Cecilia Zucotti hizo un repaso de la vida de su hermano, de su pasado y lucha contra las adicciones, del costado solidario actual, y de los que le dieron la espalda, tanto a él cuando “cayó en un pozo”, como a ella ahora
Su dedo señala la hora en la pantalla del celular. Los últimos mensajes y fotos que envió Ariel Zucotti a su familia antes de chocar contra una pick up y perder la vida el pasado domingo en Venezuela, fueron a las 15.58. Estaba sobre su moto saludando. “Diez minutos después se estrelló; murió”, contó su hermana, Cecilia, con la voz quebrada. Las lágrimas brotan inmediatamente después de asegurar que “estaba feliz, muy feliz, porque se estaba por venir a vivir a Argentina, a casarse acá”.
Cecilia habló con EL DIARIO sobre el exfuncionario y empresario villamariense. Del trabajo solidario y silencioso que se encontraba haciendo del otro lado de la frontera, de su lucha por dejar atrás su oscuro pasado, de los que le dieron la espalda.
“La situación es desgarradora”, describió Cecilia. Al inicio de la charla se la percibe entera, pero su fortaleza se irá descascarando en la medida en que se inmiscuye en detalles de la vida de su hermano.
“Mi hermano muere el domingo, pero nosotros nos enteramos el martes. Estábamos incomunicados y, creo, había manera realmente de que nos avisen desde el Consulado de allá, pero no lo hicieron”, resaltó, y añadió que para la familia fue un duro golpe, ya que aún no lograban recuperarse de la muerte de su padre, que falleció hace cinco meses.
“Nos enteramos el martes a la tarde, por intermedio de un amigo, que mi hermano había tenido un accidente, no nos dijeron que había muerto, para que no sea tan chocante la noticia”, recordó Cecilia.
Su voz empezó a temblar al hacer referencia a los últimos instantes de vida de Ariel. La familia tenía contacto periódicamente con quien fuera coordinador del Ente para el Desarrollo Productivo y Tecnológico del Gobierno de Eduardo Accastello y asesor privado en materia de Comercio Exterior y Desarrollo Económico Regional.
Ese día, antes de subirse a la moto que lo conduciría hasta la muerte, envió unas fotos saludando. Con esa moto tenía pensado viajar a nuestro país junto a su pareja y un amigo. Venía a casarse. “Mirá la hora, a las 15.58 nos mandó el último mensaje, estaba feliz, muy feliz, y a los minutos se estrelló”, lloró Cecilia.
“Nos extrañó que ese día no nos escribiera más, que el lunes no contestara, el martes tampoco. Su novia tampoco sabía nada, le dijeron que tenía que esperar 48 horas. A todo esto, ella se entera el mismo día que nosotros, estuvo dos días desesperada”, afirmó.
“No fue un santo, pero también hizo muchas cosas buenas”
Ayer por la mañana, al momento de realizar esta nota, los restos de Ariel estaban siendo cremados. Motoqueros, agrupaciones y amigos organizaron una caravana en su nombre para despedirlo. Quien iba a ser su esposa los traerá en unos 15 días “y se queda a vivir con nosotros”, dijo la hermana.
“Mi mamá está destruida. Hasta que no estén los restos de mi hermano acá, ella no va a estar tranquila”, confió, y decidió hablar de la vida privada de quien también fue presidente de la Cámara de Industria y Comercio Exterior de la Asociación de Empresarios de Región Centro Argentino (AERCA).
“No fue un santo, en lo mas mínimo”, aclaró compungida. “Se mandó muchas macanas por su problema, porque era una enfermedad, pero también hizo muchas cosas buenas”, consideró, y narró: “Cuando él se fue para allá, lo hizo para estar con su hijo, luchó y se recuperó. Su exmujer le quiso quitar la patria potestad, le hizo la vida imposible y ahora, que recién lo están cremando, ya está reclamando la herencia”.
Cecilia confesó que su hermano, en la zona de Maracaibo donde vivía, “estaba ayudando a chicos con problemas de adicciones que estaban en la calle y a ancianos que no tenían para comer”.
“Nos llenaba de orgullo porque cuando estaba viviendo en un hotel hasta que consiguiera departamento, cuando veía chicos en la calle los llevaba con él, les daba ropa, les hablaba, trataba de contactar a su familia… Porque él lo vivió, más allá de que como familia nunca lo dejamos de lado, pero él lo vivió porque muchísimos de sus amigos lo dejaron de lado”, lanzó, y agregó con fuertes palabras: “Mientras él fue funcionario y estaba en la cima estaban todos al lado de él y no les importaba que se drogara. Cuando cayó, tocó fondo, lo dejaron de lado, cuando sus amigos de la infancia también se drogaban, pero él estaba enfermo. Y ahora vuelven…”.
Reclamo
Cecilia Zucotti llegó a la Redacción molesta porque el viernes al mediodía fue a la Municipalidad de Villa Nueva para hablar con el intendente Natalio Graglia, pero no lo logró.
“Fui a pedir ayuda al municipio de Villa Nueva, necesitaba hablar con Natalio Graglia, que incluso fue conocido de mi hermano, por no decir amigo, pero si allegado”, apuntó.
“No fui a pedir una caja de mercadería ni un foquito de luz para el barrio, yo necesitaba hablar urgente con él y me hice conocer, pero me dijeron que estaba ocupado”, comentó, y especificó que “necesitaba urgente hablar con ellos porque teníamos tiempo hasta las 16 de Venezuela para mandar la autorización de mi mamá por medio del Consulado para que la novia pudiera cremarlo”.
“Ellos podían hacerlo más rápido. No me atendieron. Le expliqué a la secretaria, me dijeron que ya me iba a atender. Pasó una hora, me empecé a poner nerviosa, estaba sola con mi hijo y luego llegó mi hija. Yo tengo ‘crisis de ausencia’, cuando me pongo mal me desmayo y al no tener ninguna respuesta, al no salir él, me puse muy nerviosa, se me bajó la tensión, y me desmayé”, describió.
“Gracias a Dios, lo pudimos solucionar de otra forma y con otras personas. Yo le quería pedir sólo que facilitara los medios para enviar una autorización y ver si podían ayudarnos con el traslado de los restos”, reclamó Cecilia.
Por otra parte, dio a conocer que está “muy enojada” con los Bomberos de Villa Nueva. “El padre de mi hijo está como aspirante ahí, pedí ayuda para que el papá de mi hijo lo tuviera aunque sea un día para que no tenga que pasar toda esta situación y el jefe y subjefe se me burlaron. Lo que pedía es que por favor hablaran con el padre de mi hijo porque ellos podían hacerlo, porque la Policía lo estuvo buscando, y ni así dio la cara. Desapareció. Más allá de que no se hace cargo del hijo, necesitaba sólo que esté con él en este momento”, reclamó.
Finalmente, agradeció “al Hospital Villa Nueva, a la Policía de Villa Nueva, que se portaron muy bien, y al pastor Osvaldo Saino, por estar hasta el último minuto con él y con nosotros”.