Miembro de la ONG “Vínculos en Red” y exlegisladora por el Frente Cívico de Córdoba, la ballesterense Graciela Sánchez acaba de entrevistarse con Fabiana Túñez, presidenta del Consejo Nacional de Mujeres. Hablaron de la necesidad de trabajar en forma conjunta con la Iglesia ante situaciones de violencia de género
Escribe: Iván Wielikosielek
ESPECIAL PARA EL DIARIO
Uno de los pasajes más famosos del Nuevo Testamento es el de la mujer adúltera a punto de ser lapidada por los escribas. “El que de vosotros esté sin pecado, que arroje la primera piedra”, le dijo Jesús a los potenciales agresores, en lo que fue la primera acción contra la violencia de género que registre la historia. La pregunta que sigue se cae de maduro: ¿por qué durante los últimos años y con tantos casos en el país, los organismos de derechos de la mujer estuvieron tan disociados de la Iglesia? La activista Graciela Sánchez, miembro de la ONG villamariense “Vínculos en Red”, arriesga la primera respuesta. “Acaso porque históricamente la Iglesia no le había dado a la mujer el lugar que le correspondía. Pero eso cambió de manera radical y desde la asunción del Papa Francisco se trabaja con más intensidad por los derechos de la mujer. Se está produciendo una toma de conciencia desde los organismos con respecto a la Iglesia pero también a la inversa, la Iglesia se da cuenta de que necesita de esas organizaciones. Y a esta nueva toma de conciencia se debe mi último viaje a Buenos Aires, donde me entrevisté con Fabiana Túñez, presidenta del Consejo Nacional de las Mujeres. Desde la ONG nos parece un despropósito seguir trabajando de forma disociada con la Iglesia. Pienso que aunar esas dos luchas y federalizar el Consejo sería fantástico”.
-¿Querés decir que el Consejo no tiene alcance nacional?
-En los papeles, sí; pero siempre operó en Buenos Aires. Yo voy a trabajar en la Región Centro, es decir Córdoba, Santa Fe y una parte de Entre Ríos. La idea es que haya más coordinadoras regionales. Esto recién se está gestando. Ahora estoy organizando una reunión con Fabiana en Rosario. Será la primera vez que el Consejo salga al interior.
-¿Y cómo se manejó Córdoba durante todo este tiempo?
-Córdoba no tiene políticas públicas que defiendan a la mujer de la violencia de género. No tiene una ley ni tampoco se adhirió a la ley nacional. A eso lo padecí como legisladora y opositora al gobierno de De la Sota. En Córdoba sólo hay una ley de violencia familiar, y eso disipa mucho la problemática.
-Una mujer del interior que sufre una agresión ¿adónde va?
-De momento no tiene un refugio ni una contención; apenas dos teléfonos (144 para violencia de género y 145 para la trata de personas). La misma Policía no está preparada para recibir a esa mujer y muchas veces la mandan de vuelta o le dicen “¿qué hiciste para que te dieran una paliza así?”. Y vos imagínate todo lo que tuvo que pasar esa mujer para ir a la Policía y escuchar eso, con el agresor vigilándola en la esquina.
-¿Qué proponen desde el Consejo para el interior?
-Obligar a cada provincia a que tenga sus políticas respecto a la violencia de género o que en su defecto se adhiera a la ley nacional, que es muy importante porque ahí constan los derechos de la mujer y les dan garantías a la víctima. No sólo atención y refugio sino un equipo interdisciplinario de médicos, abogados y psicólogos.
-Vos decías lo del agresor en la esquina ¿no existe la orden de restricción?
-Existe, pero muy pocas veces se cumple. Y como no hay pena, nadie le hace caso. No te imaginás cuántos femicidios se hubieran impedido si se acatara esa orden…
Conventos y hospitales que se vuelven refugios
-¿Aumentó la violencia de género en los últimos años?
-Lo que aumentó fueron las denuncias. Las mujeres ahora se animan a ir a la Policía, lo que quiere decir que se está haciendo un buen trabajo de prevención, algo que Alicia Peressutti maneja muy bien desde la presidencia de la red, yendo a dar charlas a escuelas o a centros vecinales. Pero nos está faltando trabajar sobre los hombres.
-¿Se puede trabajar sobre los agresores?
-Es de lo que se está hablando ahora, trabajar desde las “nuevas masculinidades” y no sólo con ellos sino también con las madres que criamos a nuestros hijos. Debemos terminar con las diferencias entre chicos y chicas desde el jardín de infantes.
-¿Aunar la Iglesia con el Consejo es juntar experiencia con infraestructura?
-Un poco, sí. La infraestructura que puede aportar la Iglesia y que no utiliza no es un dato menor. El mismo Papa está pidiendo a gritos que los laicos tengan más territorio. Hay una posibilidad concreta de convertir en refugio un convento abandonado en Buenos Aires, y acá en Villa María estamos pensando en el viejo edificio del Hospital Pasteur. Hemos hablado con gente de Acción Católica y también con Andrea Escurra de la Unión Mundial de Organizaciones Mundiales Católicas en Argentina. Y con ambas agrupaciones nos comprometimos a trabajar de forma conjunta. Fue la mejor noticia desde que trabajo en los derechos de la mujer.