Cámara del Crimen – Todas las audiencias fueron presididas por la jueza Eve Flores – La sanción más alta fue para Domingo Gatti, un mecánico de Oliva que fue declarado culpable de violar reiteradamente a una menor. Los otros condenados son José Luis López, Germán Gamero y Narciso Fusteni. Sólo el último pudo recuperar la libertad al concluir el debate
Cuatro hombres fueron condenados ayer en los Tribunales de Villa María, en el marco de una intensa seguidilla de juicios realizados hasta las 16.30 en la Cámara del Crimen.
La pena más severa recayó en Domingo Gatti (64), un mecánico y fletero de la ciudad de Oliva que recibió una pena de 12 años de prisión al cabo de un debate realizado a puertas cerradas porque los hechos que se le atribuían eran de instancia privada.
Gatti, alias “Mingo”, fue hallado autor responsable de los delitos de “abuso sexual con acceso carnal” y “corrupción de menores”, cometidos en perjuicio de una menor, a la que sometió a sus bajos instintos durante cuatro años.
Este juicio fue el que cerró la serie de audiencias y durante el debate comparecieron cuatro testigos, además de incorporarse por lectura el resto de la prueba colectada en el expediente.
Aunque no se conocieron detalles puntuales de la causa, justamente para preservar la identidad de la víctima, EL DIARIO pudo saber que los hechos se produjeron entre 2012 y 2015 en Oliva, cuando la menor abusada -quien no tiene relación de parentesco con Gatti- tenía entre 9 y 12 años y quedaba a su cuidado cuando la madre se iba a trabajar.
A la hora de los alegatos, el fiscal Francisco Márquez solicitó una condena de 14 años de cárcel, mientras que el abogado Jorge Bustos pidió la absolución de su cliente, quien está detenido desde marzo del año pasado.
Cuando promediaba la tarde, la jueza Eve Flores de Aiuto dio a conocer el veredicto, en el que le impuso una pena dos años por debajo de la requerida por el acusador público.
Ladrón y violento
La segunda condena más importante de la jornada la recibió un viejo conocido de la Policía y la Justicia locales, ya que se trata de un convicto con frondosos antecedentes.
Se trata de José Luis López (31), quien al cabo de un juicio de trámite abreviado recibió una sanción de cinco años de prisión, con declaración de reincidencia.
López fue declarado autor de los delitos de “robo calificado por uso de arma” (en este caso, arma blanca), “lesiones leves calificadas” y “coacción” y está detenido desde el 3 de septiembre del año pasado, menos de cuatro meses después de haber salido de la cárcel.
En efecto, este convicto reincidente venía de cumplir una condena unificada de siete años y seis meses de prisión, dictada el 28 de octubre de 2010 por otro asalto a mano armada, y fue liberado el 14 de mayo de 2017. Pero al mes siguiente nomás volvió a delinquir, ya que utilizando un cuchillo irrumpió en un comercio de barrio Ameghino, amenazó a la empleada y se llevó el dinero que había en la caja registradora.
López confesó haber cometido ese hecho y otro robo en un quiosco, perpetrado el día anterior, además de admitir que golpeó y amenazó a su expareja luego de que salió de la cárcel y se enteró que ella había comenzado una relación sentimental con otro hombre.
Una cámara de seguridad instalada en el primero de los negocios asaltados posibilitó identificar sin ningún tipo de dudas al delincuente, aunque pudo ser detenido por la Policía casi tres meses después.
La audiencia fue presidida por la jueza Flores y contó con la participación del fiscal Márquez y de la defensora oficial Silvina Muñoz.
Como dato complementario, cabe señalar que López recibió su primera sanción penal el 22 de marzo de 2006 (tenía 19 años), cuando la Justicia villamariense le impuso una condena de tres años en suspenso por un “robo calificado” por uso de arma cuya operatividad no pudo ser acreditada y una “tentativa de hurto”.
Desde entonces y hasta la actualidad, López pasó 13 años de su vida entre rejas, según informó el fiscal Márquez.
Otro reincidente
Cuando promediaba la mañana de la víspera, quien se sentó en el banquillo de los acusados -una vez más- fue el mecánico y camionero villamariense Germán Alberto Gamero (43), otro convicto conocido en el Palacio de Justicia local.
Gamero, quien registra último domicilio en la localidad de Sacanta (al momento de ser detenido estaba viviendo allí, en la casa de su madre), fue hallado culpable de los delitos de “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización” y “amenazas calificadas” y recibió una condena de cuatro años de prisión y declaración de reincidencia.
Dueño de un frondoso prontuario policial y penal, en su gran mayoría por delitos contra la propiedad (en septiembre de 2011 le impusieron siete años de prisión por un asalto a mano armada perpetrado en una distribuidora de barrio Industrial), Gamero fue detenido hace un año durante un control vehicular que realizaba la Policía local sobre la ruta 158.
En esa oportunidad, los uniformados secuestraron en poder de Gamero un envoltorio que contenía 37 gramos de marihuana.
En la audiencia de la víspera, el fiscal Márquez pidió una sanción de cuatro años de cárcel, mientras que la abogada defensora Florencia Vottero solicitó una pena de un año de prisión tras considerar que el delito encuadraba en la figura de la “tenencia simple de estupefacientes”. Subsidiariamente, requirió una sanción fuera de tres años luego de plantear la inconstitucionalidad de la escala penal descripta en el artículo 5 de la Ley Federal 23.737.
Finalmente, al momento de dictar sentencia, la jueza Flores de Aiuto aplicó la condena pedida por el acusador público.
Condena y libertad
La pena más leve de la jornada la recibió Narciso Teobaldo Fusteni (19), un joven albañil que llegó a juicio acusado de ser coautor de un “robo calificado” por uso de arma blanca, en compañía de un menor, por un asalto callejero perpetrado hace un año en barrio Parque Norte, donde dos jóvenes le sustrajeron la campera y el teléfono celular a un transeúnte.
El debate había comenzado el martes, jornada en la que el fiscal pidió una condena de seis años y ocho meses de prisión, mientras que la asesora letrada Muñoz solicitó la absolución.
En la víspera, la jueza Flores consideró que las pruebas contra Fusteni no eran suficientes como para sancionarlo por el asalto, por lo que le impuso una pena de tres años de prisión por el delito de “encubrimiento” y, como se trataba de un convicto primario, ordenó su inmediata libertad.