades deportivas. Mientras desfilaban banderas, cantos y demás representaciones nacionales, el artista Jason Derulo puso su impronta, junto a Banda Magic y J Balvin. Terminó antes de lo previsto y nadie se quedó con ganas de más. Completo. La Copa América Centenario quedó inaugurada, rememorando aquella piedra basal realizada en Argentina, con Uruguay campeón, y donde ahora el país del Norte quiere imponer su estilo. Pero como la fiesta de apertura fue más básica que lo esperado, que digamos, imaginando que buscarían impresionar a todos desde la organización, tras adoptar una fiesta ajena.