Es el técnico del momento y su equipo tiene grandes posibilidades de coronarse bicampeón de la Liga local. Obsesivo, “enfermo del fútbol” y con una gran virtud: el manejo de grupos. Nos metimos en su mundo y la pelota: “Es difícil que Yrigoyen juegue el año próximo”
Germán Vicario es uno de los técnicos que mayor protagonismo ha tenido durante los últimos años en el fútbol local. Su paso por las inferiores dejaron un camino a seguir, su experiencia en Juventud River Plate de Ausonia lo recibió de técnico según sus palabras, la coronación con Atlético Ticino fue una consecuencia de lo que soñaba cuando dejó de ser jugador, y ser campeón y nuevamente finalista con Yrigoyen es un gran regalo de fin de año, que seguramente será inolvidable, pase lo que pase.
Visitó la Redacción de EL DIARIO y nos invitó a pasear por su apasionado mundo: la pelota.
-¿Estás ansioso?
-No. Creo que me generó el efecto contrario, no se por qué. Quizás sea por la confianza que tengo en el equipo, o porque ya no siento esa presión de tener que demostrar que había que ganar, como sucedió en el campeonato pasado. Estoy tranquilo y disfruto este momento. Después en la cancha seguro será otra cosa (se ríe).
-Imagino que debe ser muy especial salir campeón y volver a jugar una final con el club del que sos hincha…
-Seguro. Vengo desde chico formado en Yrigoyen, entonces estoy muy vinculado. Desde mi viejo hasta acá pasaron muchas cosas. Además de ser el técnico me resulta imposible no involucrarme con la vida del club, desde las inferiores, la reserva, buscar las pelotas cuando se van afuera, que el gas funcione, estar pendiente de que todo esté en orden. Es difícil encontrar la diferenciación entre ser dirigente o colaborador del club y el técnico del primer equipo. Si bien es importante empujar por el club, no está bueno restarle tiempo a la conducción técnica. De todos modos es una gran satisfacción estar en este momento y en este lugar una vez más.
-Se generó una revolución con el álbum de figuritas de Yrigoyen. También estás con eso…
-Fue increíble. Si bien es un trabajo con la participación de las instituciones deportivas de Tío Pujio, es un gran desafío. Además de que tengo a la familia involucrada metiendo figuritas en los sobres (se ríe), es un gesto de cariño al club en el que todos coincidimos. Además, un dato no menor es que nos dejará una ganancia de casi 100 mil pesos que serán invertidos en el riego de la cancha, algo que anhelábamos desde hace mucho tiempo.
-Se percibe que hay un cambio de mentalidad institucional…
-Quizás parezca eso, pero aunque haya mucho empuje, estamos muy solos y faltan dirigentes. Desde que falleció el presidente no hay gente. Es más, me atrevería a decir que aunque seamos campeones y juguemos una nueva final, es difícil que Yrigoyen juegue el año próximo. No debería hablar de esto, pero es la realidad.
-¿Vas a dejar de ser el técnico después de la final?
-No es que quiera. Volví a Yrigoyen para estar más cómodo, para salir a las nueve menos diez y a las menos cinco ya estar en la cancha. No es lo mismo que viajar dos horas de ida, dos de vuelta, volver de madrugada. Si no cambian algunas cosas, creo que no voy a seguir. Si no están dadas las condiciones, daré un paso al costado.
-Sos uno de los técnicos del momento, y en los buenos momentos siempre hay alguien que te está viendo…
-Sí, es cierto. De todos modos sostengo que son rachas y en algún pasaje se corta, por eso hay que disfrutarlas. Igual creo que todos los técnicos trabajan más o menos igual.
-Ha sido un campeonato bastante raro para Yrigoyen, más allá de llegar a la final
-Después de ganar, es lógico relajarse, es propio de una situación así. Arrancamos “regalando” y encima nos encontramos con rivales que nos jugaban a muerte, como debe ser. Clasificamos con lo justo, pero sabíamos que existen equipos regulares y de torneos largos y los que pueden afrontar juegos de eliminación, y ahí supimos sacar nuestra mejor producción. En los cruces le tirás la responsabilidad a los jugadores grandes y ellos hacen la diferencia, facilitando la tarea a los más jóvenes.
-Pensando en la final con Unión: no tuvieron un buen inicio, pero marcaron en momentos precisos…
-Es una realidad que no jugamos bien y que convertimos en momentos justos del partido, pero estuvimos despiertos siempre y eso nos permitió tener la claridad para anotar. Pero si pienso en el rival que tuvimos enfrente, que tuvo un gran arranque, que revirtió resultados en las series anteriores, creo que el próximo domingo vamos a tener que trabajar mucho. Aunque algunos piensen que vamos a dar la vuelta, Unión Central es corazón, tiene mucha vida y juega como ya sabemos. Por eso si no hacemos un “clic” ahora mismo, la podemos pasar mal.
-¿Qué te dice la gente en Tío Pujio?
-Están muy contentos y conformes, eso no lo puedo negar. Se me viene a la cabeza el Interligas de 1993, pero creo que un momento tan lindo y disfrutable como éste, Yrigoyen no tuvo. Se ha despertado un ánimo importante en el hincha (incluso cada vez hay más). Se vendieron 400 camisetas casi sin explicarnos cómo sucedió, pero indudablemente se respira una gran sensación pasional en el pueblo.
-¿Qué pensás de la Liga Villamariense de Fútbol?
-Quizás no sea la persona indicada para hablar, pero seguramente hay muchas cosas para mejorar. A mi entender faltan dirigentes. Creo que en todos los clubes sobran las voluntades de los padres que acompañan a sus hijos, y me parece perfecto, pero entiendo que faltan los dirigentes de antes, los que conocían de punta a punta el reglamento sin dejar lugar a especulaciones para que no llegue fin de año sin saber como se define un campeonato.
-¿Te irías a otra liga a dirigir?
-En principio mi trabajo me consume mucho tiempo y no podría hacer todo junto, es decir que para eso debería dedicarme a ser solamente entrenador.
-¿Cómo te ves como DT?
-Obsesivo, enfermo del fútbol. Todo el tiempo hablo de fútbol, me cuestiono, me corrijo, me tienen que aguantar así. Por supuesto que primero está mi familia, pero no me imagino la vida de otra manera. Mi vida es el fútbol.
Alberto Arce (h)