CARINA BONORIS
Una charla con la locutora costumbrista que palpita la música folclórica de nuestra Patria y ha sido, por excelencia, el eslabón perfecto entre los precursores de la canción popular y un público ávido de “lo nuestro”. Un poco del ayer y las buenas noticias del hoy
Escribe: Daniel Rodríguez
Era la hora señalada y Carina Bonoris nos esperaba con sus brazos y sus puertas abiertos de par en par. Fue fácil reconocer su vivienda ya que sobre la vereda de la misma posan un par de tunas que reflejan y evocan el norte argentino, tierra de tanta sangre, voces y folclore.
Bajo los techos de su hogar, que es un museo habitado por la familia, conviven diferentes historias, coplas y recuerdos materiales de todo lo que ella ha ido elaborando mientras fue dejando una huella imborrable a su paso.
Mientras preparaba un mate, la locutora tradicionalista nos hablaba de la enorme alegría que recibió hace apenas unas horas: “A través del Gobierno de la Provincia fuimos convocados para contactar a docentes porque se creará el Ballet Folklórico de la comunidad Regional San Martín” el que reunirá a toda la región y representará al Departamento en una escala aún mayor. Noticia que se recibe con gran alegría ya que desde hace un tiempo se viene trabajando a nivel local con diversos talleres culturales y esos adultos, jóvenes y niños que asisten podrán volar muchísimo más alto llevando y trayendo el mensaje de la pampa.
Carina Bonoris es Locutora, Profesora de Danzas Folclóricas, directora de Ballets, directora del Ateneo Folclórico y muchas cosas más. Es que son tantas las noches alrededor de una guitarra que, al momento de dialogar con ella, las palabras fluyen a borbotones.
Hija de Hugo Bonoris y de Zulma Altamirano (ellos) históricamente profesores de tantos bailarines y con una vida de viajes y experiencias. Es más, Zulma lleva 65 años en la danza -exponente de lo importante de esta impronta en su ser-. ¿Cómo “su niña” no iba a llevar en sus venas el cariño por quienes cantan y defienden el terruño? “Nací en un vientre bailarín”, afirma ella sonriendo.
“Mis papás fueron mencionados mucho en los 50 años del Festival de Peñas. Yo ya soy una cuarta generación de bailarines de la familia. Ellos marcaron una corriente, así como también gente de nuestra familia como Rino Bianchi, aquel que sembró por aquellos momentos las peñas y los bailes criollos”. Más tarde se unirían diversas raíces para formar este árbol voluminoso e inabarcable que es el gran Festival que tiene Villa María. “Mi vida fue en torno a giras artísticas. Cuando ellos se retiraron conformaron parte de la Comisión del Festival de Cosquín.”
“Sin querer fui locutora”, confiesa la juglar. Es que hace un par de años atrás en la ya extinta Radio Río (ubicada en Villa Nueva), Hugo tenía un ciclo radial que se llamaba “Raíces de nuestra tierra”, un espacio en el que hablaban artistas, artesanos, un espacio donde se compartían leyendas o mitos y hasta se organizaban peñas. “Mi padre se va a cubrir el Festival de Cosquín y yo con apenas 15 o 16 años me animé a recibirlo desde estudios y desde ahí nació una posibilidad en cuanto a la locución”. Y “(la locución) no me costó. Pude interesarme en el quichua, en idiomas ancestrales mezclados con el castellano. Abriéndome la puerta a Santiago del Estero, noroeste argentino”. No me costaba porque tenía todo incorporado”. Tantas rutas recorridas como así ripios en donde laten las cuerdas.
Hablando también un poco de su tarea frente a los micrófonos, ese desempeño exquisito para dejarle el público caliente y la mesa servida al cantante o el grupo que se aproximan. Carina afirma: “Trato de, no abusándome del tiempo, ser el eslabón entre el artista y el público creando un paisaje para luego dejárselo. […] Uno trata de poder brindarle lo mejor al artista, ayudarlo a matizar”, define de manera eficaz.
