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Nuevas tecnologías: “Estamos en una época de desencanto”

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Nuevas tecnologías: “Estamos en una época de desencanto”
“Como consecuencia de las redes, la población maneja muchísima información a la misma vez, pero no profundiza en ninguna de ellas”, analizó Arriaga

El psicólogo Pablo Arriaga afirmó que “cada vez las estamos padeciendo más, ya que generan estrés, hiperinformación, dependencia y en muchos casos es una adicción”

“Como consecuencia de las redes, la población maneja muchísima información a la misma vez, pero no
profundiza en ninguna de ellas”, analizó Arriaga

El próximo jueves a partir de las 20.15, tendrá lugar la charla abierta “El impacto de las Redes Sociales en los vínculos humanos”, que se llevará a cabo en el Centro Vasco Euzko Etxea de Villa María (Lisandro de la Torre 33) y estará a cargo del licenciado en Psicología y docente Pablo Arriaga (MP 4818). El evento, organizado por la Comisión de Damas de la entidad, forma parte de las actividades de la Semana Cultural Vasca 2017 y tendrá entrada libre y gratuita. 

El profesional que animará el evento adelantó algunas reflexiones sobre un tópico cada vez más sensible e importante para la sociedad actual, que no dudó en referenciar como algo que “afecta nuestra conducta, la forma de vincularnos, de cuidarnos, de entendernos”.

“Investigando sobre el asunto, surgen planteos teóricos que hablan que estamos en una época de desencanto con las nuevas tecnologías, porque resulta que hace un tiempo atrás venían con las promesas de solucionarnos la vida, y ahora cada vez las estamos padeciendo más, ya que generan estrés, hiperinformación, dependencia… en muchos casos es una adicción. En tal escenario, las redes sociales tienen un papel de mucho peso”, comentó Arriaga, quien se desempeña como secretario del Interior del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Córdoba.

-¿Cómo afectan las redes sociales a las relaciones humanas?

-“Afectan a nuestra conducta, las formas de vincularnos, de cuidarnos, de entendernos,  generando un desapego afectivo. También de educarnos.  Por ejemplo, y respecto a esto último, lo vemos en los procesos de aprendizaje. En parte como consecuencia de las redes, la población maneja muchísima información a la misma vez, pero no profundiza en ninguna de ellas. Entonces, los períodos de atención y concentración son cortos, generando múltiples dificultades a la hora de resolver problemas que efectivamente requieren más tiempo, más trabajo.  Los niños y los adolescentes, que son quienes necesitan ejercitar más esas habilidades del pensamiento crítico, de analizar las cosas con más tiempo y tranquilidad, tienen muchos inconvenientes en ese sentido. Pero también los adultos.  En esa línea, durante la charla también vamos a tocar el tema de cómo, erróneamente, buscamos darle una solución rápida a estos escenarios”. 

-¿A qué te referís con esto de la “solución rápida”?

-“Es lo que nosotros llamamos la patologización del problema, cuando se involucra la medicación. Hay movimientos de la industria psiquiátrica que avanza sobre estos particulares. Por ejemplo, la ampliación de los manuales psiquiátricos, que van incluyendo todos estos problemas de la época actual, potenciados por del uso excesivo de las redes sociales, y lo rotulan como patologías. Como consecuencia de ello, los laboratorios empiezan a fabricar drogas específicas para mantener  a los niños bajo control. Su objetivo es mantener los niveles de ansiedad de los pequeños en niveles “normales”, cuando en realidad la ansiedad y otros síntomas similares son una respuesta que tiene nuestro propio organismo a situaciones donde no estamos pudiendo adaptarnos correctamente”.

-¿Las redes sociales de alguna manera potencian estos fenómenos como la ansiedad o la falta de adaptación a distintas esferas de la vida real?

-“Sin dudas. Igual es importante remarcar que las redes sociales no son las causas de estas situaciones, pero que sí las facilitan y las potencian. En la medida en que nosotros no regulemos nuestra relación con la tecnología, el efecto toma vigor”.  

-¿Qué podemos hacer ante esta situación? ¿Se plantean al menos esbozos de posibles soluciones?

-“Lo primero es pararse en un lugar más crítico, más reflexivo, y empezar a analizar la realidad, y cómo los efectos de excesos como el de las nuevas tecnologías nos impactan. Ahí es cuando uno empieza a recuperar una mirada más profunda y comprometida, para a partir de allí ir generando un cambio. El evento del jueves intenta un poco eso: estimular el espíritu crítico, para que los adultos nos empecemos a posicionar en otro lugar, de mayor responsabilidad. Sobre todo en una época donde los valores de las personas apuntan hacia cuestiones más individualistas y menos solidarias, del placer personal más inmediato. Envueltos en ese fenómeno, alimentado por el consumismo,  los adultos en muchos casos han perdido su rol de reguladores. En concreto con el tema de las redes sociales y sus efectos adversos, no podemos pretender que se detenga de la noche a la mañana, ni siquiera a que de hecho se detenga. Pero sí, en principio, debemos empezar a aprender cómo manejarlo. Después vendrán tareas legislativas, donde el Estado pueda tener mayor acción. Pero primero necesitamos generar conciencia. Eso es lo más urgente.