Entrevista a Daniel López Rosetti
Es especialista en medicina del estrés y vino a la ciudad para hablar de su último libro: “Emoción y sentimientos”. “Si yo tuviese que educar nuevamente a mis hijos los educaría más emocionalmente”, dijo y reveló algunos tips para ejercitar en casa
Destacado por su forma didáctica de explicar las cuestiones médicas que nos atraviesan en la vida cotidiana, el médico Daniel López Rosetti tuvo un auge luego de que sus columnas en el noticiero de Telefe cautivaron a buena parte de los televidentes en el país.
El viernes llegó a Villa María invitado por el gremio lechero Atilra para dar una charla basada en su último libro, “Emoción y sentimientos”.
“Bonavena (Ringo) decía que la experiencia es un peine que te dan cuando ya te quedaste calvo. No me escapo de esa regla y si tuviese que educar nuevamente a mis hijos los educaría más emocionalmente”, reconoció el profesional en una entrevista con EL DIARIO.
En ese diálogo también citó a Albert Einstein para coincidir en que “la educación es todo lo que nos queda después que nos hemos olvidado aquello que nos enseñaron en el colegio”, para hacer referencia a que “no tenemos una educación emocional” en nuestras vidas.
“Si en el colegio nos enseñasen educación emocional, como chicos somos las esponjas más fértiles y aprenderíamos a manejar mejor las emociones en el futuro. Por lo que sostengo en el libro, no somos seres racionales, somos seres emocionales que razonan”, señaló el hombre, que es jefe del Servicio de Medicina del Estrés en el Hospital de San Isidro, en Buenos Aires.
El viernes último, Rosetti habló de estos temas ante un auditorio colmado, en el Rectorado que la UNVM tiene en calle Entre Ríos.
Algunos consejos
Dando por hecho que quienes transitamos hoy la vida adulta hemos “llegado tarde” a la educación emocional, López Rosetti fue consultado sobre cómo sanear esa deuda pendiente sobre una cuestión tan importante en nuestras vidas.
“Uno puede empezar a vivir mejor a partir de ahora y tomar conciencia de las emociones, empezar a valorarlas, a distinguirlas.
Saber cuándo cambia mi carácter, mi temperamento, cuándo me siento distinto y no quedarme con eso, sino censar las emociones que me invaden.
Así podemos saber si me siento de mal humor por miedo, por tristeza, porque me acordé algo, por ira, por envidia, por egos… Es decir, hacer un autodiagnóstico emocional, considerar que algo me está pasando e indagar sobre eso”, explicó.
También llamó a estar atento a “percibir qué sentimientos alcanzan a quienes me rodean”.
Este ejercicio, aclaró, “no es una clasificación estática, sino dinámica, porque los sentimientos y las emociones son dinámicas”.
También dio ejemplos concretos y contó qué haría con sus hijos si los pudiera volver a educar: “Quizá desde los dos años les mostraría fotos de familiares y le preguntaría qué cara tiene el abuelo, de alegría, tristeza, pero también puede haber orgullo, satisfacción en ese cumpleaños. Lo mismo en una película, por ejemplo.
Esto para promover el entendimiento de la comunicación no verbal y la identificación de las emociones básicas.
Y después un paso más avanzando sobre los sentimientos, que parece que es algo que todos conocemos y que no necesitamos educación en cuanto al odio, amor, orgullo, y la verdad que sí necesitamos”.
El profesional de la medicina pasó de ser docente de Fisiología en la Universidad de Buenos Aires (UBA) a interesarse por el “fenómeno del estrés” y ahora coordina esa jefatura en el Hospital de San Isidro. “Siempre me interesó el estrés, que está íntimamente relacionado con el adecuado manejo emocional”, afirmó. También está a cargo de la cátedra de Psicofisiología en la carrera de Psicología.