El hogar de los Bonoris
“Mi casa ha sido posta de cuanto artista viniera al Festival. Toda esa corriente de artistas frenaban acá”, confiesa mirando la puerta de ingreso al hogar, y luego continúa: “Precisamente por la amistad que (mis padres) pudieron hacer con tantos artistas durante tantos años, pude vivir a flor de piel la época de Oro del Folclore” Además, toda la familia participó de las delegaciones oficiales que salían de Córdoba a distintos festivales nacionales. Algunos ejemplos -en cuanto a artistas de la canción- son Jorge Cafrune, Daniel Altamirano, integrantes de los Cantores del Alba, Mario Alvarez Quiroga, Horacio Vanega. Cultores importantes de la música argentina. Por estas mismas cuestiones “cuando salía algo nuevo de Guaraní o Cafrune estaban primero en mi casa. Eran el boom”, agrega.
No hay que perder de vista en esta crónica que ella tiene a los queridísimos “Aravecos” como tíos postizos además de un padrino -ya fallecido- que fue el primer presidente del Festival de Peñas.
Por estos momentos ella se dedica a “evangelizar bailarines”. Se dedica a transmitir ese legado que mamó y que, con una ternura increíble, asegura que su preocupación es por poder transmitirlo para los que vienen.
Es que son tantos los kilómetros recorridos y los lazos que se formaron que hasta hoy puede reconocerse con Oscar Esperanza (más conocido como El Chaqueño Palavecino) al momento de encontrarse en un escenario. Respecto a esto, Carina asegura: “Me tocó presentarlo desde muy chica y con el tiempo se empezó a forjar una cierta amistad en dónde nos conocemos ya”.
Córdoba y folclore
Por estos meridianos es inevitable cruzarse con alguna peña o canción al momento de llenarse las botas con el barro de nuestras tierras. Y algo de ese barro y su desarrollo temporal es lo que ha marcado muchísimo de sus gustos a nivel provincial. Por eso se asegura una ferviente admiradora del folclore cordobés: “En la provincia marcamos el corazón palpitante, tenemos los festivales más importantes – y convocantes – de Argentina y de Latinoamérica. No debemos olvidarnos que – cuando llega todo ese publico- (nosotros) tenemos un legado: el de “El Chango” Rodríguez con su “Luna cautiva”, Los del Suquía, Los Patricios, Los Cuatro de Córdoba. Además somos la capital nacional del humor y a través de ellos se genera la identidad de lo que es el género, El Chango Juárez, Julio Chicharrón”. Diversas ideas y realidades que se van sumando en la enorme enciclopedia que posee la animadora en cada palabra, a cada impresión brindada.
“Córdoba es una savia permanente y el interior tiene mucha fuerza. Ellos deben llegar para hacerse redescubrir. Nos falta marcar una identidad. No tenemos que dejar de lado el legado. […] que marquemos una personalidad porque tenemos cómo hacerlo. Un grupo de Córdoba no puede olvidarse de sus raíces”.
Contextualizándonos también en su labor y en sus momentos como locutora en el representativo Comedor Universitario de Córdoba, rememora que le “tocó una generación hermosa con Peteco Carabajal, donde empezamos a escuchar los instrumentos enchufados. Antes, el puente lo hizo León Gieco en La Falda Rock, que nos tiraba una chacarera, una chamarrita”. Germen que traería más tarde a los Coplanacu y a Horacio Vanegas, entre otros. “Y con el tiempo empieza a haber una brecha hermosa entre el folclore y el pop y yo estoy orgullosa. “Respecto a esta cuestión menciona las “canciones de Daniel Toro hoy cantadas por Abel Pintos para una generación nueva. A través de la obra y su popularidad se hacen conocidas” y es algo que se valora muchísimo.
