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«Pedimos que el que mató a mi hija no quede en libertad»

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«Pedimos que el que mató a mi hija no quede en libertad»
Gabriela Viera con su pareja, Gabriel Tello, muestra la foto de Luna sonriente. Quieren justicia para que ella descanse en paz

Gabriela Viera aceptó hablar con EL DIARIO para hacer público el reclamo de justicia. Teme que el único imputado por el homicidio de su hija de 5 años, no sea procesado y que la muerte de Luna quede impune. Van a hacer un reclamo en la plaza

Gabriela Viera con su pareja, Gabriel Tello, muestra la foto de Luna sonriente. Quieren justicia para que ella descanse en paz

El miércoles 19 de julio transcurría con normalidad en el barrio Norte de Tío Pujio. Gabriela Viera (26), que hacía un año y medio estaba radicada en esa localidad, decidió aprovechar el calor del sol del invierno y comió con sus hijos en el patio. Milanesas y tortilla, y de postre, fruta.

“Siempre nos acostamos después de comer. No a dormir, sino a mirar dibujitos y ahí nos gusta comer algo”, recordó Gabriela, cuando repasó los hechos de ese día, el día que mataron a su hija Luna, de apenas 5 años.

Sigue el relato diciendo que Luna pedía golosinas. “Primero le dije que no, pero insistía. Ese día había cobrado la asignación, así que le di 50 pesos para que vaya al quiosco”, dijo.

“Como quería ir rápido para no perderse los dibujos, me pidió mis botas, para no demorar atándose los cordones de sus zapatillas. Y salió. A los 15 minutos no llegaba y me empecé a preocupar”, señaló.

Con un amigo de su pareja empezó a llamarla. “Pensé que estaba con otros chicos, jugando, pero no contestaba. Fui hasta el quiosco y ahí Betty, la quiosquera, me dijo que la había atendido. Sin saber, ella fue la última que pudo hablar con Luna”.

Los minutos siguientes se agolpan en su mente. Solo recuerda cuando Betty la llamó y le dijo que había aparecido su hija, que se había golpeado.

“Fuimos y cuando la vi ahí, tirada, supe que me la habían matado”. Se acercó, le puso la mano en el corazón y confirmó lo peor.

“Empecé a gritar y sin saber por qué, me paré en el patio de Mariano (Gutiérrez Cingolani, el único imputado por el homicidio). Creo que desde ese momento supe que era él el que me la había matado”.

“A mí me gustaba Tío Pujio por la tranquilidad. Los chicos juegan en la calle, la droga no se ve tanto como acá y la gente duerme con la puerta abierta. Pensé que era un buen lugar para criar a mis hijos. Pero ahora no quisiera volver más”, dice Gabriela, quien está viviendo con su familia en la casa de la abuela en Villa Nueva.

 

“Que no quede impune”

Gabriela tiene un pedido: que el crimen de su hija no quede impune. “Nosotros no queremos que esa persona quede en libertad. Porque dirán que está mal, pero para mí, no es un discapacitado como muchos que conocemos, que tienen la mente infantil. El tiene maldad”, aseguró. “Se junta a comer asado y a chupar y sabemos que abusó de gente de su familia. Pero lo taparon”, señaló.

“Además, miente. Primero, me parece raro que mi hija haya querido robar naranjas. Hace un año y medio que vivimos ahí y nunca lo hizo. ¿Por qué lo iba a hacer ahora? Además, terminaba de comer la fruta del almuerzo y por otra parte, el árbol de naranjas no estaba en el patio de Mariano. Si se hubiera caído, del árbol o de la tapia, tendría las botas cerca, la plata del vuelto y las golosinas. Pero no había nada”, dice Gabriela.

En ese tramo de la nota, interviene su pareja, Gabriel Tello (20), quien la acompañó en todo momento tras la tragedia. Haciendo un dibujo de la ubicación de los patios, explicó que “en el terreno de Mariano, había una colcha. Para mí, que la envolvió con eso y la tiró para el otro lado, porque cuando encontramos a Luna, no estaba como caída, estaba como si la hubieran tirado. Ahí, cuando la fue a tirar, se le deben haber salido las botas porque eran de la madre y le quedaban grandes. Para mí que él las revoleó a otro patio”, planteó.

Omar Viera (45), padre de Gabriela y abuelo de Luna, no oculta su enojo: “Si no puede ir preso, espero que, como ha pasado en otros casos, que el juez declare que no es apto para estar en sociedad y lo encierren en un lugar como Oliva”, dice.

Confía en el fiscal que a partir de hoy tendrá a cargo la instrucción de la causa: “(René) Bosio es el que más metió presos acá. Confío en que no va a dejar el crimen de Luna así nomás”.

Gabriela, en medio de toda la familia sabe que tiene la responsabilidad de seguir adelante. Tiene tres hijos más (una nena de 10, uno de 7 y el menor de tres), pero el dolor le cruza el alma. “Yo quisiera que mi nena se apareciera en un sueño, para que me contara lo que pasó, porque tengo muchas preguntas de cómo fueron las cosas. Todo esto, no me deja dormir. Si no llega a hacerse justicia, no se, sería peor todavía”, concluyó.

 

“Bella hasta cuando dormía”

“Luna era súper inteligente, vivaracha, siempre tuvo amigos porque no fue una nena mezquina”, dice Gabriela, la mamá.

La tiene presente con la vitalidad de la niñez. “Es como la ves en la foto, hermosa, aún estando dormida era hermosa”.

Gabriel, el padrastro, sufre cuando piensa que cada vez que regrese del trabajo nada será igual: “Yo llegaba y ella salía corriendo y me decía ‘Pollo’. Era muy cariñosa y buena”.

Los hermanos no pueden sacarse la última imagen de la cabeza. El más chiquito, de 3 años, se despierta diciendo: “Vamos a buscar a Luna, que está tirada”. No encuentra explicación a lo sucedido.

 

Cuestionaron a Nancy Schiavi: “La intendenta nos soltó la mano”

Gabriela Viera y Gabriel Tello quisieron dejar expresado el malestar que tienen contra las autoridades de Tío Pujio. “La intendenta nos soltó la mano”, aseguraron, al hacer referencia a Nancy Schiavi.

Según relataron, el día del asesinato, Schiavi les prometió que la Municipalidad se haría cargo de los gastos del sepelio, pero, cuando venían con el cuerpo de Luna desde Córdoba “nos llamaron antes de llegar, cuando íbamos por James Craik, para decirnos que no podían ayudarnos porque no teníamos domicilio en Tío Pujio. Claro que no, pero hacía un año y medio que vivíamos allí”, plantearon.

Agradecen a la Municipalidad de Villa Nueva que sí afrontó esos gastos para que tuviera un sepelio digno. “Te digo la verdad, no teníamos ese día plata para el sepelio”, afirmó Tello.

Dicen que si bien la localidad es tranquila “el problema está en que no funcionan las autoridades”. “Por ejemplo, si alguien roba un celular van a la casa y lo encuentran, el tipo no queda preso porque el policía conoce a la madre o al padre. Esto pasa siempre”, concluyó.

La investigación

El mismo día del crimen, la fiscal de feria, Silvia Maldonado, ordenó la detención de Mariano Gutiérrez Cingolani, un hombre de 30 años que, según los vecinos, tendría algún tipo de discapacidad. A poco de avanzar la investigación, lo imputaron por “homicidio simple”. Ya fueron realizadas las pericias psiquiátricas en Córdoba que determinarán si es o no imputable, aunque todavía no se conoce el resultado. A partir de hoy, el fiscal René Bosio se hará cargo de continuar la investigación por el crimen de Luna Viera.