Nació en Villa María el 12 de noviembre de 1961. Vivió en La Playosa, su lugar en el mundo. Su padre fue el comisario del pueblo y su madre un ama de casa. Viene de una familia radical. Se recibió de farmacéutica y luego hizo la Diplomatura en Gestión Pública. Casada, dos hijos varones. Ocupó diversos cargos durante la gestión de Eduardo Accastello. Fue coordinadora del Hogar de Ancianos, y directora, presidió el Consejo de Adultos Mayores, fue secretaria de Desarrollo Humano y desde 2011 a la fecha es integrante del bloque oficialista en el Concejo Deliberante
Escribe: Nancy Musa (DE NUESTRA REDACCION)
Tiene un sorprendente sentido del humor. La sonrisa es arte y parte de su rostro, se expresa con delicadeza, no tiene problemas en decir lo que siente y parece disfrutar cada pregunta. Mónica Lazos es espontánea, soñadora, de bajo perfil y alto carácter. Cuando niña, soñaba con ser abogada y no pierde las esperanzas de llegar a serlo. Hoy sueña con ver una Argentina en paz, sin grietas, sin esa grieta que le hizo perder muchos amigos y le causa un profundo dolor. Ante la primera pregunta suelta una carcajada y se dispone a responder con entusiasmo.
Es la hija del comisario, a ver si podemos hacer un repaso de recuerdos de su infancia
Soy la hija del comisario (risas). Nací en Villa María, pero por una circunstancia, mi mamá vino a tenerme y después nos volvimos al campo y al poco tiempo nos fuimos a vivir a La Playosa. Fue una infancia maravillosa, de cuentos de hadas, donde tenía amigos entrañables, entre ellos Raúl Olcelli, de esos amigos que perduran en la vida. Mi papá era una persona muy querida, mi mamá una gran ama de casa, lo único que no nos hizo mi mamá fue los zapatos porque no debe haber tenido máquina de coser zapatos, sino todo hacía mi mamá, la ropa, era completa. Y ella daba clases en una escuela vocacional que se formó para los hijos de los tamberos, a la noche. Yo me quedaba con mi papá. Y en ese mundo fui creciendo, en eso de mi mamá ayudando a los chicos que no podían terminar su escolaridad, en esa familia que era muy especial. Mi padre había vivido en Playosa toda su vida y era el comisario amigo. Mi mamá vivía en Buenos Aires y se vino y se adaptó perfectamente al pueblo. Crecí así, en un ambiente muy cordial, lleno de amor, de solidaridad. Fue una época maravillosa. De una familia radical, por eso digo que soy peronista por decisión propia.
¿Por qué se inclinó por el peronismo?
La vida me fue llevando a encontrarme con una Evita distinta de la que me contaba mi papá o de lo que decía mi familia. Encontré la historia de un peronismo distinto al que yo había escuchado en mi infancia y mi adolescencia. Después me fui a la Universidad.
¿En qué momento sintió las ganas de militar?
Ya de grande. Siempre digo que mi papá debería haber sido peronista y se equivocó (risas). Tenía esa cuestión de ser muy solidario, una persona muy dada, tendría que haber sido peronista (se ríe). Ellos sí militaban en la Unión Cívica Radical pero yo nunca milité. Me fui a Córdoba a estudiar y cuando fui universitaria miraba mucho a Raúl Alfonsín, lo escuché mucho y hasta el día de hoy sus discursos me atraen y creo que marcó mucho mi generación que fue la del principio de la democracia. Después ya recibida de farmacéutica, me voy a trabajar a Buenos Aires y conozco a mi marido militante peronista, con una historia muy particular, una historia de la década del 70, había estado exiliado y empecé a conocer otro mundo. Empecé a interiorizarme en el mundo del peronismo, en Olavarría con mi esposo Quique (Pires) y a ver y sentir en ellos el marco ideológico que los definía y que habían luchado por la justicia social y que llevó a sus amigos a irse del país y a otros que ya no pudieron estar compartiendo la mesa.
