Se trata de Fabio “Loro” Ferreyra, quien en diciembre de 2015 engañó y les robó a dos ancianas villamarienses. En marzo de 2002 había asesinado a una septuagenaria en su ciudad natal y por ese hecho le impusieron 14 años. Estará en la cárcel hasta -por lo menos- fines de 2023
Un delincuente que registra como antecedente nada menos que un homicidio, fue condenado ayer en la Cámara del Crimen local por un asalto con cuchillo, un robo y una tentativa de robo, hechos que tuvieron como víctimas a tres ancianas domiciliadas en Villa María.
Al cabo de un juicio de trámite abreviado, Fabio Javier Ferreyra (43) recibió una pena de cinco años de prisión de cumplimiento efectivo por los atracos perpetrados en esta ciudad en diciembre de 2015, pero como estaba debiendo parte de una condena impuesta en 2002 por la Justicia riotercerense, se unificaron ambas sentencias y se le aplicó una única sanción de ocho años y seis meses de cárcel, con declaración de reincidencia.
Ferreyra, alias “Loro”, admitió su participación en los hechos que se le atribuían por lo que fue declarado autor responsable de “robo calificado”, “robo simple” y “robo en grado de tentativa”.
El violento convicto es oriundo de Río Tercero, donde registra domicilio, pero al momento de ser detenido estaba viviendo en el Hotel Colón ya que algunos meses antes había conseguido trabajo en un negocio villamariense dedicado a la venta de artículos electrónicos, del cual fue echado ante las sospechas de que robaba.
Cayó en Nochebuena
La detención de Ferreyra se produjo en horas de la noche del 24 de diciembre de 2015 en una panificadora local donde el sujeto se encontraba comprando comida, luego que la Policía desarrollara una minuciosa investigación a partir de un asalto ocurrido el 15 de ese mes. Poco después se allanó la habitación que alquilaba en el céntrico hotel y allí se secuestró un anillo de oro que le había sustraído a una de sus víctimas.
Si bien en un comienzo el malviviente estuvo sospechado de haber cometido una decena de asaltos de similares características, las pruebas que finalmente colectó la Justicia lo incriminaron en tres hechos.
Durante las dos primeras semanas de aquel diciembre, Ferreyra asaltó a Rosa Edith López en su casa de Mariano Moreno 472 (le sustrajo poco más de 2.000 pesos), le robó a Ramona Edit Escudero en su domicilio de Martínez Mendoza 473 (alrededor de 300 pesos) y no pudo lograr su cometido en la vivienda de Margarita María Ghione, ubicada en San Luis 1229.
Ancianas engañadas
En todos los casos utilizaba un mismo ardid para poder acceder al interior de los inmuebles: tocaba timbre y, luego de ser atendido por las dueñas de casa, con gesto amable les decía que se le había caído un drone en el patio de la vivienda y les pedía permiso para recuperarlo.
Claro que, previo a ejecutar su maniobra de engaño, Ferreyra “seleccionaba” viviendas ocupadas por personas mayores, que preferentemente vivieran solas o estuvieran sin compañías en ese momento. Así, el “Loro” lograba ingresar a los domicilios, luego reducía a sus frágiles víctimas (utilizando la violencia física y bajo amenazas de muerte) y finalmente les sustraía dinero y otros objetos de valor.
En uno de los atracos utilizó un cuchillo para amedrentar a la anciana y, en relación a ese hecho, se lo condenó como autor de “robo calificado por uso de arma blanca”.
Un trágico robo
El 18 de marzo de 2002, Aurea Amuchástegui de Dotti (79) fue encontrada muerta en su casa de barrio Las Flores de Río Tercero. La habían ahorcado con un cable y le sustrajeron 50 pesos.
A las pocas horas de ocurrido el crimen, la Policía detuvo a Ferreyra (que por entonces tenía 28 años y era vecino de la anciana) y el 21 de octubre de ese mismo año la Cámara del Crimen riotercerense lo condenó a 14 años de prisión por “homicidio en ocasión de robo”, que es castigado con penas de 10 a 25 años.
Inicialmente, el “Loro” estuvo imputado por “homicidio calificado”, un delito para el cual el Código Penal de la Nación prevé prisión perpetua, pero durante el juicio reconoció su participación en el hecho, aunque declaró que no había tenido intención de matarla.
Invocando el “beneficio de la duda”, el fiscal de Cámara pidió la sanción finalmente impuesta a Ferreyra, quien por buen comportamiento obtuvo la “libertad condicional” a fines de julio de 2011, luego de pasar nueve años y cuatro meses entre rejas, por lo que quedó “debiendo” un tercio de aquella condena (cuatro años y ocho meses).
Juez y partes
El juicio de la víspera fue presidido por el camarista Félix Martínez y contó con la participación del fiscal Francisco Márquez, de la defensora oficial Silvina Muñoz y de la secretaria Gabriela Sanz.