Cartas – Opiniones – Debates
“Una mirada sobre mi ciudad”
“Una mirada sobre mi ciudad”: he vivido toda mi vida en Villa María. Soy hijo de ella.
Por eso es que quiero expresar una opinión, por haberla visto crecer y más que nunca en los años en que la democracia comenzó a ser una realidad.
Hace poco tiempo recibí la visita de una persona que cursó sus estudios superiores en la Escuela Normal “Víctor Mercante” y que incluso trabajó algunos años en ella y luego emigró hacia otra provincia.
En ocasión de haber vuelto a la Villa luego de muchos años, se vio sorprendida por lo que conocía de su paso por acá y lo que es hoy. Se entusiasmó, con todo lo que veía. Entabló conversaciones con ciudadanos comunes y percibió como que no valoraran en dónde estaban viviendo, sus adelantos, el desarrollo cultural, sobre todo, edilicio, educacional, de salud, etcétera.
Defiendo y quiero a mi ciudad y compartí todos sus comentarios y a la vez su extrañeza con el criterio de algunas de las personas con quienes conversó y repetía “¿Pero no se dan cuenta lo que tienen, lo que ha mejorado y avanzado a lo largo de por lo menos 20 o 30 años?”.
Ambos notamos que las personas no veían en profundidad el progreso de la ciudad, sino que hacían referencia, como de costumbre, a los gobernantes que nos habían tocado en suerte. La comparaba con su ciudad de origen, tan cercana y en una época casi igual a Villa María, que se había quedado en el tiempo.
A esta altura quiero dejar aclarado que mi intención no es en poner énfasis en quién ha sido y en qué época comenzó el avance de la ciudad, quiénes fueron y son sus gobernantes, sino lo que habían proyectado y concluido en esta bella ciudad. Lo que quiero significar es que hemos tenido, los ciudadanos de Villa María, la fortuna de que, quienes gobernaron, siguieron haciendo la misma política de progreso, siguieron con las mejoras que habían iniciado otros, y no destruyendo y cambiando sus acciones por otras. Actitudes positivas que debo destacar.
Indudablemente, hubo condiciones políticas, sociales o financieras, no interesa, que hicieron que la mentalidad de algunos consiguiera seguir adelante con las mejores de la ciudad.
Es muy difícil explicar lo que quiero expresar, pero lo estoy intentando objetivamente, pues la persona que me acompaña, ha notado, a su regreso, el cambio exponencial que ha experimentado la Villa; es decir, me atrevo “como en una fotografía comparar lo que era entonces y lo que es hoy”.
Como lo digo en algún momento, todos los gobiernos de la democracia han puesto su granito de arena para que la Villa se haya convertido en ciudad, pero indudablemente hay hitos que indican el porqué de su crecimiento y embellecimiento, en áreas de educación, de salud, de medio ambiente y cultura.
Ejemplos de ello, por mencionar algunos: la utilización del Palace Hotel, emblemático edificio de la ciudad, para convertirlo en la Municipalidad digna de la Villa; la construcción del nuevo Hospital Regional Pasteur, en lo que hoy es uno de los más modernos de la región; los espacios históricos convertidos en centros culturales, como la antigua casa del Dr. Antonio Sobral; la creación de todo el trayecto ocupado por el ferrocarril, entre calles San Juan y Entre Ríos, como la Plaza de la Vida, La Tecnoteca, la Medioteca Mariano Moreno, el Centro Cultural Leonardo Favio, el Subnivel, el Teatrino al aire libre y el espacio infantil, que permiten el esparcimiento y las manifestaciones culturales de todo tipo.
El crecimiento en la educación, siendo ya Villa María un centro importante en todos los niveles, desde preescolar hasta superior, con institutos de este último nivel muy prestigiosos y formadores de quienes han seguido dándole un empuje en todos los niveles, es notable. La creación de la Universidad Nacional de Villa María, con su ciudad universitaria y la existencia, además, de la Universidad Tecnológica Nacional, implica la llegada a la ciudad de personas, profesionales de todas las especialidades, no docentes y, fundamentalmente, alumnos de otras regiones del país y también del extranjero, que hace a un pueblo más joven, con más expectativas, y con el progreso experimentado en todas las áreas citadas. También están quienes invirtieron sus ganancias en la ciudad, como la construcción de edificios de altura, barrios, mejoras edilicias, que permiten recibir a quienes ven a la ciudad con ambiciones de futuro y crecimiento intelectual, de servicios, de producción, etcétera.
Además, el trabajo conjunto de universidades locales con la Municipalidad, en algunos gobiernos, ha permitido, algo que desgraciadamente no ocurre en el resto de nuestro país. Reitero: que las buenas obras iniciadas por un gobierno anterior de distinto o igual signo político, sean continuadas por quienes le sucedieron. Eso viene pasando hace varios períodos en Villa María.
Todo esto transcurre aún hoy, a pesar de la profunda crisis que sacude al país, y de la que ojalá, no alcance con toda su fuerza a nuestra querida ciudad. Siguiendo el camino que hasta este momento hemos transcurrido, es más probable que superemos de alguna manera todo lo malo que se cierne sobre el país. Que podamos seguir apostando a la ciudad, como pienso, ha sido hasta hoy.
A pesar de las distintas ideologías políticas de los jefes de gobierno municipal del período señalado, ninguno se encargó de destruir aquellas buenas obras llevadas a cabo por quienes los precedieron. Creo que esa actitud tiene un límite, que lamentablemente nos toca vivir a nivel nacional; el liberalismo a ultranza que ya ha comenzado a lacerar el tejido social, económico y de otros ítems. Eso es lo que ruego no ocurra por lo menos en esta, mi querida Villa.
Daniel Armando Parodi – DNI: 6592166