¿Recuerda qué pasó en el día del golpe , dónde estaba el 24 de marzo de 1976?
Estaba en Villa María, mi papá que era policía, me manda a buscar con mi hermana porque yo estudiaba en el Colegio Nacional y mi hermana que dice que papá quería que fuera a La Playosa. Nos fuimos y me acuerdo bien de la terminal llena de policías. Mi papá nos sentó y nos explicó lo que pasaba y nos dijo “esto no me gusta nada”. Y él nunca más habló del tema, era parte de una historia de la que a él no le gustaba ser parte.
¿Y la militancia suya comenzó cerca de 2000?
Un poco antes. En 1996 empecé a militar y así me defino. Yo soy militante y eso me da un estilo de vida. Para mí ser militante es una forma de vivir. Los lugares que ocupé vinieron después, pero yo fui y seré toda mi vida una militante. Cafiero dijo una vez que la militancia no tiene tiempo porque es parte de la esencia humana, es parte del sentimiento, de un modo de vida y yo tomo mi vida desde ese lugar, después vinieron los cargos públicos.
¿Qué recuerdos tiene de esos momentos en Buenos Aires?
Nos fuimos a vivir al conurbano y me conectan con una manzanera, Aurora. Era una mujer que todos los días a las 4 de la mañana recibía la leche y los alimentos para ser distribuidos en la villa. Esas villas que son duras, que uno no se las puede imaginar aquí en Villa María. La red de las manzaneras y las comadres eran un voluntariado que definía el espíritu de la militancia, eran el alma de esa pequeña parte del país. Y empiezo a trabajar con ellas. Hubo algo que me marcó, teníamos que llevar un medicamento a una mujer y era la tardecita-noche recuerdo que pasamos por unos pasillos muy estrechos que debo confesar que me dio miedo, y llegamos a esta mujer que esperaba los medicamentos y me doy vuelta y en una mesa de luz había una vela con la estampita de la Virgen y una vela con la imagen de Perón y Evita. Entonces me dije que nunca iba a dejar el peronismo, la mujer me mira y me dice “Evita me cambió la vida, me dio la primera máquina de coser” y en ese momento pensé en esa frase “Volveré y seré millones” y Aurora era eso, darle a la gente lo que Evita quería.
¿Cuando veías ese grado de pobreza extremo con el peronismo gobernando, no te provocaba un choque interno?
Eran contradicciones, pero yo veía un aparato tan impresionante trabajando porque se trabajaba mucho en las villas y cada vez llegaba más gente de otros lugares. Se veía la pobreza pero también se veía la acción del Gobierno, estaba esta militancia que ante la adversidad empieza a generar acciones y está al lado de la gente. Y eso me motivaba para seguir trabajando. Pero sí, ante la pobreza te preguntás, te recontra preguntás…
Y en los veinte años que lleva de militancia, ¿en algún momento se sintió mal, enojada o decepcionada?
Hay momentos en que uno se siente decepcionado y sobre todo el militante. Porque uno siente al llevar un medicamento que vas aliviar su dolor, pero no le solucionás la vida. Y también me ha pasado acá, me molesta que no lleguemos a tiempo, que no les podamos solucionar rápidamente las necesidades básicas a la gente. Pero soy consciente y estoy absolutamente convencida de que la política es la única herramienta para transformar la vida de la gente, con todas las falencias, con todos estos enojos, sigo sintiendo que la política es la única forma. Uno puede militar desde cualquier espacio, desde la Iglesia, de una ONG que lo hacen muy bien, pero yo decidí la política y soy una defensora de la democracia y la política.
Esta realidad que vivimos hoy con un nuevo gobierno, ¿cuál es su análisis?
Uno lo analiza y se siente raro. Porque acá somos oficialismo, en la provincia somos oficialismo y en la Nación somos oposición (sonríe). No hay una coherencia como teníamos antes pero la sociedad es la que elige y por algo lo hace. Es el gran soberano y hay que respetar lo que el soberano dice. En esta situación tenemos que aprender a ser oposición y eso significa contribuir, colaborar, llegar a un consenso, no siempre vamos a estar de acuerdo, no siempre vamos a votar las leyes que plantee el oficialismo, lo ideal sería que todo fuera por consenso, pero lo que sí tenemos que aprender, y es nuestra obligación, a sostener la gobernabilidad. Que este gobierno llegue y luego el soberano decidirá.
