Alumni complicó sus chances de clasificación al perder 2-1 con Ben Hur de Rafaela, en Plaza Ocampo. En un partido que tenía controlado, el equipo villamariense sufrió tres expulsiones en una sola jugada y se lo dieron vuelta. Todos cargaron contra el árbitro cordobés, César Ceballo, en una noche tormentosa
Escribe: Juan Manuel Gorno
Fotos: Víctor Alvez
Un instante de terror en una noche puede arruinar toda la vida.
La furia, la bronca, los errores y los egos mal entendidos se pueden mezclar en ese momento repentino y todo lo que marcha sobre rieles termina descarrilado por completo.
Le sucedió ayer a Alumni, que pasó de estar en el umbral de la clasificación (y de ser un actor supremo en la contienda con Ben Hur de Rafaela) a perder la cabeza, tres jugadores y finalmente el partido (2-1), complicando seriamente sus posibilidades.
Tras un error de Fabián Martínez en la disputa de la pelota en la mitad del segundo tiempo, un joven árbitro cordobés, César Ceballo, se vistió de pistolero, utilizó la tarjeta roja con demasiado ímpetu, expulsando a tres jugadores de Alumni (el “Indiecito”, Leandro Martínez y David Reano), uno tras otro, y el partido se desmadró tanto que finalmente Ben Hur, un equipo limitado y con problemas, terminó llevándose la victoria de manera inesperada.
Por entonces el resultado estaba igualado (1-1), por “culpa” del propio Alumni, que había dilapidado situaciones como para golear en el primer tiempo y, sin embargo, careció de eficacia.
De siete ocasiones claras en esa etapa, la formación villamariense apenas convirtió una de penal, más allá que daba señales importantes desde el juego.
El desafío de ganarle a un rival directo como Ben Hur, disimulando algunas bajas fundamentales, se cumplía en esa primera etapa.
Ante las ausencias de César Quiroga y Juan Aimar en la mitad de la cancha, el equipo se recostó en la inspiración de Santiago Aloi, que abrió surcos por izquierda, pero también se liberó por el medio y hasta apareció por derecha. De hecho, a los 17 minutos pisó el área entrando como “ocho” y recibió la falta que derivó en el penal.
Leandro Martínez convirtió desde los doce pasos y el equipo pasó a ganar con rapidez y con justicia.
El aporte de Emanuel Urquiza para jugar desde el medio con Gastón Kranevitter, la presión de Reano para apuntalar esas subidas de Aloi y las corridas de los delanteros, generando el error en las salidas del rival, le dieron sustento al juego del equipo, a pesar de lo difícil que resultó ser preciso en un piso mojado y bajo la tarde-noche londinense que se vivió en Villa María.
Ben Hur nunca encontraba la brújula. Dependía mucho de la capacidad de desequilibrio de Luis Rivero, pero este se alejaba del arco; bajaba demasiado para tener contacto con el balón y dejaba a los centrales de Alumni prácticamente solos para apretar más arriba.
Recién sobre el final de la primera etapa, cuando Ben Hur logró un tiro libre, el centrocampista Santiago Autino reventó el travesaño con una media vuelta, previo manotazo de Carlos Ronco. Pero antes de esa jugada clara, todo fue de Alumni, que pudo haber aumentado si no fuera porque se lo perdieron Aloi y Fonseca, y porque el arquero Marcos Cordero fue decisivo con un par de atajadas formidables.
Este rasgo del equipo que “perdonaba” a su rival continuó en el complemento, cuando Fonseca se lo perdió un par de veces más. Y luego le tocó el turno a Leandro Martínez, también en dos oportunidades, una de las cuales hizo lucir al arquero.
Alumni sumaba chances porque se mostraba más agresivo, tenía la pelota y apretaba a un rival lento y predecible. Entonces para los hinchas locales, la tranquilidad de la producción les anunciaba al paraíso.
Todo empezó a cambiar a los 18 minutos, el tiempo en el que “Yiyi” Rivero frotó la lámpara y, por fin, encontró un referente en el área para dar el último pase. Ese referente fue Matías González, que recibió el pase del ex-Racing de Córdoba, aceleró por derecha y sacó el remate que venció la resistencia de Ronco para empatar 1 a 1.
El tanto visitante rememoraba la frase trillada de “los goles que no hacés en el arco contrario…” y mandaba al local a redoblar el esfuerzo.
Pero Alumni no tuvo tiempo para volver a enfocarse: Dos minutos después explotó por esa jugada del “Indiecito” Martínez, que puso la plancha sobre un adversario y se ganó la roja.
El problema fueron los gestos del árbitro, que confundió autoridad con autoritarismo y, en medio de la queja de los jugadores locales, se desequilibró con la roja en la mano (ver página 51).
En la reanudación del juego, después de nueve minutos, Alumni quedó con ocho jugadores en la cancha y el partido quedó podrido. Encima Ben Hur, que no hacía más que rifar la pelota cuando necesitaba lucidez, vio luz en el final del camino y estableció el 2-1 sin darle tiempo de organización al golpeado rival.
Hubo un remate desde afuera, Ronco pudo desviarlo y, en el rebote, Guillermo Stradela convirtió de zurda.
El infierno era cada vez más horrible para Alumni, que terminó con Delsole y Coria en ataque, buscando otra forma de lastimar. Pero no alcanzó.
El cuestionado César Ceballo ni siquiera les dio tiempo: Apenas adicionó dos minutos y cerró el partido de la peor manera.
