En el acto con el que el municipio villanovense homenajeó a los excombatientes, el veterano Walter Marchetti destacó: “Todavía la seguimos peleando, no con armas, sino con la palabra de cada soldado que estuvo allí”
Escribe Damián Stupenengo
De nuestra Redacción
Estuvieron los que pueden contener las lágrimas y los que no. Estuvieron los que aún callan y los que prefieren narrar. Estuvieron los que lograron salir adelante y los que aún luchan con las secuelas que marcó a fuego el horror. Estuvieron los que prefieren recordar en la soledad de su hogar. Estuvieron los familiares que abrazan el dolor diariamente. Estuvieron, también, los que ya no están.
Todos ellos, nuestros excombatientes, recibieron su homenaje ayer por la mañana en el 35º aniversario del inicio de la batalla contra el Reino Unido por la soberanía del archipiélago. El acto, como no podía ser de otra manera, se llevó a cabo en el salón frente a la plaza “Cabo Principal Norberto Güizzo”, uno de los héroes locales que no pudo regresar, ubicada en el barrio Malvinas Argentinas.
Mientras la lluvia golpeaba intensamente el techo del lugar como lágrimas de plomo, lo primero que se hizo fue un minuto de silencio: por Güizzo y por Adrián Busto, los villamarienses que caídos en eso que fue un capricho de la dictadura, pero también por Adelma “Coty” Ludueña, conocida por todos como la madrina del Centro de Veteranos de Guerra de Malvinas, quien desde su puesto de telefonista en la vieja ENTEL y a escondidas de la dictadura militar, hizo de nexo entre los jóvenes soldados apostados en las islas australes en pleno conflicto, y que falleció el pasado diciembre.
“Les puedo asegurar que los soldados que quedaron allí, y los que volvimos, lo dimos todo”, dijo el veterano Walter Daniel Marchetti, quien en representación de sus compañeros habló para el público presente.
Lo escucharon el intendente Natalio Graglia (quien no hizo uso de la palabra) estuvo acompañado por Martín Gill, su par villamariense; integrantes del Concejo Deliberante, funcionarios, el director de Municipios y Comunas de la Provincia, Marcelo Frossasco, representantes de escuelas, alumnos, entidades deportivas y culturales, centros vecinales y vecinos en general.
“Un día como hoy del año 1982 la Patria nos necesitó. Y muchachos de 18, 19 y 20 años dijeron presente para defendernos de un país imperialista que toda su vida vivió y vive la guerra”, entonó Marchetti, quien agregó que “con mucho orgullo fuimos a defender un pedazo de Patria que fue usurpado, arrebatado, por la fuerza. Eran nuestras Islas Malvinas”.
Tras un corto silencio, donde intentó contener el sollozo, suspiró y contó que “tuvimos que llegar al enfrentamiento sin saber ni conocer el poder que tenía nuestro enemigo; peleamos con uñas y dientes”.
“Ya han pasado 35 años y todavía las seguimos recordando. Ya no somos los chicos de 18, 19, 20 años, ya pintamos canas y estamos recorriendo los últimos años de nuestra vida, pero todavía la seguimos peleando, no con armas, sino con la palabra de cada soldado que estuvo allí para que no se olviden de que en ese pedazo de suelo hay argentinos que quedaron custodiando con su sangre y sus almas, esperando que algún día vuelva a flamear nuestra Bandera celeste y blanca”, cerró entre sentidos aplausos.
Posterior a la oración del seminarista Franco Vleminchx, la secretaria de Cultura del municipio, Marcela Unzueta, remarcó que “quedaron en las islas más de 600 argentinos que dieron su vida por la Patria, y acá más de 600 familias que todavía hoy no le encuentran una explicación a lo que sucedió”.
Graglia y Gill hicieron entrega de una plaqueta a los representantes del Centro de Veteranos de Guerra, y se anunció la creación de un nuevo monumento, que estará ubicado en la plaza que da comienzo al barrio Malvinas Argentinas. Pasó otro 2 de abril y más allá de los reconocimientos la deuda pendiente con quienes pusieron cuerpo y alma a la guerra nunca terminará. Como así tampoco el respeto y homenaje que ellos merecen. Sean eternos sus laureles.