Y algunas cosas me preocupan, me preocupan los despidos, me duelen y me enojan porque no hay peor cosa que perder el trabajo. Y no ver la posibilidad que esa gente se pueda reinsertar y volvemos al círculo de la exclusión y volvemos atrás de nuevo y es muy difícil reconstruir el tejido social porque cuando hay excluidos comienzan a romperse los tejidos sociales. Y cuando se pierde esto, se pierden los derechos y se pierde todo lo logrado en estos años porque a pesar de los errores hemos construido un gran capital social. Hemos tenido errores, hemos tenido falencias, pero se ha hecho mucho.
¿Para usted qué error fue sustancial para que la sociedad cordobesa le diera la espalda al peronismo a nivel nacional cuando lo había apoyado a nivel local y provincial?
Es una pregunta muy interesante y nosotros nos debemos un gran debate. Porque los debates se dan también cuando se gana y no sólo cuando se pierde. Cuando se pierde se sacan los trapitos al sol y los debates no son ricos. Acá se ganó por una gestión de gobierno que transformó la ciudad en los últimos 16 años, en la provincia también podemos hacer el mismo análisis, ahora la pregunta es ¿qué pasó en la Nación porque aquí vino mucho dinero? Creo que a nivel nacional las divisiones del peronismo jugaron en contra, De la Sota que se distanció del Gobierno de Cristina y algunas medidas que deberían haberse tomado antes y no se tomaron. También creo que no interpretamos lo que la gente pedía, no digo en los programas porque se hizo mucho. La gente podía tener su casa, su auto pero no nos votó. Había algo ahí que molestaba, pueden ser los métodos o la forma de comunicarnos que teníamos, eso es producto de un análisis muy profundo que debemos hacer dentro del peronismo. Pero me parece que había varias cosas que hicieron que la gente votara de esta manera y hay que respetar la decisión del pueblo.
Estuvo en una banca en el Concejo anterior y sigue en el actual ¿cómo analiza los dos períodos, el anterior y el de hoy?
Concejos totalmente distintos. De los dos lados. Si bien en nuestro bloque somos del palo, nos conocemos desde hace muchos años, pero todos hemos sido secretarios, todos hemos tenido funciones públicas por lo tanto no somos personas fáciles, el consenso a veces nos cuesta (sonríe).
En el otro Concejo teníamos tres bloques opositores y era mucho más fácil poder llegar a un acuerdo óptimo (risas), era más fácil articular entre cuatro bloques, ahora hay dos.
Ahora, la oposición se presenta de una manera más fuerte, distinta, con actores nuevos que enriquecen la relación. Creo que todo político debe pasar por el Deliberante, porque el Ejecutivo te encierra en tu propia Secretaría, en tu árbol y desde el Concejo empezás a ver el bosque, o sea toda la ciudad. Empezás a escuchar todas las voces y te permite tener una mirada más amplia y acá aparecen otros actores nuevos (la única que repite es Nora Landart) y nos enriquecemos con las nuevas voces. Es un Concejo totalmente distinto pero el debate es respetuoso. Estamos en una primera etapa y nos vamos conociendo, pero es cordial la relación.
Me gusta: Estar con amigos, bailar, compartir con los afectos, con la familia.
Me divierte: La gente de buen humor, positiva. Me divierto con mis afectos.
Me sorprende: Espero no perder nunca la capacidad de sorpresa. Me sorprende la gente que aparece en mi vida y no la tenía en cuenta y me tiende una mano.
Me entristece: El abandono, la soledad, el abuso. Me entristece una sociedad indiferente.
Me enoja: La indiferencia ante las situaciones de vulnerabilidad me enoja mucho. Cuando veo que se pisotean los derechos, cuando hay mujeres que reclaman justicia y no la tienen me enoja.
