La escuela Dr. Dalmacio Vélez Sarsfield es una institución que posee una larga e interesante historia. Surgida en un barrio popular, ha tenido algunos traslados y no siempre llevó el nombre que actualmente porta con orgullo. Aquí repasamos algunos datos de sus inicios
Según una reseña histórica realizada a partir de datos proporcionados por Santos Caggia, exdirector de la institución, la escuela “se inauguró en febrero del año 1914, con el nombre de Escuela Fiscal La Rural, por estar emplazada en dicho barrio”. Por entonces Villa María aún no había sido declarada ciudad, categoría a la cual recién accedió en 1915.
En el sector de la ciudad donde se erigió la escuela había muy pocas casas y su paisaje era rural. Las viviendas existentes era muy humildes, predominaban los baldíos y pocas calles abiertas. El sector era conocido como “Pueblo Ponce y Zavaleta”. Por entonces los nucleamientos urbanos que iban constituyéndose fuera del radio céntrico, cercano a la estación ferroviaria, solían recibir el nombre de los propietarios de los terrenos. En este caso se trataba de tierras cuyo dueño era el empresario rosarino Alzola Zavaleta.
El historiador Bernardino Calvo, en su libro “Historia de Villa María y sus barrios”, describe cómo era el sector diciendo que era un “barrio fangoso y maloliente, la basura se acumulaba en los baldíos generando condiciones propicias para provocar focos epidémicos”. Por otra parte señala que “la vivienda popular era el rancho con techo de paja, complementado por una rústica letrina levantada en el patio donde las aves y los animales domésticos se alimentaban de desperdicios y carroña, mientras los niños jugaban en espacios abiertos”. En el sector vivían hombres y mujeres y cotidianamente iban construyendo lo que llegaría a ser un populoso barrio conocido por diferentes nombres. Entre otras denominaciones del sector podemos mencionar la de barrio “Liprandi Zavaleta”, “Villa Petra” (en el sector de la avenida Sabattini), “Chaco Chico” entre otros, hasta que oficialmente fue designado como barrio Presidente Roque Sáenz Peña.
Activa cooperadora
En ese paisaje periurbano, según los datos proporcionados por Caggia, en 1923 la escuela “fue trasladada con el mismo nombre a la calle Estado Unidos Nº 644, figurando en el sello con el Nº 614, por equivocación al calcularse la numeración”. Este error de cálculo puede ser corroborado, por ejemplo, en una nota firmada por el propio Caggia, en calidad de secretario de la Sociedad Cooperadora de la escuela. Allí figura un sello con la escritura “Escuela Fiscal La Rural. Estados Unidos 614”. Como dato complementario puede anotarse que esa misiva está dirigida al entonces intendente municipal Parajón Ortiz solicitándole la eximición del pago de impuestos por la realización de una rifa que haría la organización en beneficio de la escuela. Un dato, quizás curioso, es el premio de la rifa. En la nota se aclara que se trataba de “un revólver calibre 38”, donado por el vecino Antonio Castro. Al pie de la misiva se aclara que la escuela es de carácter mixto, es decir que a sus aulas asistían varones y niñas. En otras cartas dirigidas al municipio aparece la misma dirección y la designación de “Escuela Fiscal Mixta. La Rural”.
Entre las muchas notas que la asociación cooperadora remitiera a las autoridades municipales está una relacionada a una función del “Circo 8 Hnos. Gani”, a beneficio de la escuela el domingo 19 de febrero de 1933. Pero estas no son las únicas actividades de la cooperadora, pero sirven para ejemplificar el importante trabajo de colaboración de la misma con el centro educativo.
Desde el traslado de la escuela, a la calle Estados Unidos, pasó un decenio hasta que, en 1934, se le impusiera “el nombre de Dr. Dalmacio Vélez Sarsfield, a solicitud de su director Santos Caggia”. Y según escribió Angelina de Simone, quien ejerciera un cargo directivo en la institución, “desde 1936 ocupa el edificio propio de la calle Estados Unidos 775”. Regresando a los datos entregados por Santos Caggia tenemos que fue el 1 Mayo del ´36 cuando se abrieron las puertas del nuevo edificio, en un terreno donado por Napoleón Liprandi Sosa.
En la búsqueda documental para reconstruir parte de la historia de la escuela, encontramos una nota, fechada en octubre de 1934, dirigida al comisionado municipal teniente coronel Juan Carlos Estivil, donde se solicitan mejoras edilicias para la escuela. Pero también se realizan otros pedidos que nos permiten inferir características de la población estudiantil y la relación entre la institución educativa y el medio. Es así que se solicitan “doscientas galletas diarias para ser repartidas a los alumnos”. Por otra parte se piden elementos para una “biblioteca pública que funciona en dependencias de la escuela”, lo que claramente señala una actividad de extensión hacia la comunidad del sector. También se pide el “arreglo y limpieza de los desagües de las calles que circundan a la escuela” pues, destacan, que en los días de lluvia la institución quedaba incomunicada por el desborde de los mismos. Esa nota está firmada por dos integrantes de la cooperadora escolar, Francisco Sokolic y Antonio Castro.
Cincuentenario
En el año 1986 la escuela realizó una importante serie de festejos conmemorando los cincuentas años desde que poseía edificio propio. Por entonces contaba con una población estudiantil que alcanzaba los 240 alumnos y ejercía la dirección Elda Rubiano quien en el acto central de los festejos señaló “si estos muros pudieran hablar contarían los sueños de muchos niños, porque ellos son mudos testigos de todo lo que aquí acontece; además vieron día a día crecer a su barrio, hacer realidad los sueños de muchos de sus niños convertidos en hombres de bien volvieron una y otra vez a su escuelita”. Todos los festejos se desarrollaron bajo el lema “la educación es el camino para incorporar la libertad al sentido de la vida”. Según la crónica realizada por EL DIARIO, en el acto habló el exalumno Arnaldo Pucci; se recordó “a las pioneras de la escuela, Teresa de Pérez y Angelina de González” y el ex alumno Oscar Leocata interpretó una canción de su autoría, titulada “Escuela de mi barrio”.
En el acto central del cincuentenario del edificio propio estuvo presente el exdirector Caggia, quien fue homenajeado y recibió el cálido saludo de los concurrentes. Este mismo maestro supo proporcionar los nombres de quienes fueron directivos de la institución escolar luego que él mismo se retiró. Es así que mencionó a Rosa Carisio, Emma Morselli, Elba Bonoris, Raquel Alicia Candau y Paula Gianaria. Claro que aquí no termina la nómina de trabajadores docentes que sumaron sus esfuerzos para sostener la escuela Vélez Sarsfield, del barrio Roque Sáenz Peña, orgullosamente una escuela de barrio.