En Córdoba, el expediente de Joel Solá se ve atravesado por el traslado de la secretaria que instruía el caso. En Villa María, hubo recepción de testimonios en la causa Carlos Solá
Las causas judiciales abiertas por las muertes de Joel Solá y su padre Carlos “Pato” Solá permanecen abiertas y con futuro incierto.
La primera, como se conoce, se tramita en una fiscalía de la capital cordobesa, por ser la jurisdicción en donde falleció el pibe de 16 años en noviembre de 2014. Por su lado, la de su progenitor se sustancia en Villa María, en la Fiscalía de Instrucción del Segundo Turno.
Una secretaria de la fiscal de Distrito 4 de Córdoba Liliana Sánchez dijo ayer a EL DIARIO, en nombre de la funcionaria, “que no hay novedades en la causa”. “Sucede que la instructora de ese expediente fue designada como prosecretaria en otra fiscalía, por lo que la causa será redistribuida. Si pueden, llamen en diez o quince días para poder hablar con quien sea designado para llevar el caso”, indicó.
De esta forma, va camino a cumplirse el año y medio desde que se registró el fallecimiento del adolescente sin que se esclarezcan los motivos, que se investigan bajo el rótulo de “muerte de etiología dudosa” (ver recuadro).
Por su parte, el fiscal villamariense Gustavo Atienza lleva adelante la instrucción por el deceso del papá de Joel, Carlos, quien apareció ahorcado en una celda de la Departamental San Martín en noviembre de 2015 tras ser detenido aparentemente por encontrarse ebrio en la vía pública. Este hecho está caratulado como “suicidio”, en base al dictamen del médico forense. No obstante, Atienza confirmó que mantiene abierta todas las hipótesis.
Fuentes judiciales señalaron ayer que están pendientes la recepción de dos testimonios que fueron pedidos por la Querella, a cargo del abogado Daniel Volpe. Se trata de la palabra del yerno de Carlos Solá, quien está en pareja con su hija Rebeca y que trabajaba con él. El joven prevé señalar que su suegro “no tenía fuerzas en los brazos”, lo que toma como un indicio de que no se pudiera haber ahorcado, menos en el estado alcohólico que presentaba.
También se ofreció como prueba la declaración de una funcionaria municipal a la que Solá le había solicitado ladrillos para la construcción de una vivienda.
Con estas personas, la familia de la persona fallecida busca mostrar que Solá no estaba deprimido sino que tenía planes para el futuro.
En la causa ya declararon la hija y una sobrina de Carlos, quienes básicamente hicieron apreciaciones sobre su estado anímico; la sobrina dando cuenta de cómo lo vio mientras convivió con él.