Escribe Damián Stupenengo DE NUESTRA REDACCION
Una familia villamariense emprende un viaje con el que sueña desde hace tiempo. No tiene un recorrido predeterminado ni plazos
Esperar el momento indicado es, en muchos casos, aguardar por algo que nunca va a llegar. Con miedo, nervios. Un nudo en el estómago, pero sin la más mínima duda, así partirán esta semana Iván Videla (47), Karina Botta (43) y Mayra Videla (23) rumbo a Alaska .
Un Jeep modelo 1957 será el que lleve a esta familia villamariense por más de 50 mil kilómetros para recorrer América de punta a punta. El viaje no tiene plazos, solo tenía que suceder.
“Desde que tenía 20 años que vengo pensando en esto y llegó este momento de mi vida en el que me planteo que el momento es ahora. Quizás cuando tuviera 70 años lo iba a poder hacer, pero no lo voy a disfrutar de la misma manera; es ahora”. El que habla es Iván, quien llegó desde su Mendoza natal a los 12 años y cuenta cómo tomó la decisión, hace más de dos años, de hacerle la propuesta formal a su mujer de abandonar la zona de confort para saltar a la ruta a viajar.
Simplemente viajar. No tienen una ruta definida. “El camino, la gente, nos irá marcando los tiempos y los lugares que tengamos que visitar”, contó Karina.
La familia tiene previsto saltar a la ruta entre martes y miércoles próximo.
Sueño compartido
El dijo que “desde chico soñaba con hacer un viaje así, pero no sabía que iba a ser en un Jeep de 60 años”. Ella reconoce que “quizás imaginaba hacerlo en un motorhome”. De alguna u otra forma compartían más que la vida. Los sueños y las ganas también. “Un día me lo propuso. Lo primero que pensé es que estaba loco. Después me puse a buscar en Internet gente que hubiera hecho algo así y me convencí”, relata Karina entre risas.
Una vez convencidos de que la aventura se iba a emprender, comenzaron a elegir fecha. Iba a ser en enero, primero, y luego lo patearon para unos meses más adelante, pero consideraron que era mejor esperar que pase un poco el frío. En ese momento se dieron cuenta de que el viaje, sin haberlo comenzado, ya les estaba dejando una enseñanza. “Siempre va a faltar algo para que sea el momento indicado para salir. Entonces hay que salir y listo”, confirma ella.
Aún sin limpiaparabrisas o cortinas. O sin el tapizado que Iván quería. “Lo vamos a terminar de armar en el camino. Aún quedan cosas por conseguir, pero salimos como estamos, porque nunca va a ser el día indicado”, confió.
Una de las primeras preguntas que surge es qué y cómo van a hacer con el trabajo. La familia tiene una inmobiliaria y Karina, además, es gestora del automotor. “Creo, esperemos, que quede en buenas manos”, rieron al unísono. “Organizamos lo que más se pudo. Ya está. El miedo está. El negocio quedará a cargo de uno de nuestros hijos junto con la hermana de Iván y otra persona”, planteó la mujer que meses atrás decidió recibir a una familia española que recorría el mundo en casa rodante. El, sincero, confesó que lo que suceda desde lo laboral “es el miedo más grande y todavía no se me va, no sé qué va a pasar y vamos a volver de acá a unos años sin saber con qué nos vamos a encontrar”.
Un mundo por conocer
El Jeep IKA hace cinco años que está en la familia. Prácticamente original, salvo el motor de Peugeot 504, también será el lugar que los cobije por las noches. Claro que no en su interior porque ni siquiera tiene lugar para que puedan llevar una valija, por lo que llevarán la ropa separada en algunas bolsas.
Le instalaron una carpa de techo donde los tres pueden dormir. Llevan consigo celulares, una notebook y agregarán en el camino una cámara filmadora. Irán contando su viaje en el Facebook “América en Jeep”, no solo para llevar un registro de lo vivido y para que sus conocidos puedan saber cómo va el viaje, sino porque también sirve para abrir puertas.
“Ya tenemos invitaciones de muchos lugares. Publicamos algo y aparece gente que te dice que te espera en México, por ejemplo, con lo mucho que falta para llegar allá”, subraya sorprendida Karina.
Tras pasar por Mendoza, tomarán la ruta 40. El resto lo dirá el destino. “Tenemos en mente pasar por los lugares más conocidos en cada país, estar el mayor tiempo posible”, adelantó Ivan, a lo que ella agregó: “Lo que nos recomienden que está bueno para visitar, lo que la gente de cada lugar nos diga que tenemos que conocer, lo vamos a hacer”.
La intención es manejar no más de 300 kilómetros por día. Conocer comunidades aborígenes, sobre todo de América del Sur, contaron. ¿La vuelta? Falta muchísimo, pero quizás pongan el Jeep sobre un barco rumbo a Chile u otro lugar y vayan a buscarlo en avión. ¿Qué los motiva a hacer el viaje? “Conocer. Culturas, gente, historias. Conocer”, resumió Iván.
Desde hace un par de días que duermen poco. La ansiedad les fue comiendo el sueño. “Hubo gente que al enterarse del viaje nos dijo que soñaban con hacer lo mismo, pero que se les pasó la vida”, recuerdan. Por eso no hay incertidumbre, miedo o nervio que pueda más que la decisión de dejar de esperar el momento adecuado. “Es ahora”, insisten.