Amigos y familiares de Mariela Bessonart, la mujer desaparecida hace una década, realizarán una marcha pidiendo justicia. Será mañana a las 11.30, desde la plaza hasta Tribunales
Hubo muchas marchas pidiendo justicia por Mariela. Lograron que la investigación, aún con críticas, se hiciera y convocaran a un juicio oral y público que iba a comenzar el 13 de octubre.
Sin embargo, el día hábil antes de la fecha señalada, los abogados de Rodolfo Delpino -acusado como presunto autor de “privación ilegítima de la libertad, agravada por el transcurso del tiempo”- presentaron una solicitud de suspensión del juicio a prueba, lo que dilata la espera para saber qué pasó con Mariela. Frente a esa situación, la hermana de la mujer desaparecida, junto a su madre, hermanos y las amigas, decidieron salir a la calle a pedir justicia. Para ello, convocan a todos los vecinos a sumar sus voces el viernes 23 de octubre, a las 11.30.
La concentración será en la esquina de Buenos Aires y General Paz, en la plaza Centenario.
“De allí partiremos hacia el Banco Nación, donde supuestamente debía ir Mariela aquel 28 de septiembre de 2005, pero nunca llegó”, indicó una de las amigas. Y finalmente, se dirigirán a Tribunales.
Gladys Bessonart, la hermana de Mariela, es junto a su madre, querellante en la causa. “Para mí hay un culpable. No voy a dar nombres, pero si sos inocente, te vas a presentar y decir todo lo que tenés que decir en el juicio. Si no te presentás, creo que realmente más te condenás”, dijo. Mientras tanto, el abogado que las representa, Juan Manuel Tovo, señaló que la figura presentada por los letrados de Delpino (conocida como probation) “es manifiestamente improcedente, porque el interés que tuvo el legislador fue otorgarlo en casos insignificantes, de poca trascendencia, de poco valor jurídico. Es decir, en un caso que no sea grave ni complejo. Acá cae de maduro que estamos en un caso grave, complejo y altamente trascendente para la familia y la sociedad. No sólo los familiares necesitan saber qué pasó con Mariela Bessonart, sino que la comunidad necesita respuestas por parte de la Justicia. La única forma de llegar a esto es por un juicio oral y público”.
“Preguntarán por qué marchamos”
Convocando a la marcha, las amigas de Mariela Bessonart escribieron esta carta que difunden por las redes sociales: “Cartas largas, extensas, tristes, de esas que se escriben con el corazón desesperado, cuando ni siquiera mil gritos alcanzarían para desahogar este corazón…
Nadie dijo que sería fácil, nadie dijo jamás que sería así de difícil… sin embargo creo que las personas felices aceptan las cosas que no tienen remedio, pero luchan por aquellas que tienen solución…
Pensaba en las veces que soñé verte entrar por esa puerta, con tu sonrisa, esa risa contagiosa que tenías, en esa energía tan inmensa que transmitías.
Hoy nos encontramos acá, buscando ayuda, pidiendo a gritos un compromiso social de todos los vecinos, de cada una de las mamás, hijas, hermanas, tías, sobrinas, abuelas y nietas, este pedido no tiene que ver con banderas políticas de ningún color, sino con algo tan sencillo como el amor hacia el prójimo.
Mariela, sé que tanto tu madre, hermana, hermanos y amigas hemos muerto un poco todos los días esperándote…
Hoy hacemos público este pedido para que nos acompañes a una nueva marcha.
Después de estos 10 largos años de impunidad teñidos de silencio y oscuridad para llevar a esa mamá, hoy ya más derrotada que hace algunos años, un poquito de esperanza y acompañar a estos seres queridos en su lucha que ya es nuestra lucha, para pedir una respuesta a la Justicia, pero que por sobre todas las cosas eche un manto de luz a cada uno de los funcionarios que tienen en mano esta causa, esta vida que alguien nos arrebató, esta voz que dejó de sonar, esta vida que alguien se llevó, ¡vaya a saber con qué derecho!
Como en la marcha de Ni una menos te pedimos por familiares, amigos, pero por sobre todo por Mariela, que vayamos, y como decía ese mensaje: ¡yo voy! Voy porque estoy viva, pero me morí una y mil veces y mil veces intenté despertar soñando que había soñado. Morí con Candela, que a los 11 años se convirtió en cenizas y comprendió que lo del Ave Fénix es un cuento que no le responde a los pobres, a las indefensas, a las nadie. Morí con Angeles, que aún no descansa de su última clase de Educación Física y le quedaron pendientes las fiestas de 15, por convertirse a la fuerza en basura. Acuné a Martina la noche en que su madre Paola perecía en una alcantarilla y el asesino se fue silbando bajito, como quien se deshace de un montón de m… Morí ese día. Morí mil días. Conocí el fondo del riachuelo asfixiada en la misma bolsa en la que estaba Melina, que por pobre y p…. mereció su destino. Se me estruja el pecho con toda la tierra que me tiró el novio de Catherine y también el de Chiara. Siento que en mi vientre se muere su hijo que también es el hijo de una sociedad indiferente, que ampara a los hijos de p… La pesadilla es eterna y en las imágenes aparece Lola a quien le entumecieron las alas antes de que pudiera aprender a volar. Morí también con Andrea, que con el derecho de las p…, volvió a enamorarse y dejo su cuerpo en algún cerro de las sierras, morí también con Claudia el día que estalló su cráneo junto a todos sus sueños dejando así a sus hijos huérfanos, y morí, morí una y mil veces con Mariela, la mañana del miércoles 28 de septiembre de 2005 cuando la obligaron a cerrar sus ojos para siempre…
Y como continuaba ese extraordinario relato, decía, las llamo para encenderlas, las nombro para que no terminen de irse, pero la memoria es un bicho que nos pica a pocos. Los hipócritas prefieren quedarse ahí, justificando lo injustificable, caminando con los pasos mudos, esquivando la mirada de los que cuestionan. Por eso voy. Para extender ese nunca más con el que se nos llena la boca y se nos calma la vida. Porque estoy cansada de alimentar la crónica roja con mi sangre pisoteada que muere y vuelve a morir. Porque me harté del escupitajo ajeno, del dedo que señala, del tipo que “por tipo” es incapaz de respetar a la madre, a la abuela, a la hermana, a la esposa, a la hija, que les grita y los ensordece, pero no registran. Me harté del puño cerrado que siento en mi cara cuando me muero con ellas, porque cada vez que una se va, el útero se me esconde y se me hace chiquito en algún lugar de las entrañas e imagino que yo los parí y me avergüenza que hayan crecido dentro de mí, ¡que soy mujer, que soy todas! ¡Ni una menos, acompañanos! Hoy nos toca a nosotros, mañana quién sabe…
¿Hablan de la revictimización… yo me pregunto mirando al cielo, la víctima no es Mariela?
Como dice el Papa Francisco, ¡hagan lío, hagan ruido!
‘Hay que seguir andando, hay que seguir andando nomas’… (Monseñor Angelelli).