El área de Niñez, Adolescencia y Familia de la Municipalidad compartió una jornada con más de 60 pequeños que asisten a un comedor de barrio Los Olmos, donde se realizó el cierre del año y se hizo hincapié, principalmente, en los deberes y derechos que tienen para que no sean vulnerados
Los más de 60 niños que asisten al comedor comunitario Manitos Solidarias de barrio Los Olmos recibieron ayer la visita de los profesionales del área de Niñez, Adolescencia y Familia, que encabeza Marcos Sánchez.
A él se le sumaron las estudiantes de Trabajo Social del Inescer que están realizando pasantías en la dependencia municipal para poder llevar a cabo una tarea de cierre de año que englobe y materialice todo lo que se llevó a cabo en el año, que apuntó principalmente a los derechos y deberes de los niños.
En ese sentido, Sánchez dijo que “durante todo el año trabajaron sobre la apropiación de los deberes y derechos de los niños, hicieron muchas actividades, una de ellas fue la pintada de murales donde se plasmó todo lo trabajado, los derechos que tienen, la responsabilidad familiar”.
“La idea era ilustrar el trabajo desde una normativa legal, más allá de la tarea preventiva y de promoción de derechos”, puntualizó. Es por ello que los pequeños que asisten al comedor recibieron “golosinas, helados, compartimos un almuerzo y gracias a la colaboraron de amigos y comercios pudimos llevarles regalos con mensajes de prosperidad sobre sus derechos y deberes”.
Sánchez contó que fue muy importante la terea que realizaron en el “asesoramiento y acompañamiento a las familias”, de hecho, “se articuló con el Juzgado un nuevo espacio dentro del área destinado a los niños con la posibilidad de revincularse con sus referentes parentales ante un derecho que habría sido vulnerado”.
Cabe destacar que durante el año, desde el área estuvieron trabajando fuertemente en las diferentes escuelas de la ciudad.
Más allá de la temática de los derechos de los niños, apuntaron también a luchar contra un flagelo importante como son las adicciones y a forjar un espacio donde pudieran escuchar las problemáticas que los adolescentes quisieran expresar para así intentar solucionarlas. De esto surgió que uno de los principales flagelos que sufren los jóvenes es la violencia.