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Los lectores también escriben

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Los lectores también escriben

Opiniones – Cartas – Debate

“No tengo un millón de amigos”

¿No es hora ya de alejarnos un poco  del fragor de las noticias y pensar por nosotros mismos? ¿No es hora de reflexionar, bucear en la memoria,  en los conocimientos adquiridos, en nuestras propias experiencias, como hizo Jamal, el protagonista de la película ¿Quién quiere ser millonario?

Ante el escándalo de Facebook, pareciera que sí. Para que no nos manejen como títeres ante coyunturas eleccionarias, por ejemplo. Para que no nos manejen como títeres cuando queremos comprar  lo que  necesitamos y desligarnos de lo superfluo. Para que no nos manejen como títeres al elegir lugares, ropas, comidas y objetos que completan los excedentes de producción de empresas que quieren  vender creando necesidades engañosas.

Los algorritmos de información se han apropiado del contenido de los medios de comunicación  y de las redes sociales. Marcan una agenda compulsiva pero sutil y caemos como pescaditos en la red del mundo que el verdadero Poder arma y desarma a su antojo.

No es la primera controversia que tiene el dueño de Facebook. En 2016, Espen Egil Hansen escribió una carta a Marc Zuckerberg por los criterios de selección de noticias que tenía y tiene la red.

En la misma,  el director del Aftenposten, de Noruega -el segundo diario del país-, cuestionaba la censura  por parte del dueño de la red de la foto de la niña vietnamita que corre desnuda huyendo del napalm.

Una de las más emblemáticas fotos de guerra tomada por el fotógrafo Nick Ut en 1972.

Para el dueño de Facebook la foto era una apología a la «pornografía infantil». ¡Vaya criterio de edición para una joya del «fotoperiodismo» que tuvo como objetivo mostrar la crueldad de la guerra!

No obstante, Zuckerberg deslinda responsabilidades porque considera que la red social es tan sólo una «plataforma técnica» donde cada cual escribe lo que quiere.

Los hechos demuestran que no es tan «amigable»  porque la «plataforma técnica» es la punta del iceberg de una maraña de intereses políticos, económicos, de persuasión y disuasión que no logramos aprehender en su magnitud.

 

Ana Gómez

DNI 10.857.210, Villa María

 

“Apellidos que no deben impedir que se haga justicia”

Estoy escribiendo a todos los medios del país y a la vez armando cadenas en las redes sociales y WhatsApp para que se difunda algo que me parece que se está ocultando en los grandes medios de comunicación de alcance nacional.

Porque habrán visto en las noticias recientes que se produjo un accidente en las islas del delta: un choque de lanchas. Fue en el río Carapachay, el viernes 23, alrededor de las 20.30.

Dos lanchas iban corriendo una «carrera», con la proa en dirección a Tigre, con sus tripulantes alcoholizados o quizá más.

En sentido contrario y por el mismo río, una familia se desplazaba en una embarcación menor, volviendo a casa. Los que les pasaron por arriba a esa familia -y no es una metáfora- parece que todos eran «hombres de ley», con perdón de la ley, el Derecho y la profesión de abogados.

Le pasaron por arriba y a toda máquina a un bote sencillo, de esos que usamos en el delta todos los que vivimos o hemos vivido allí. Todos estos  «buenos muchachos» están en libertad. Todos.

En cambio, Angel Sueta, su mujer María Elena y su hija Tamara, que iban con rumbo a casa en el arroyo Las Animas, no llegaron esa noche a su hogar.

Tamara ya no esta entre nosotros y su papá y su mamá están internados en el Hospital de Pacheco recuperándose del daño físico; de las otras lesiones, las que no sangran ni cicatrizan, no sé. Pero de todo corazón, espero que lo logren.

El domingo me permitieron ver unos minutos a Angel en el Hospital y me quebró y estoy todavía así. Lo que le pasa a él es inimaginable.

Quiero que este mensaje se repita y se escuche fuerte y claro: a la familia Sueta, la negligencia, la irresponsabilidad y la impunidad de muchos extraños de esa clase que andan en nuestras islas le alteraron el orden natural de la vida y de las cosas. Los padres no debemos enterrar a nuestros hijos.

Sé que entre ustedes hay almas nobles que rezan y oran y yo, que soy casi un indiferente en materia religiosa, les pido encarecidamente que lo hagan por esa familia que hoy está quebrada por el dolor de la pérdida y que, juntos, los que los conocemos y los que se enteran por los medios dignos acerca de cómo fue esta desgracia que tiene responsables, pongamos a estos tipos ante los Tribunales, con jueces y fiscales que alguna vez, ¡una sola vez al menos!, los trate como iguales a los demás frente a la ley y no como amigos, conocidos, «colegas o gente del palo», que «no se dieron cuenta” o que “cometieron un lamentable error «.

La familia Sueta, sus amigos y vecinos de las islas del delta queremos ver condenados por este hecho.

No queremos ver a los responsables de la muerte de Tamara Sueta en libertad caminando entre nosotros como iguales porque no son iguales a nosotros.

Cometieron un homicidio y están libres, en casa, seguramente moviendo relaciones con la «familia judicial» para atenuar los efectos de este gravísimo hecho.

¡No, señores! ¡No lo permitamos, ciudadanos de todo el país!

Acá necesitamos un juicio y una condena ejemplar, nada “en suspenso».

Por favor, les pedimos que publiquen esto, que reenvíen esto, que todo el mundo se entere, que llegue hasta el último rincón del territorio nacional para que no vuelva a pasar y que los responsables estén tras las rejas.

Les mando a todos un fuerte abrazo.

Gustavo Acosta
Tigre, provincia de Buenos Aires

 

Agradecimiento

Desde el dolor

“La familia de Vilma Lucía Boero de Yuon -su esposo Nilbio, sus hijos Eric Fabián e Ivanna Cecilia, sus nietos, su bisnieta y familiares todos-, agradecemos infinitamente por este medio la presencia personal y/o testimonial, el abrazo fraterno ante tanto dolor por su fallecimiento, compartido por los verdaderos amigos, la comunidad parroquial y barrial, su querida promoción 1959 del ISBR, por las distintas entidades, instituciones y/o asociaciones ligadas al quehacer de la familia entera.

¡Muchísimas gracias! Y que el brillo de su luz y la gracia de Dios siempre los acompañen.

Familia Yuón