Se corrieron muchos rumores de un enfrentamiento en el bloque oficialista, por diferencias entre Eduardo Accastello y Martín Gill
No, pasa que son dos liderazgos distintos. Nos tenemos que acostumbrar a los distintos liderazgos. Eduardo tenía un liderazgo que lo hizo durante 16 años y es como que teníamos un chip puesto y luego vino Martín con un liderazgo diferente y nos tenemos que acostumbrar a su forma de ser y a la construcción que él plantea como líder. Y esa construcción también está en una etapa de conocimiento y a medida que vamos caminando juntos nos conocemos más. No hay que olvidar que Eduardo estuvo 16 años y todos nacimos, prácticamente, con él. Martín fue parte de este proyecto también.
Si tuviera que marcar una diferencia entre los dos liderazgos.
El de Accastello es un liderazgo más contundente y más guiado. El de Martín es más libre. Y uno a veces pretende que Martín actúe como Eduardo y no es así. Martín es Martín. Eduardo fue un gran líder, transformó la ciudad y Martín lo va hacer también, pero son distintos y uno tiene que pararse desde ese lugar y comprender las diferencias.
El bloque de hoy han sido todos funcionarios ejecutivos ¿eso provoca ciertos chispazos?
No, es parte del carácter de cada uno. Hay personalidades muy fuertes, todos (se ríe) pero no es obstáculo. Es un grupo lindo para trabajarlo, tenemos diversidad, estamos llenos de contadores (se ríe) y yo la que pongo el remedio (risas).
Siendo mujer ¿fue muy dura la militancia?
Sí, muy dura al principio. Después uno se maquilla y sigue adelante. Las mujeres cuando estamos en la política lo primero que dicen es que somos locas (se ríe), en realidad si no sos de carácter fuerte es duro estar en política. Pero bueno, soy de carácter fuerte (risas). Hay que luchar con ciertos esteorotipos machistas que siguen estando, un poquito más disimulados quizás por vergüenza, pero siguen estando. Tapaditos pero están en todos lados (se ríe).
La violencia de género, se aprueban leyes pero no se ven soluciones.
Se hacen leyes, resoluciones pero. Pasa que el mandato social hizo que la mujer tuviera el rol de cuidadora dentro del hogar y cuando empieza a salir y asumir otro rol dentro de la sociedad, en la política, empresarias, en el mundo de las artes y las ciencias, madres que defienden sus propios derechos y ahí empiezan el encontronazo con los hombres.
Y me animo a decir algo, creo que como mujeres tenemos responsabilidad en como criar a nuestros hijos, tenemos que rever eso, tenemos que dejar de criar princesitas y machitos y hablar sobre género, sobre la igualdad y sobre la posibilidad de vivir en un mundo donde todos tenemos los mismos derechos. Es un tema cultural que hay que empezar a trabajarlo desde el nivel primario.
Opiniones
Mauricio Macri: (Pausa) Me parece un buen empresario. Un buen presidente de Boca, está rodeado de ceos que no conocen de política y eso me asusta y me preocupa. Pero le doy tiempo para que se pueda plasmar una política que hoy no la puedo ver. No puedo ver una política que me diga hacia dónde vamos.
Juan Schiaretti: Un gobernador de gran experiencia que entiende lo que es la función pública y tiene un gran compromiso social y que lo va a tener que poner de manifiesto en estos momentos de crisis.
Martín Gill: Es un gran compañero, hemos transitado caminos desde que vine acá, tiene un gran compromiso social, ha tenido cargos públicos importantísimos, pero creo que este es su gran desafío, estar con su pueblo, con su gente y hacer de esta gestión una de las mejores.
La última, ¿por la grieta perdió amigos?: Sí, perdí amigos. Lamentablemente, a algunos los pude reencontrar pero a otros no. Compañeros de facultad de años que nos reencontramos por Facebook y nos peleamos por Facebook por la grieta. Y eso me duele, porque en mi casa no pasó pero sé que hay familias que han discutido y ese es un tema social pendiente.