Una nueva técnica no quirúrgica y mini-invasiva permite implantar a pacientes de más de 80 años con problemas en la válvula aórtica, que antes no eran operables por el riesgo que implicaba una cirugía a corazón abierto, informaron especialistas, que destacaron que la intervención reduce un 20% la mortalidad en esa población.
Se trata de una de las últimas tendencias en salud cardiovascular, un «implante valvular aórtico transcatéter» que se realiza a través de una incisión de cinco milímetros y no requiere anestesia general para pacientes con «estenosis valvular aórtica severa».
«El implante se realiza vía arteria femoral en la pierna, y como no requiere grandes incisiones ni anestesia general, la internación es más corta y la recuperación más rápida», destacó a Télam Fernando Cura, jefe del Servicio de Cardiología intervencionista del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires, quien participó del reciente Simposio Internacional de Valvulopatías 2018, que se realizó en Buenos Aires.
Y completó: «Es destacable que el avance en la medicina cardiovascular, puntualmente en el tratamiento de afecciones en las válvulas, le permita a este grupo de pacientes acceder por primera vez a un tratamiento terapéutico”.
La estenosis aórtica valvular se caracteriza por la limitación de la apertura de esa válvula, lo que dificulta el paso de la sangre del ventrículo izquierdo al resto del cuerpo. Si bien la enfermedad puede ser asintomática, existen tres señales a las que se debe prestar atención: falta de aire durante el ejercicio, dolor en el pecho y pérdida de conciencia.
“Muchos pacientes llegan tarde al diagnóstico porque los síntomas pueden relacionarse con otras cosas, como presión o nervios, y eso demora también el inicio del tratamiento», destacó Raphael Rosenhek, director clínico de Enfermedad Valvular Cardíaca de la Universidad de Viena, Austria, e invitado especial al simposio, que reunió a unos 400 especialistas de varios países.
Los expertos coincidieron en que uno de los principales desafíos en valvulopatías consiste en promover el diagnóstico temprano: “Existe un subdiagnóstico de la enfermedad, es decir que muchas veces las personas con problemas en sus válvulas no son diagnosticadas correctamente», insistió Rosenhek.
«Por eso es importante que conozcan cuáles son los síntomas que pueden estar avisándonos que algo sucede con nuestros corazones, y que sean los pacientes quienes recurran al cardiólogo”, concluyó.
Consultado sobre las valvulopatías en general, Daniel Navia, director del Departamento de Cirugía Cardiovascular del ICBA, explicó que «pueden afectar a cualquiera de las cuatro válvulas del corazón: tricúspide, pulmonar, mitral o aórtica».
«Dos tipos de problemas pueden alterar el flujo de sangre por las válvulas: la insuficiencia y la estenosis. Las válvulas son como compuertas que van regulando el flujo de sangre dentro del corazón en una dirección determinada. Cuando no se abren bien, se trata de una estenosis, y cuando no cierran bien, de una insuficiencia», graficó en diálogo con Télam.
Señaló que las valvulopatías «son responsables del 35% de todas las cirugías cardíacas», y precisó que la estenosis aórtica se trata con una cirugía de remplazo con una prótesis biológica o mecánica.
«También se puede, según el caso, reparar la válvula para tratar la insuficiencia aórtica, opción que permite que el paciente la preserve y reduzca el riesgo de infecciones», agregó.