La contradicción
Con un desparpajo digno de mejores causas, cierta dirigencia de lo que queda de la Unión Cívica Radical grita a voz en cuello por la necesidad de imponer transparencia en el manejo de los asuntos públicos.
Todavía no es posible fijar con alguna certeza por dónde pasa la línea divisoria de los asuntos públicos de los privados, ante un gobierno que mezcla las bolitas de vidrio de las cachuzas de manera que no termine condenado por los chanchullos que instrumenta todos los días, exclusivamente a su favor y de sus aliados directos e indirectos, pero siempre en perjuicio de multitudes desamparadas ante la inflación, la pobreza, el desempleo.
El Gobierno, que nunca se traicionará a sí mismo, ni a sus beneficiarios, se aleja cada vez más de esa ilusión creada sobre el ciudadano desprevenido y aquel víctima de una manipulación tan feroz como despiadada.
Tampoco hay mientes para avanzar en las garantías democráticas mínimas que comenzaron a recuperarse en 1983 con el proceso político liderado por Raúl Alfonsín, y no solo por él.
Este simulacro de Armagedón, pero mediocre, se completa inicialmente con una persecución bizarra contra la oposición política, que es la que, a la postre, define por su existencia y por su acción, la presencia del sistema democrático.
Claro que no está solo, porque sus fines están alimentados por un sector empresario que no encuentra ningún límite a sus apetitos de ganancia rápida.
De lo contrario no podría entenderse la existencia de solo una industria exitosa: la bicicleta financiera.
Ni tampoco la represión constante, furiosa y militarizada contra toda expresión que levante la voz, reclamando con legitimidad por sus derechos en vías de extinción.
Ya no alcanza con agitar el latiguillo de que la culpa de todo la tiene el gobierno que cesó hace más de dos años. Ya no está alcanzando con la demonización que se abate sobre toda la dirigencia sindical, sin diferenciar entre probos y réprobos.
Para ello están necesitando la complicidad de ciertos jueces y la cobertura de medios, cuya independencia de opinión ya atravesó la frontera de lo creíble, obligando a preguntarse hasta cuándo la sociedad habrá de tolerar que el campo en que se desarrolla el poder sea todo orégano.
El Gobierno no solo tolera, sino alienta la concentración de medios y fines para barrer de la faz de la tierra y de la historia que alguna vez existió una nación libre y soberana, además de justa.
Esta letanía intenta ser neutralizada por mentes enanas y retrógradas que todavía están ancladas en el período previo a los años de la primera década infame.
Con este panorama, debemos ocuparnos con mayor énfasis en las expresiones de la traición de quienes arguyen que la política es esto, es especulación, es cálculo de ganancias atribuyendo las pérdidas a los sectores que no se sienten representados por este esquema que, por si hiciese falta remarcarlo, no fue, no es, ni será solución para los problemas de un país subdesarrollado.
Esta idea de agitar que solo la unidad permitirá desplazar a los actuales habitantes del poder, obliga a preguntarse acerca de qué unidad hablamos, entre quiénes, quiénes se someterían a la prueba ácida de la lealtad y la coherencia, artículos tan escasos en todo el arco político.
Claro que con un presidente que trabaja dos semanas y vacaciona cuatro, la tarea de identificar al enemigo de la Nación está bastante más facilitada, si es que estamos dispuestos a utilizar ese músculo tan inactivo por estos días: el cerebro, en lugar de la rosca.
Daniel Azcona
Cuatriciclos, otra vez
Por Lic. Axel Dell’ olio (*)
Cada verano que arranca, siempre la misma noticia. Esta vez debo ser honesto, ya en diciembre la muerte de un chico de 30 años, marplatense, sorprendió (casi siempre empieza la temporada de malas noticias en enero). Pero horas antes de terminar 2017, otro chico se suma a la estadística, esta vez 18 años, proveniente de Macachín en La Pampa y al momento de escribir esta nota su novia de 19 está internada, ¿qué les pasó?
Un cuatri, quad, ATV (all terrain vehicles), cuatriciclo, como quieran llamarlo, prefiero seguir diciendo que es un vehículo muy inestable, con un centro de gravedad que se sale de manera simple de entre sus cuatro ruedas y eso hace que sea muy factible que se dé vuelta o que vuelque de costado, y la verdad que no está bueno que de repente se te venga encima un vehículo de 400 kilos sobre el tórax, por ejemplo, algo que le pasó a un niño de 12 años. En este caso manejaba un cuatri de 800 centímetros cúbicos, para ponerte en tema, Marcos Patronelli, multicampeón del Dakar corre con uno de 700 cc.
¿Qué nos hace creer que en el verano somos de la noche a la mañana el mejor conductor de cuatris de la playa? ¿Podemos ser tan ignorantes y atrevidos, para ponernos en riesgo de un modo tan ingenuo?
El cuatri, ATV, quad o cuatriciclo no es un juguete, es un vehículo (agrícola), por eso NO tiene cédula verde, por eso NO tiene chapa patente, por eso NO tiene RTO o VTV, por eso… es que NO puede circular por la vía pública, ese espacio compartido en el que transitamos todos, es por una cuestión de seguridad, de respeto hacia el otro. Si vas a andar en cuatri, hacelo donde haya medidas de seguridad, como puede ser una ambulancia, como ocurre en un autódromo, por ejemplo, hacelo con el casco correspondiente como mínimo y con la licencia de conducir habilitante.
Cada vez que escribo una nota de este tenor, corro el riesgo que quede rápidamente desactualizada… pero lo cierto es que de seguro la podremos publicar desde hoy hasta marzo y salvo el nombre de pila o la edad de algún actor, las consecuencias van a ser las mismas hasta que definitivamente no maduremos como sociedad y le demos prioridad a lo que realmente importa… La vida.
(*) Licenciado en Prevención Vial y Transporte, director del programa Madres y niños seguros