El 11 de junio el arcoíris se tiñó de color gris, la tristeza inundó a toda la diversidad sexual en todos los rincones del planeta. El salvajismo, el odio y la bestialidad se apoderaron de una persona, tomando la decisión de eliminar, de arrancar, de MATAR a más de 50 personas que se divertían en un lugar nocturno en la noche de Orlando.
No dejo de pensar que este joven causante de las muertes es el reflejo de una sociedad conservadora, que sigue transmitiendo discursos biologicistas y moralistas basados en la presunción heterosexual, con instituciones que siguen condenando la homosexualidad, promoviendo el odio y el bastardeo hacia la comunidad LGBTI.
Muchos pensarán que parece algo ridículo pensar que un país, donde se lo muestra con avances tecnológicos, con artistas y personajes donde manifiestan diferentes libertades, pasen este tipo de cosas, EE.UU. tiene una población bastante homofóbica mucho más que el nuestro, hay lugares donde la legalización del matrimonio gay y la adopción fueron mucho más rechazadas que en nuestro país allá por el 2010 con la llamada “Guerra de Dios”.
No debemos quedarnos en el personaje asesino solamente, sino que debemos mirar cómo educamos, qué trasmitimos, qué concepción de persona tenemos, la tolerancia, el respeto.
Días después apareció algo quizás hasta más terrible, un hastash que decía “matargaynoesdelito”, donde miles de comentarios avalaban dichas muertes y promulgaban una guerra nazi para la diversidad sexual.
Agradezco vivir en un país donde hay un abanico de legislaciones que nos hacen posicionarnos desde otro lugar, diferente a quizás 7 u 8 años atrás, Matrimonio Igualitario, Identidad de Género, la Ley de Educación Sexual Integral, son herramientas que nos deben servir para concientizar a la sociedad sobre el respeto por el otro/a, que no es otra cosa que dejar que el otro pueda amar diferente a como amo yo, que el otro/a es diferente a mí pero con los mismos derechos, que todos podemos convivir en una sociedad plural sin imposición de nada.
La homofobia se construye, se adquiere, se aprende, se fomenta, se enseña. Por eso la homofobia es una enfermedad, que daña a toda una sociedad, porque quita vida, vulnera derechos, hostiga, maltrata…
Me uno al dolor de todas las víctimas, de sus familiares, de sus amigos/as, Ese día sentí mucho dolor, porque podríamos ser cualquiera de nosotros/as en cualquier lugar, en cualquier momento y en esta carta también recuerdo a todos los amigo/as y conocidos de la diversidad sexual que han perdido muy tempranamente la vida fruto de una sociedad exclusora, que los fue matando de a poco, y cuando hubo manos para contener ya era demasiado tarde.
Vamos a seguir alzando nuestro arcoíris en todos lados, nada ni nadie nos detendrá, porque nuestra lucha es el amor, un amor que a muchos les jode la vida.
Psicopedagogo Pablo Ariel Saavedra. DNI: 27921305