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Los negros de Villa Nueva

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Los negros de Villa Nueva

“Los negros de Villa Nueva” es una de las tantas expresiones populares que conviven con nosotros y están arraigadas en el imaginario colectivo. ¿De dónde proviene? ¿Podemos argumentar históricamente esta expresión?

Escribe Luciano Pereyra

Vivimos en una sociedad que está impregnada de un legado genético negro que no reconocemos, de una identidad tapada que no terminamos de asumir y valorar. Asumirse como afrodescendiente no es tarea fácil en una sociedad donde todo lo siniestro, lo ilegal, muchas veces lo popular, es señalado como cosa de negros (Aliberti).

Nuestro vocabulario cotidiano está plagado de términos de origen africano: “tango” (de tangó, bailar, en Congo), el servicio doméstico, la “mucama” (por un grupo étnico), el estómago de la vaca es el “mondongo” (grupo étnico Kumbundu), la sandía fue traída de Africa por esclavos en el siglo XVII y el “quilombo” (hoy sinónimo de lío, desorden) es la palabra que en toda América indica los asentamientos de esclavos escapados (afros huidos al monte)». Con estos modismos de la lengua africana que se insertaron en la cultura y lenguaje se formó el proceso de transculturación, donde dos o más culturas comparten y mezclan sus pautas, objetos, lenguajes y costumbres, generando una nueva cultura.

El origen del término “negros de Villa Nueva” lo encontramos en los años fundacionales de Villa María y Villa Nueva, sus diferentes raíces, históricas, ideológicas, poblacionales y por qué no culturales han llevado a que lo tradicional, lo popular, se traduzca en costumbres de negros, el Carnaval, las domas y los bailes populares (aunque el cuarteto tenga raíces inmigrantes). Esto no significa que en Villa María no existan costumbres populares, solo debemos echar un vistazo a sus barriadas más allá de los cuatro bulevares.

En nuestro país todo se traduce en un blanco o negro, unitarios o federales, civilización o barbarie, radicales o peronistas, Boca o River y nuestra pequeña comarca a veras del Tercero no es la excepción, aquí será Alem o Alumni, posta o ferrocarril, piamonteses o gallegos, rock o cuarteto, Granado o Pedernera.

Villa Nueva tiene su origen dentro del sistema virreinal de postas y correos, Villa María en la estación del ferrocarril Central Argentino. Villa Nueva fue conservadora y clerical, Villa María liberal y laica, Villa Nueva tradicionalista, Villa María progresista. Algunos dirán Villa Nueva “criolla”, Villa María “gringa”.

Además de estas “diferencias” imperceptibles en la actualidad, podemos agregar la particularidad de que la Villa más vieja fue durante mucho tiempo un centro militar. A principios del siglo XIX, como una simple comandancia para frenar los malones, luego un Regimiento miliciano y finalmente como base del incipiente Ejército Argentino durante la guerra del Paraguay.

Durante esta coyuntura histórica, Villa Nueva recibió el aporte poblacional europeo, criollo y por supuesto afroamericano, reconociendo que hacia mediados del siglo XIX la población afro ya estaba mimetizada con el criollo, sin embargo, en 1846 aquí se formaba el Escuadrón de Blandengues, formado íntegramente por milicianos de origen afroamericano y no todos murieron en las guerras civiles o en la del Paraguay. El Ejército provincial en realidad era una milicia conformada por gauchos, pardos, mulatos, negros y hasta por indígenas evangelizados.

 

En febrero de 1846, el coronel José Victorio López solicitaba que se enviaran todos los negros solteros para formar el segundo escuadrón. En carta del 4 de febrero ya se comenzó a observar la intención de formar el regimiento.

La población “afrodescendiente” era sumamente numerosa, entendiendo por “afro” a los distintos grupos étnicos de origen africano, pero también a las distintas castas que resultaron del mestizaje entre éstos, el concepto abarca a los llamados “negros”, “pardos”, “mulatos”, “zambos”, “cuarterones”. 1

José Victorio López intercambiaba correspondencia con su padre, el gobernador Quebracho López:

“…creo ya llegado el caso de que para formar el 2º escuadrón pida a cada departamento todos los negros solteros que se destinarán a la primera compañía y dos baqueanos. Yo me intereso en formar de una vez el regimiento, si es que usted es de este mismo parecer…”. 2

En marzo de 1846 se formaba la milicia que origina el segundo escuadrón, se lo denomina Escuadrón de Blandengues de la Villa Nueva.

“…me alegro mucho que hayas dado principio al ejercicio de la milicia y que el enrolamiento alcance a más de 200 hombres, siendo de mi plena aprobación el que formes un escuadrón de dos compañías, el cual se puede denominar Escuadrón de Blandengues de la Villa Nueva…” 3.

La correspondencia nos permite interpretar que estos soldados no eran esclavos.

“…los tres morenos que conducía Freytes (Fernando, capitán de la milicia y futuro intendente) para el escuadrón los he recibido y quedo enterado de que le dio vicios, manutención, cuatro pesos para sus gastos… y diez de gratificación…”. 4

Según Sonia Colantonio (investigadora principal del Conicet en el Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad de Córdoba), en su trabajo “Córdoba, ni tan blanca ni tan pura” nos dice que la referencia a la etnia desapareció casi totalmente de los censos provinciales desde 1840 y recién en el de 2001 se incluyeron algunas preguntas en cuanto a la ascendencia.

Para sumar aportes documentales al poblamiento afrodescendiente, en la zona y fundamentalmente en Villa Nueva, nos remitiremos a los censos provinciales de 1813 y 1840.

