

En la madrugada del 1 de enero, cuando todos disfrutaban el inicio de un nuevo año, un vehículo a toda velocidad atropelló a un perro viejo y lo dejó tirado en la calle. El can quedó inmóvil, muy lastimado y gritando y llorando bajo la tormenta.
Katy Maidana estaba en su casa cuando le avisaron a las 10 de la mañana siguiente lo que había ocurrido: “Inmediatamente salí a su rescate”.
Lo llevó al veterinario y esperó el diagnóstico, que no fue alentador: “Posterior a la atención veterinaria, el pronóstico era desalentador. Las placas revelaban fractura de columna y el malestar que sentía cada vez más intenso”.
Nerón, tal el nombre que decidió ponerle, necesitaba sumos cuidados: “Decidí intentarlo. Darle la oportunidad de poder recuperarse en una guardería”.
Al corazón de Katy, se sumaron otras dos “Hadas” para el perro, que lo asistieron y cuidaron tanto como ella. Sus nombres son Marta y Analía: “Transitó ese mes mostrando leves mejorías. Todo parecía andar bien”, indicaron.
Levemente presentó una mejoría, pero su cuerpo estaba muy cansado y lastimado.
Una madrugada su corazoncito cansado dejó de latir, se fue rodeado de atenciones y cariño. La noche donde fue atropellado y abandonado quedó atrás y fue borrado por la lluvia que inauguró el año 2017.
“Ahora está en paz y su dolor se fue como el olvido”, expresó Katy.
“Nerón, nuestro viejo amigo, se ha dormido”, agregó.
Esta historia no es feliz, pero nos llama a reflexionar, como hace Katy: “No permitamos que a nuestros animales se los trate como a cosas. Son seres que sienten y merecen respeto por ello. Ante un caso de éstos, tomemos la patente, denunciemos, necesitamos más compromiso de todos. Sólo nosotros podemos representar a los “sin voz”. ¡Involucrate y ayudá a salvarlos!”.