El DIARIO en Rusia
Otra vez la hinchada argentina, entre ellos vecinos de la ciudad y la región, “invadió” la localidad sede de la segunda presentación del seleccionado. Lo que en la previa fue una fiesta finalizó con tristeza, con la aparición de las primeras lágrimas argentinas en Moscú, tras la durísima derrota
Escribe Gabriel Márquez
Especial para EL DIARIO
Una multitud de hinchas argentinos tomó por asalto la ciudad de Nizhni Nóvgorod, en una demostración más, inexplicable desde la razón y con escaso sustento desde lo deportivo, de una pasión que no conoce de límites. Ubicada a 500 kilómetros de Moscú, la ciudad sede del segundo compromiso de argentina comenzó desde 24 horas antes del juego a recibir por distintas vías a la hinchada albiceleste, con una manifestación tan impactante que algunos medios locales la asemejaron a un desembarco invasivo.
La vieja terminal de trenes quedó chica. Repleta de hinchas, muchos sin entrada ni alojamiento, pero que buscaron orientación para acercarse a la ciudad y asomarse a la zona de fans y por supuesto al estadio.
Las demostraciones de algarabía albiceleste se multiplicaron por todos lados, con los tradicionales banderazos y hasta partidos de fútbol improvisados en plazas y calles. En las proximidades del hotel elegido por Argentina para la concentración también se vivió una fiesta. Música, bailes y odas al «rey» Messi se transformaron en moneda corriente en la estadía albiceleste. Centenares de hinchas escogieron también el ómnibus como medio de transporte (más económico) y algunos «privilegiados» optaron por algunas de las líneas áreas de cabotaje. Uber y taxis también sirvieron para cubrir la distancia que separa Moscú de Nizhni, en este caso a un promedio de 10 mil pesos el viaje de ida y vuelta, dividido en cuatro pasajeros.
Un estadio a tono
El estadio recibió a la selección como si hubiera sido ornamentado especialmente para la ocasión. Con sus butacas en una perfecta combinación azul y blanca, en realidad reflejan los colores del Club Volga, se transformó en un enorme telón de fondo para la ilusión nacional que lentamente y a medida que se aproximaba el partido se fue cubriendo con los originales trapos albicelestes.
Al igual que en el resto de los escenarios de esta Copa del Mundo, hinchas de nuestra región destacaron con banderas su presencia en el estadio. Es así como se observaron esta vez, además de las tradicionales de Villa María y Bell Ville, banderas de Ordóñez, Justiniano Posse, Tío Pujio, entre otras localidades. Los cantos arreciaron en la previa, desde varias horas antes del juego, y se elevaron ante la detección de figuras ilustres del fútbol argentino en el estadio, como Diego Maradona, Mario Kempes, Oscar Ruggeri, Javier Zanetti, entre otros.
Golpe a la ilusión
Igualmente, toda la felicidad de la previa se desmoronó en el breve lapso de 90 minutos. Una pesadilla para la multitud albiceleste que completó el estadio y que padeció una actuación pobrísima del seleccionado nacional. Por primera vez, en esta estadía en tierras rusas, aparecieron las lágrimas en los ojos de los hinchas nacionales, llenos de desconsuelo ante lo que parece un final temprano, con sabor amargo.
En silencio, y con algunos insultos, la hinchada argentina caminó los senderos de salida del estadio. Los más optimistas sacando cuentas de los resultados que se necesitan, los realistas con la mirada hundida en el piso, buscando una explicación a lo que no parece tenerla.
Algunos gritos de resistencia a lo lejos, como un faro guía que permite ilusionarse con que a lo mejor no todo esta perdido. La próxima etapa será en San Petersburgo, una parada que esta vez sí, no tiene retorno.