En 1813, el Curato del Río Tercero Abajo abarcaba desde Yucat hasta Cruz Alta, según el Censo provincial de ese año, los blancos representaban cerca del 40% de la población, los negros el 7% -que en 1778 había llegado a 13%-, los indios casi habían desaparecido y lo que predominaba eran las mezclas, especialmente los pardos. Podemos afirmar que parte de la población, tanto hombres como mujeres, figura en la planilla censal como españoles o pardos, de esto podemos establecer que cuando hace referencia al término “español” habla de europeos y criollos, mientras que cuando refiere a “pardos” señala a esclavos negros, indios cautivos, negros libres, mulatos o zambos.

Con respecto a Villa Nueva y la esclavitud podemos decir que seis años antes de la formación del Escuadrón de Blandengues, el Censo provincial de 1840 nos brinda datos pormenorizados de los pioneros y su sociedad.

En la planilla correspondiente a Don Benito Correa (uno de los donantes de tierras para la fundación) nos dice que el expresado tenía 45 años, se dedicaba al comercio en la Villa y además era hacendado en su estancia Los Espinillos, que se encontraba en el partido Las Mojarras, su esposa era Doña Lorenza Carranza, de 34 años, hija de José Carranza y hermana de los fundadores José del Tránsito, Juan Bautista, Hilarión y Apolinario. Tenían dos hijos, José Correa, de 18 años, estudiante, y Mónica Correa, de 15 años.

También podemos observar que en la planilla censal se detallan los sirvientes y su condición de libre o esclavo, entre los cuales podemos mencionar a Francisco Pereyra (22 años), Felipe Salas (23 años), Francisco Serrano (13 años) y Bernardo Guzmán (21 años), todos ellos de condición libre. Juan Correa era un esclavo que trabajaba en el negocio, tenía 36 años, pero su esposa “Cruz”, de 30, era libre. También tenían una esclava llamada Gregoria, de 40 años, los respectivos hijos ya eran libres de acuerdo a la libertad de vientres, declarada por la asamblea de 1813. Lo llamativo de este documento es que aparece una esclava de origen nativo, María, india del sud (sic), de 27 años.

Don Ventura Correa, de 39 años, comerciante y maestro de la posta de la Parada (así se denominaba a la posta del Paso de Ferreyra). Allí vivían su hermana María, de 32 años; don Benito Vázquez, capataz de la caballada, y Postillón, con 16 años. Ellos tenían una sirviente de 39 años, era libre y se llamaba Rosario.

La familia del primer intendente o presidente de la Corporación municipal vivía en la estancia San José, en las inmediaciones de la actual localidad de Arroyo Cabral, y estaba integrada por Isabel Calderón, de 55 años, viuda de Martín Freites; los hijos Luisa, de 29; Fernando, comerciante, de 23; Sinforosa, de 21; Nieves, estanciero, de 18 (también fue intendente), y Trifona, de 15 años. Los Freites tenían como esclavos a María Freites, de 35 años; su esposo, el postillón José Abaca (pardo libre), de 25 años, y dos indios del sud, Josefa y Victorino, de 18 y 8 años, respectivamente.

En Villa Nueva no hace falta un estudio genético para confirmar la presencia de sangre afro, especialmente en donde la población tiene posee rasgos de endogamia, solo tenemos que observar en nuestras calles los vestigios del mulato o del zambo. Allí, donde suene el parche del bombo y del repique, en cada batucada, en cada barrio, allí donde el sentido de pertenencia exprese la pasión por nuestro lugar en el mundo, por nuestra historia, por nuestros antepasados más allá del linaje sanguíneo, en cada escuela donde se cuente la historia de un río y una posta, donde un abuelo enseñe a sus nietos la leyenda de las tumbas paradas, allí… encontraremos a los negros de Villa Nueva.

 

“Un pueblo contra la historia”

Cuando los parches suenan, los corazones se aceleran
La sangre es un río que viene desde el tiempo
Y desborda en cada nacimiento
Nada se puede hacer contra lo que marcado a historia está
Villa Nueva, la de los negros mulatos, la del otro lado de la mirada europea
Los negros nacidos de vientres libres y dueños de la tierra masacrados en el frío del silencio
Música africana, en gargantas mestizas. Eso es Villa Nueva
El último malón reclamando sus derechos
Un puñado de oscuros abrazos marchando a la batalla
El Padre, el hijo y el espíritu contra la santa Ciencia
Los negros del otro lado del puente y de las vías también
La ultima posta de una historia que “pasaron” al olvido
Es un viento tan viejo como sus calles, como su gente, como sus apellidos
Son Canoas en el río
Una poesía desvelada de “Chiquin” Moreno
Todo eso es Villa Nueva
La negra sonrisa de los sin dientes, sin rancho y sin sueños
Una piedra en el zapato del progreso
El ultimo mojón de carretas cansadas
El grito aferrado al alambrado, como “baba del Diablo”, de los Negros de Alem
Eso es la Villa más vieja
La del vino y la amistad y siempre un parche acelerando el corazón
Un punto invisible en el mapa de mi Argentina
Un desfile de guardapolvos blancos en las Fiestas Mayas, un olor a almidón
Dos labios fundidos, en un beso de mora caliente, a la orilla del Ctalamochita
Es lo que pudimos ser y tal vez no nos dejaron, o no quisimos.
Villa Nueva… bien negra desde su origen y hasta el final de sus días un pueblo contra la historia.

Adrián Demichelis

 


 

1 CARRIZO, Marcos, “La Córdoba morena”, UNC 2006, p. 1.
2 FERREYRA, Ana Inés. “Cartas entre padre e hijo”. Tomo II. Op. Cit., p. 4
3 Ibid, p. 52
4 FERREYRA, Ana Inés. “Cartas entre padre e hijo”. Tomo II. Op. Cit., p. 191.