
Los gatos hacen reír todo el tiempo. Pero, ¿y ellos? Muchos creen que los gatos a veces sonríen; y los científicos dan un visto bueno. ¿Sabías que el parpadeo lento de un gato es una sonrisa felina amigable?
Escribe:
Eva San Martín*
Los gatos nos hacen reír todo el tiempo. Y la sonrisa que nos provocan estas estrellas del maullido es sincera, espontánea y honesta. Tú no pretendes reírte cuando tu amigo peludo se tumba panza arriba. Ni cuando te acompaña al baño y se cuela en tu ropa interior. Tampoco cuando sacude su trasero antes de lanzarse sobre su juguete. Simplemente ocurre: los gatos son sorprendentes, y muy divertidos.
Los gatos nos hacen reír. Pero, ¿y al revés? ¿Los gatos sonríen? ¿Pueden reírse los felinos? ¿Existe el sentido del humor gatuno?
Cheshire
La sonrisa del gato de Cheshire fue capaz de desmoronar a la Alicia del País de las Maravillas con sus sesudas reflexiones.
Pero también pone de relieve lo importante que es para los humanos conscientes que vivimos con gatos conocer las señales que nos permiten saber si nuestros mininos están felices o, por el contrario, tristes.
La pregunta es peliaguda: ¿existe la sonrisa felina? Y de existir, ¿podemos decir que es un signo de felicidad felina? “Los humanos adoramos ver fotos de gatos que parecen sonreír por el dibujo que forma su boca. Pero, al contrario de lo que ocurre con las personas, los gatos no han desarrollado expresiones faciales sofisticadas; al contrario, han evolucionado para no mostrar sus emociones con el fin de sobrevivir”, explica Nicky Trevorrow, experta en comportamiento felino de la asociación gatuna Cats Protection.
Aunque esta veterinaria no cree que exista una sonrisa felina semejante a la humana, aclara que podemos saber si un gato está feliz leyendo su lenguaje corporal. Las orejas hacia delante y hacia arriba son una buena señal. “Si además las pupilas del gato no están dilatadas y tienen una forma alargada como una ranura, tu gato probablemente está contento“, dice Trevorrow.
Y al contrario: un gato con las pupilas dilatadas a plena luz del día, cuando no necesita abrirlas para capturar la luz, es probable que sufra dolor, esté enfadado o preparado para huir.
¿Cuál es entonces el equivalente gatuno de la sonrisa? “Un suave parpadeo gatuno es el modo más evidente de saber que el minino quiere ser tu amigo”, dice la veterinaria.
Lo creemos
Nos gusta pensar que los gatos a veces sonríen. Y tal vez no estemos tan desencaminados. El ecólogo Marc Bekoff cree que los humanos somos mejores observadores de las emociones animales de lo que solemos creer. “Los científicos solo confirman con retraso lo que los amantes de los animales intuyen desde mucho antes por pura observación”, dice el autor de El Manifiesto Animal (2010) y La vida emocional de los animales (2008).
Según Nicholas Dodman, el veterinario detrás de Mascotas en el diván (Pets on the couch, Atria Books, 2016), muchos científicos han infravalorado el rango de emociones que pueden sentir los animales.
“Hoy hemos entendido que perros y gatos no solo son capaces de experimentar emociones primarias, como el miedo, la tristeza, el enfado o la felicidad; también son capaces de experimentar algunas emociones llamadas secundarias, como los celos y la vergüenza; y son incluso capaces de expresarlas”.
¿Y cree Dodman que los gatos sonríen? Al menos, no lo descarta. “Los gatos tienen la boca con forma de curva cóncava, por lo que es difícil identificar en ellos una sonrisa real: pero los gatos son emocionalmente sensibles, aprenden ¡y sin duda son muy afectivos!”, dice.
Ronroneo
Si crees que tu gato te sonríe, no eres el único. “Reconozco que me gusta pensar que los gatos sonríen. Algunos además tienen marcas en el hocico que crean un gesto muy similar a la sonrisa de los humanos, más aún combinado con la sonrisa de sus ojos”, admite el veterinario gatuno Skip Sullivan, autor del manual científico y práctico felino ¿Por qué los gatos no se quedan calvos? (Why do cats don’t go bald, Lyons Press, 2008).
Pero hay más señales gatunas que podemos interpretar como una sonrisa. Y, en este caso, más bien como una dulce carcajada: algunos científicos creen que ciertos ronroneos felinos pueden ser considerados una versión de la risa gatuna. “Si es cierto que hay ronroneos gatunos relacionados con el placer y la liberación de químicos placenteros al cerebro, es razonable pensar que estos ronroneos puedan ser una risa felina”, afirma el psiquiatra Jeffrey Burgdorf, que lleva años estudiando las señales de la felicidad en distintos animales.
Los gatos ronronean para comunicarse. Y el ronroneo (al igual que otras vocalizaciones de baja frecuencia en los animales), a menudo está asociado con interacciones sociales positivas: el cuidado de los cachorros, el acicalamiento entre gatos, los momentos relajantes y las interacciones amigables.
Ya lo sabes: la próxima vez que te acurruques con tu ronroneante bola de pelo en el sofá recuerda que puede estar riendo de puro placer felino.
* Escritora. Publica sus artículos en el sitio web “En el nombre del gato”