Lo advirtió Mariela Geraci, que trabaja en el tema en Lanús y que ayer encabezó diversos talleres. Subrayó que hay que buscar que los jóvenes vivan en lugares donde pueda circular la palabra
“Lo que no tiene que hacer un adulto es precisamente todo lo que hacemos generalmente, que es la exclusión, el corrimiento”, advirtió ayer Mariela Geraci, una psicóloga que trabaja en la temática de adicciones en Lanús y con trayectoria en la provincia de Buenos Aires y en la Nación.
La licenciada encabezó un taller sobre la materia en el Centro Cultural Leonardo Favio, impulsado por la Municipalidad de Villa María y que se enfocó en jóvenes durante la mañana, en padres y docentes a la siesta y en dirigentes, instituciones y agentes a la tarde.
“Tenemos que seguir preguntándonos por qué los chicos empiezan a consumir a los 13 años”, dijo previo a dar inicio al primero de los encuentros, destinado a los jóvenes, en el cual buscó “enseñar a leer cuáles son los mensajes sociales y culturales de este tiempo, de la inmediatez, de lo que se resuelve con un consumo en estos tiempos, de no poder tener una medida para las cosas y que prime la compulsión todo el tiempo “.
“Venimos a decir que es necesario poner una medida, aprender a trabajar nuestras compulsiones”, subrayó.
Tras indicar que el consumo de alcohol “es la problemática mayor de nuestros chicos, más que una ilegal como la cocaína”, señaló que hay que “animar a los jóvenes a que puedan tener actividades, a que no pasen todo el día con el celular haciendo nada”. Y dijo que hay que plantear herramientas para “generar en los jóvenes un pensamiento crítico, para hacer que vivan en lugares donde pueda circular la palabra, donde puedan hablar de lo que les pasa”.
“Hay un programa que se llama Mejor hablar de ciertas cosas y eso venimos a decir, y sobre el poder trabajar intersectorialmente, las escuelas, las organizaciones sociales, porque no hay otro modo de trabajar con problemáticas de salud mental que no sea a través de esas políticas intersectoriales que entiendo que están avanzada en esta ciudad”, manifestó.
Cuando un periodista le consultó cuáles son las preocupaciones de los jóvenes, Geraci sostuvo que “lo mejor es generar una preocupación, porque la mayor problemática que tenemos es el deseo, el entusiasmo”. “Hay muchos chicos que están solos aunque vivan con sus familias y vayan a la escuela, están solos, sin posibilidad de orientar su deseo a decir busco un espacio de algo que me gusta. No saben gestionar muchas veces los conflictos que tienen por la edad que tienen, hay una gran preocupación por el futuro, no ven hacia dónde hay que ir”, contextualizó.
También apuntó que “muchas veces existen conflictividades en las familias no abordadas desde el ámbito de la salud y eso hace que la sintomatología vaya creciendo”.
Consultada por EL DIARIO sobre qué cosas no deben hacer los adultos, respondió: “No estigmatizar, hay que salir de la lógica de que es un adicto alguien que consumió algo. Lo que no tiene que hacer un adulto es todo lo que hacemos generalmente que es la exclusión, el corrimiento. Este hace algo que no me gusta, con lo que no estoy de acuerdo y entonces lo corremos, lo sacamos de la escuela porque consume, cuando hay que hacer exactamente lo contrario”.
Añadió que “lo peor que podemos hacer es no hablar, es hacerle creer que los padres son como amigos con lo que se puede todo, es necesaria la puesta de límites, lo que no quiere decir que es prohibicionismo”.
En cuanto a la tarea del Estado, remarcó que “se viene trabajando con una cuestión de salud mental, ya no está centrado en adicciones”.
“El consumo problemático -hoy ya no se habla de adicciones- involucra la violencia, los padecimientos mentales, niños con problemáticas vinculares. Me parece que desde la nueva ley de salud mental (que ya no es nueva y que estamos bregando por su plena implementación) se entiende esto, ya no se habla de enfermedad sino de padecimientos mentales y eso nos corre el eje absolutamente”, recalcó.