La prestigiosa banda de tributo beatle brindó el espectáculo “Clips” ante cerca de 350 personas en Mundo Rojo, repasando los grandes hits de los “Fab Four”
Un psicodélico, nostálgico y entretenido viaje hacia los años sesenta propuso The Beats, el viernes pasado en Mundo Rojo ante cerca de 350 personas (varias de ellas con entradas de cortesía).
Considerada en 1996 como la mejor banda de tributo beatle en el planeta, aterrizó por primera vez en Villa María para imprimir paisajes sonoros que a priori se sospechaban con intencionado espíritu retro, pero que a sabiendas del legado trasgeneracional que subsiste y se propaga en el amor por los “cuatro fantásticos de Liverpool”, se podría decir que continúan más vigentes que nunca.
Esa “burbuja en el tiempo” que ofreció el grupo bonaerense nacido en 1987 tiene su respaldo profesional y artístico en la performance plasmada y el recorrido trazado por la discografía beatleana. No es sólo la mímica de los personajes, con sus vestuarios acordes a las etapas recorridas, o el émulo de una época dorada que puede darse en un concurso de imitadores, sino más bien un trabajo detrás cuidado y aceitado respecto a la interpretación compacta de los temas y la ejecución de los instrumentos que simulan a la versión original. Cuando Patricio Pérez (acaso el líder tácito de la formación y uno de los fundadores), toma las riendas del sitar, el extravagante instrumento de cuerdas de origen indio que había encandilado a George Harrison, está diciendo que la búsqueda no es el mero calco sino un honroso homenaje a la banda que cambiara definitivamente a la música popular con alcance global.
El espectáculo llamado “Clips” tiene su razón de ser en la intervención de vídeos de la vida de los Beatles entre canción y canción.
Respecto al cancionero fueron y vinieron desde los primeros hits de la banda (“All my loving” y “She loves you”), hasta temas de su última faena como “Get back” o el no siempre recreado “One after 909” de “Let it be” (1970). Justamente, el tema homónimo de esa última placa resultó uno de los pasajes más emotivos de la velada, junto al bloque lennoniano a pleno con “Imagine” y “Jealous guy” a cargo de Diego Pérez.
Temas como “I want yo hold your hand” hacía acurrucar más a las parejas presentes mientras que “Come together” levantaba polvareda con chispas de rock.
El cierre fue deparado al éxito detonador “Twist and shout”. Poco antes, la banda exhibió un compilado de imágenes con su propia trayectoria, donde mostraron actuaciones en lugares distantes. En el debe se inscribieron una puesta lumínica demasiado austera para la ocasión.
Juan Ramón Seia