Pablo Saavedra consideró que las escuelas no deben silenciar estas realidades. Cuestionó que sectores hablen del tema desde lo genital

Pablo Saavedra, del equipo provincial de Educación Sexual Integral que pertenece al Ministerio de Educación de la provincia, llamó ayer a pensar en los niños y niñas como sujetos de derecho, ver lo que sienten y no silenciar desde las escuelas las cuestiones de identidad y orientación sexual.

El especialista, que durante muchos años trabajó en la temática de la diversidad sexual (primero desde el municipio villamariense y ya luego desde el Estado cordobés), fue consultado sobre la niñez trans, a colación de una nota publicada por EL DIARIO el domingo pasado.

En este marco, bregó por “poder pensar la infancia no como una etapa de transición, ni como un estado angelado y asexuado (en el término de que al niño o niña no le pasa nada) y considerando que la sexualidad tienen que ir mucho más allá de la genitalidad”.

Remarcó que “la construcción de la identidad se hace desde niño, a diferencia de la orientación sexual”, señalando que “un pequeño o pequeña a los 8 años tranquilamente expresa y siente ser hombre o ser mujer o de otro género, a diferencia de la orientación sexual que está vinculada al objeto de deseo, que es con quien tendré una relación o me enamoraré”.

Desde su experiencia, admitió que “a veces la escuela primaria silencia esto, porque piensa que en esa fase no suceden estas cosas”, apuntando que “algunas teorías sostienen que en la etapa de latencia lo único que interesa es el aprendizaje y que sexualmente no pasa nada, lo que seguramente responde a una cuestión biologicista, de pensar la sexualidad desde lo genital”.

Saavedra subrayó que en Argentina “tenemos una ley de identidad de género desde 2012, que expresa y conceptualiza la identidad de género, que tiene que ver con que me llamen como yo me siento, y autopercibirme por lo que siento, no por lo que los otros creen que yo soy”.

“El otro o la otra tiene que respetar lo que siente cada persona. No es una etapa de confusión, no es una patología, no hay que ir corriendo al psicólogo, aunque obviamente uno puede hacer consultas interdisciplinarias, pero no patologizando la identidad de género”, sostuvo el especialista.

En este sentido, recalcó que “la ley expresa que se prohíbe diagnosticar patológicamente por cuestiones de identidad o de orientación de género, más allá de que el manual de enfermedades mentales todavía lo hace con la identidad”.

Fue enfático al sostener que “la escuela tiene que acompañar” y en esto merituó a la Ley de Educación Sexual Integral que “ya tiene 11 años”, más allá de que “el tema de la diversidad adquirió mayor relevancia años después con las leyes de matrimonio igualitario e identidad de género”.

El colegio “tiene que acompañar a la familia y despojarse de cuestiones personales, morales y creencias religiosas”, afirmó.

Para ilustrar el contexto, recordó que “un mayor de edad antes tenía que ir a la Justicia para poder tener otro documento, con un certificado médico donde se patologizaba bajo la disforia de género, algo que hoy está abolido”, aunque más allá de los avances legales hizo referencia en varios tramos de la nota a los prejuicios sociales que siguen abundando. “Todavía nos paramos desde el paradigma de lo binario, de juntar la identidad y la orientación, de decir que si una nena nace con vulva le tiene que gustar el hombre con pene”.

Saavedra aseveró que “debemos ponernos en el lugar de los derechos de niños y niñas”. “El paradigma del tutelaje fue remplazado por el del niño sujeto, donde se prioriza su opinión y lo que siente. No son otros los que deben hablar por ellos y ellas, tenemos que respetar lo que sienten y muchas veces esto genera que no se sepa qué hacer, en algunos lugares porque no se presentó la cuestión tan evidentemente o abiertamente, pero las escuelas deben sostenerse en el marco de la ley de educación sexual integral y respetar la diversidad ejerciendo los derechos que les corresponden al niño o niña, valorar la afectividad y reconociendo la perspectiva de género”.

Apuntó que esto “requiere de formación, que muchos profesionales han tenido, otros menos, mientras que en otros casos hay rechazos. No es fácil la cuestión cuando existen sectores que por cuestiones religiosas o ideológicas no conciben una identidad trans, y van en contra de lo que la persona siente y quiere, priorizando ideales personales”.

“Cuando rompamos esa cuestión biologicista de la sexualidad y veamos mucho más allá será más fácil, pero ya hay un gran avance”, analizó y advirtió que la niñez trans se está visibilizando recién ahora.

Ante preguntas, también consideró que “hay que dejar de reducir a las personas trans por lo genital. Lo más estúpido que pasó en los últimos días desde la opinión pública fue ver a Susana Giménez preguntándole a un varón trans si tiene el pitulín, donde queda evidenciado que a la gente le interesa la genitalidad del otro, si lo tiene, no lo tiene y qué hace con eso. En algún momento tendríamos que romper con las categorizaciones y pensar en personas que están con otras personas”.