El Festival
“Esos asados con personajes y personalidades que, no sé si supieron o no, fueron visionarios del Festival que hoy nos marca de manera nacional e internacional” son esas las remembranzas que va volcando sobre la amplia mesa de madera que solo es ocupada por un termo y un mate que vuela de mano en mano. Allí, en su hogar, donde tanto se habló de un festival que la tuvo como bailarina para más tarde poder trabajar en la presentación de grandes músicos que venían a la ciudad trayendo su arte y sus melodías tan valiosas para nuestra atmósfera.
Compartir escenario con Borsato, Luna, Ronny Vargas, Valeria Lynch, entre otras personalidades, la vuelven un ícono muy importante respecto a la tarea de poder defender a capa y espada algo que tanto contribuye al ser nacional. Tarea que ha sido reconocida también con diversas placas que recibió; incluso hace un tiempo atrás fue distinguida en Laborde por todo su desempeño alrededor de la Fiesta Nacional del Malambo”.
Los medios y la música nuestra
Que la música argentina, más precisamente la que tiene que ver con el género del que estamos hablando, suena poco en los diales es una realidad irrefutable. Solo basta ocuparse un día para recorrer de punta a punta cada emisora para darnos con la constante de que muy poco se difunde y comparte de ella (salvo contadas excepciones y marche también un reconocimiento para Ricardo Kestli que desde Villa Nueva continúa manteniendo encendida la llama autóctona más representativa).
En palabras de la entrevistada al ser abordada por dicho tema podemos encontrar también una reflexión respecto a esto: “Si nosotros empadronáramos la cantidad de medios que tenemos en nuestro interior, son contados con los dedos de las manos los compañeros que pasan la difusión de la música popular hablada en castellano […] eso tenemos que empezar a trabajar. Es importante que vuelva a un horario donde la familia se centre en la mesa; sería importante que un domingo al mediodía o un sábado pudieramos encontrarnos a escuchar nuestra música”, afirma. Y agrega: “La globalización nos mató, no consumimos muchas manos artesanas, me cuesta encontrar algo que tenga un trabajo nacional. Pasa en los comercios y así en los medios”.
Respecto a la responsabilidad de esto, también es tajante: “Nos tenemos que hacer eco todos. No se quiere lo que no se conoce. Es una tarea que tenemos que hacer los que, humildemente, nos sentimos difusores. Los medios educativos también, ya que hay muchos docentes que trabajan de una manera extraordinaria y otros lugares donde nos cuesta llegar. Si un adolescente jamás ha tenido la posibilidad de acercarse a la música es muy díficil que podamos concentrarlo en una peña”. “Si introducimos una canción a nivel escuela pública podemos trazarlo por todas las áreas. Flora y fauna, sujeto y predicado, la narrativa, imaginamos dónde queda esa localidad y trabajamos hasta la matemática si lo viéramos desde ese punto de vista”.
La importancia del legado recibido
Recorriendo las expresiones en donde ella ha sido una parte activa y también expectante podemos hablar de los Carnavales de Villa Nueva (los que condujo este año). El Desfile villanovense, cientos de peñas, patios y espacios donde los acordes nacen en un sinfín que inunda cada lugar de cultura y poesía. Que eso se pueda manetener es muy importante. Como sugerencia (y casi como un mantra para recordarlo) esta artista se anima a afirmar: “Me parece que lo que no hay que perder de vista es esto: sentirse un juglar -juglar de pueblo o ciudad- ser el cantor y el bailarín del pueblo. Ser el vecino, pero cuando llega el momento de vestirnos con nuestras mejores luces, preparar la mejor de las presentaciones para llevar a cada lugar”; una frase por demás jugosa y exquisita que abre las puertas al trabajo propio para un bien común. “Le tenemos que dejar las herramientas a las generaciones que se vienen”.
Allí, entre esculturas, mates, el aroma del inscienso y una promesa de unas empanadas exquisitas está Carina. Siempre con una sonrisa grandota, una voz cálida y con sus brazos abiertos para todos los que quieran viajar este camino de ida que es el amor y el reconocimiento de lo valioso que es lo que nos rodea, pisamos y respiramos.