En los últimos años, las organizaciones han comenzado a adoptar prácticas sustentables a raíz de los beneficios que esto implica: reducción de costos, mayor eficiencia energética, atracción y retención de personal, y mejoras en la productividad, la reputación y los servicios prestados.
“No obstante, para lograr una oficina verdaderamente sustentable, es necesario poner el acento no solo en el aprovechamiento adecuado de los recursos sino también en el uso eficiente del espacio en función de las nuevas formas de trabajo móviles que están emergiendo. La verdadera sustentabilidad se encuentra en la intersección entre el entorno físico, la tecnología y las personas”, explicó Alejandro Mariani, gerente general de Contract Workplaces Argentina.
El desafío de construir un interior comercial en base a un diseño sustentable abarca cinco áreas: planeación del sitio, eficiencia en el uso del agua, la energía, los materiales a utilizar y el uso de los recursos, sumado a la calidad del aire interior y el confort térmico. La sumatoria de esas áreas se va a traducir en edificios más saludables, duraderos, confortables, eficientes y ambientalmente responsables.
En ese sentido, son cada vez más populares los edificios de oficinas que buscan obtener certificaciones de sustentabilidad. La principal y más reconocida a nivel mundial es la certificación LEED (Leadership in Energy & Environmental Design), desarrollada en los Estados Unidos por el US Green Building Council. Una de sus categorías abarca los interiores comerciales, que tiene en cuenta todas las premisas antes nombradas, a la vez que destaca y puntúa la preponderancia de los equipos de diseño y proyecto en el cumplimiento de estas premisas y la posibilidad de lograr una eficiencia excepcional e innovadora por encima de los requisitos establecidos por el sistema de clasificación de edificios sostenibles LEED.
Asimismo, adoptar una estrategia “verde” puede aportar grandes beneficios a las empresas: se obtiene un importante ahorro en los costos de operación y funcionamiento, se favorece el posicionamiento dentro del mercado y se crea una buena reputación al mismo tiempo que se beneficia el medio ambiente. Las organizaciones que optan por obtener la LEED generalmente buscan mejorar su imagen y, principalmente, reducir costos. Se estima que los edificios de oficinas con la certificación logran reducir de 12% a 20% el consumo de energía, de 20% a 40% el consumo de agua, y de 10% a 30% los costos operativos.
En los edificios de oficinas la energía se destina principalmente al funcionamiento de los sistemas de aire acondicionado, la iluminación y los equipos eléctricos y electrónicos. Es por esto que las pautas de ahorro deben apuntar hacia esos frentes y prestar especial atención al adecuado aislamiento térmico del edificio. La elección de una buena orientación, la protección de las ventanas, el uso de vidrios dobles, evitar las infiltraciones a través de puertas y ventanas, y privilegiar la ventilación e iluminación naturales de los locales, también ayudará a controlar el gasto energético.
Asimismo, la domótica permite hacer un uso eficiente de los recursos energéticos, con lo cual, a mediano plazo se podrá observar un ahorro económico basado en que los edificios pasan a ajustarse a las necesidades del usuario y no, viceversa.
Otro aspecto que impacta directamente sobre la sustentabilidad de los espacios de trabajo es la estrategia de diseño. Cuando la asignación de espacio se realiza de acuerdo con la necesidad y no con la jerarquía, se puede obtener una reducción significativa de la superficie ocupada junto con una disminución de los consumos asociados. “Las nuevas tendencias apuntan a la Oficina Abierta (Open Office) ya que este tipo de espacio favorece el aprovechamiento de la luz natural, que no es obstaculizada por despachos cerrados. Esto repercute en un importante ahorro en iluminación artificial y un bajo consumo en el uso de equipos de refrigeración y calefacción. A su vez, la adopción de políticas de digitalización, uso de la nube y reducción del uso de papel son claves en este proceso”, afirma Mariani. En la mayoría de las oficinas, el espacio que se destina al almacenamiento de papel oscila entre un 15% y un 17% de la superficie disponible. La digitalización de documentos, el uso de dispositivos móviles, el almacenamiento en la nube y las políticas de reducción y concientización en el uso del papel, liberarán muchos de los metros cuadrados que hoy se destinan a archivos y bodegas con la consecuente disminución de producción de residuos.
Finalmente, Mariani puntualiza: “Desde el diseño y la construcción tenemos la responsabilidad de incorporar la sustentabilidad en los proyectos desde sus diferentes aristas. De todas maneras, para un resultado eficiente, es fundamental que la cultura de la compañía acompañe ese proceso y concientice a su personal al respecto”.