Los trabajadores del centro asistencial villamariense aseguraron que en las nuevas instalaciones de avenida Larrabure “es la primera vez que se da el nacimiento de mellizos de distinto género”. Los de más antigüedad tampoco recordaban ayer un parto similar en las viejas instalaciones. Pero no solo por eso se trata de un caso especial…
Cuando las enfermeras advierten la presencia de los representantes de EL DIARIO se acercan sigilosas, porque tienen algo para decir: “Mire, nosotros vemos nacimientos todos los días, casi nada nos sorprende. Pero con Valentina y Agustín es diferente, porque ha pasado algo…”, deslizan, para luego comentar que a los pocos minutos del alumbramiento, mientras se terminaba de higienizar a la mamá, cada vez que el bebé empezaba a llorar, la beba le buscaba la carita con la mano y lo calmaba…”.
“Y ella dejaba de llorar de manera instantánea”, cuentan.
Con el mismo peso
Los mellizos Valentina y Agustín llegaron con el mismo peso: 2,200 kilogramos cada uno. Son hijos de Yanina Ahumada y de Enrique Vera, un técnico en computación y docente en el Instituto Provincial de Enseñanza Técnica 143 José María Paz, de Oliva, donde también se desempeña como programador del Conectar Igualdad.
Los melli vienen a sumarse a la familia que también integran sus hermanas Ana Paula de 6 años, y Victoria, de 3.
No se recuerda un antecedente
¿Había algún antecedente de mellizos en la familia?, suele preguntarse en estos casos. Y la respuesta es que sí. El papá, Enrique, es mellizo.
Otra cuestión relacionada con la genética es la que hizo que Valentina tenga el pelo colorado como el padre, mientras que Agustín tiene el cabello negro, como su madre.
El la mañana de ayer, mientras aguardaban el alta médica, ya preparados para el viaje hasta Oliva, recibieron la visita de “la familia grande”, entre cuyos miembros se encontraban la abuela materna y una tía de Yanina.
La alegría los embargaba a todos en la habitación, donde la mamá se recuperaba del esfuerzo. Sabían que a menos de una hora de viaje los aguardaba otro montón de abrazos y felicitaciones.
No fue uno más
En esos últimos momentos en el Hospital villamariense se hizo presente EL DIARIO, que había recibido un dato: “Es el primer parto de mellizos de ambos géneros”. Y, a decir verdad, eso se fue confirmando. Además, con el correr de los minutos y mediante el diálogo con otros integrantes del equipo de salud de mayor antigüedad, tampoco se pudo hallar en la memoria otro alumbramiento de esas características en el viejo hospital. Claro que en una centuria puede que haya ocurrido.
Lo dicho, no fue un parto más, un alumbramiento más. Y no solo por esa falta de antecedente en la memoria del personal, sino más bien por el asombro de esa enfermera y algunos de sus compañeros que se sintieron llamados a tomar fotografías y videos de los momentos en los cuales Valentina colocaba la manito en el rostro de Agustín “para calmarlo”. Y el bebé se tranquilizaba. Así de unidos llegaron al mundo, dando letra para escribir una buena noticia; una de esas que nos permite cantar que, de vez en cuando, la vida nos besa en la boca.