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Los lectores también escriben

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Los lectores también escriben
En las dos cartas se destaca la figura de la presidenta que dejará su mandato en diciembre
En las dos cartas se destaca la figura de la presidenta que dejará su mandato en diciembre
En las dos cartas se destaca la figura de la presidenta que dejará su mandato en diciembre

Justicialismo gorila

Hablar políticamente de lo que significa la libre contratación y precios libres es relacionarlo con el caballito de batalla del conservadorismo criollo, muy utilizado por el oficialismo de 1946 para abajo, utilizando leyes basadas en esos términos que son la negación de los derechos constitucionales de la gente, significando que tenían derecho a hacerte trabajar de sol a sol, te pagaban cómo, dónde y lo que querían, sin salud, sin educación y a la que se la denominó “década infame”. La asunción de Juan Domingo Perón nos liberó de esa injusticia; lamentablemente, no duró lo que tenía que durar.

Pasaron los años y la desaparición física del General dejó su herencia política. Y más allá de las ideas políticas que tengamos los que nos ganamos la vida en la calle, no debemos prescindir del legado y apoyo laboral peronista, pero a los transportistas de carga nos quedó la sensación de que a algunas herederas les importaba más lo que le ocurría al poder económico que lo que le ocurría a la gente.

Con el ingreso de Domingo Cavallo al justicialismo cordobés, de la mano del doctor José Manuel de la Sota, la sensación se tornó realidad; el nuevo justicialismo gorila -el peronismo auténtico jamás hubiese aceptado- promovió y dictó, en 1996 y desde el Congreso de la Nación, la Ley de Transporte de Cargas (Nº 24.653), vigente hasta el día de hoy, basada en la libre contratación y precios libres, entregando atado de pies y manos a un sector laboral sacrificado y laborioso, a las corporaciones que así dictan sus propias reglas.

Nuestra señora presidenta cuestiona la actitud de los buitres, extorsionadores, explotadores, corporaciones del exterior que nos amenazan. Aplaudo de pie y estoy con ella, pero de los límites al interior todo eso se materializa en el transporte de cargas, entregado a las corporaciones cerealeras (por ley).

La empresa estatal Ferrocarriles Argentinos, que es decir de su gente, concesiona a principios de 1990 el tren de carga a Nuevo Central Argentino, propiedad de Aceitera General Deheza, sin hacer la correspondiente ley de distribución de cargas, ocasionando una monumental injusticia, al permitir quedar afuera laboralmente de algo que es de la gente.

Estoy seguro que nuestra Sra. presidenta todo esto no lo sabe, pero su entorno político sí, ya que la mayoría viene de la política desde siempre.

Osvaldo Ribetto

DNI 6.595.526

 

 

El lado popular de la grieta

Sr. director:

Este domingo, las elecciones nos enfrentan a la posibilidad de un gran viraje de proyectos de gobierno.

Por un lado, un oficialismo que ha demostrado a lo largo de más de 12 años una extraordinaria destreza para edificar de entre sus ruinas a una Argentina inclusiva, productiva y pujante, que salda a la vez la deuda con las víctimas de la última dictadura.

Por el otro, sólo promesas vagas de un futuro mejor, sazonadas con cantos de sirena. De sirena policial, para ser más precisos. Quienes encabezan las ofertas opositoras más expectables no han probado de manera contundente sus supuestas capacidades de gestión, ni dan muestras de la cristalinidad en el manejo de los dineros públicos que pregonan. Eso sí, a sus asesores se les escapa cada tanto algún anticipo de sus reales intereses.

Ante este cuadro, a los electores más remisos a pensar en términos ideológicos, es decir, a aquellos que priorizan su bienestar personal más cotidiano, bueno es recordarles que hoy como nunca en sus vidas tienen conquistas que defender. Porque hay que repetirlo cuantas veces se pueda: hay quienes vienen a atacar sin miramientos esas conquistas, que son resultado de numerosas medidas de gobierno que fortalecieron nuestra soberanía y nuestra economía.

Existe una grieta, sí, señor, y es justo que exista, porque hay dos proyectos de Argentina: el actual, con acento en el mercado interno, la unión latinoamericana, la inclusión social, el desarrollo científico-tecnológico; y el opuesto, propiciado por los grandes capitales, intentando hacernos creer que un achicamiento del Estado, más la sumisión a las políticas de los centros financieros internacionales, nos llevará por un supuesto camino breve a la felicidad. Este modo de ver el rol del Estado ya está también suficientemente probado, desde Martínez de Hoz hasta Cavallo, y no hay manera de ocultar la tragedia que demandó, primero con el terrorismo de Estado y luego con el neoliberalismo.

Aun para quienes no pueden ver más allá de su pupo, el gran negocio es apostar a la continuidad del proyecto nacional, popular y democrático que encarna el Frente para la Victoria. Claro, en política nada es totalmente seguro y rige más bien la ley de las probabilidades.

Por ello, el voto es una apuesta, es nuestro momento de influir siquiera mínimamente en el destino nacional. Y aun ante una eventual segunda vuelta electoral para presidente y vice, es necesario tener muy presente que los diputados, senadores y en otras provincias los gobiernos locales se deciden este 25 de octubre.

Es menester, por lo tanto, ponerse ya del lado popular de la grieta, para defender lo conseguido. Y el lunes 26, salir a reclamar por lo que falta, que es mucho, y que sólo este proyecto está en condiciones de hacer.

Juan Carlos Seia

DNI 11.099.464