El árbitro
Ceballo apagó el fuego con nafta
“Espero hacer carrera, ojalá que así sea”. La frase de César Ceballo, en la previa del partido Alumni 1 – Ben Hur 2, parecía una señal positiva.
Un cordobés de 31 años, que dirige en el Federal B, tendía a mentalizarse en llegar lejos, en caminar hacia lo más alto del referato argentino.
Sin embargo, dicen los que saben que lo peor que le puede pasar a un árbitro es exagerar su autoridad y hacerse autoritario sin sentido cuando acaba de cometer un error. Y Ceballo, que no venía con grandes problemas en el partido, se equivocó en una decisión y no tuvo mejor remedio que apagar el fuego con nafta. Entonces terminó la noche bastardeado, cubierto de policías y visto como el hombre que cambió la noche y hasta puede cambiar el futuro de un equipo en lo deportivo.
Pasando en limpio, el árbitro venía bien. Le cobró a Rivero las faltas que tenía que cobrar (el ex-Racing le quiso “vender” todo en cada roce) y alcanzó a ver el penal que le pitó a Alumni, tras una falta de Kummer sobre Aloi. Y no era fácil percibir la pierna cruzando justo ante la caída aparatosa del volante villamariense.
También el juez amonestó correctamente a Emanuel Urquiza y al propio Rivero.
Sin embargo, ciertos recelos con el banco de suplentes local por parte del primer asistente, Emanuel Serale, le daban un protagonismo sin sentido al arbitraje que, en el primer tiempo, se “cargó” al ayudante de campo del “Chacho” Peñaloza, Ernesto Morello, el primero en irse echado.
Cuando a los 22 minutos del complemento, Fabián Martínez fue fuerte y con plancha sobre un rival, el árbitro consideró que era para expulsar. Se podría decir que también acertó (cualquier otro juez con experiencia, que sabe manejarse en los desplazamientos dentro de un campo mojado, tal vez pena con amarilla), pero en la protesta de los jugadores de Alumni se le “escapó la tortuga” a Ceballo, que siguió con la roja en la mano y rápidamente se la mostró a Leandro Martínez.
Se pensó que el delantero lo había insultado, pero luego el árbitro le confirmó al propio goleador que lo echó por agresión física, lo que nadie pudo ver ni constatar en la cancha. Y ahí nomás, con estampa de altanero, el árbitro se desplazó unos 15 metros para mostrarle la roja a Reano, aparentemente, también por agresión. Y después echó a Peñaloza y al profesor Eduardo Bassi (sólo quedó el doctor Escurra en el banco).
La forma de “disparar” la roja dejó a Ceballo mal parado. Y lo peor quedó para el último, cuando terminó el partido a los 47 minutos, es decir, con sólo dos de adición con respecto al tiempo reglamentario, a pesar que el partido estuvo detenido nueve minutos. Un papelón.
El final encontró a todos adentro del campo de juego, insultando al joven cordobés y al resto de la terna, que dejó mucho que desear.
En los vestuarios, algunos jugadores de Alumni le pedían al árbitro hablar para que no se equivoque en el informe, ya que Leandro Martínez sostiene que no lo agredió (y no se vio).
Recluido en su histeria y en su nerviosismo, Ceballo no atendió a nadie, ni siquiera a la prensa cuando intentó consultarle sobre las razones de las últimas dos rojas directas.
La figura
Marcos Cordero El arquero de Ben Hur fue fundamental para impedir que Alumni goleara en la primera etapa, ya que tapó un mano a mano contra Aloi, neutralizó un remate de Leandro Martínez y, lo mejor, sacó con una mano un remate violento de Fonseca. También apareció magistralmente una vez en el segundo tiempo.
Minuto a minuto
Primer tiempo
1’ Remate de Luis Rivero, controlado por Ronco.
3’ Tiro libre de Aloi a la barrera.
10’ Cabezazo de Aloi desviado, por encima del travesaño tras centro de Urquiza.
12’ Remate de Matías González que iba al arco, bloqueado por Caler.
13’ Disparo de Leandro Martínez por la bajo controlado por Cordero.
14’ Habilitación de Fonseca para remate de Aloi que fue interceptado por Mathier.
16’ Habilitación de Valle a Aloi a quien le cometen falta dentro del área: penal.
17’ Definición al medio del arco de Leandro Martínez. Gol (1-0).
19’ Remate de Fonseca en la puerta del área ante un gran respuesta de Cordero.
25’ Remate desviado de Aloi.
29’ Tiro libre de González que casi conecta en el área chica Kummer.
41’ Remate de Auttino que impactó en el travesaño y picó en la línea pese al manotazo de Ronco.
43’ Tiro libre de González que llevaba destino de ángulo, controlado por Ronco.
Segundo tiempo
6’ Disparo de Aloi por lo bajo al segundo palo: desviado.
7’ Tibio remate de Leandro Martínez, capturado por el arquero.
7’ Remate desviado de Juan Fonseca.
12’ Media vuelta de Martínez que fue capturada por el guardameta de Ben Hur.
18’ Remate de Matías González que Ronco no pudo evitar: Gol (1-1).
22’ Expulsados Fabián Martínez, Leandro Martínez, David Reano, Jorge Peñaloza (DT) y Eduardo Bassi (PF) – Alumni. El partido estuvo demorado 9m 30s.
30’ Guillermo Stradella remató al arco pese al esfuerzo estéril de Ronco: Gol (2-1).
42’ Remate de larga distancia de Boiero por encima del travesaño.