Escribe Patricia Rodríguez de Vodanovic
lic. en Educación Física y en Kinesiología y Fisioterapia MP 5215 – UNC Centro Integral de Preparación para el Parto
¿Comió ya? Sí. ¿Descansó bien? Sí. ¿Tiene fiebre? No.
Entonces, ¿por qué llora? Los bebés tienen sus buenas razones, pero ni siquiera los padres más expertos pueden leerles la mente, y los chiquitines no pueden expresar lo que quieren con palabras.
Por suerte, se puede ofrecer consuelo al pequeño aunque no se sepa por qué llora. Aquí algunos consejos efectivos y seguros:
Dejarlo chupar algo. Incluso cuando no tenga hambre, succionar algo puede estabilizar el ritmo cardíaco de un bebé, relajar su estómago y calmar sus agitados brazos y piernas. Ofrecerle el chupete es de gran ayuda.
Envolvelo y acurrucalo. A los recién nacidos les gusta sentirse tan abrigados y protegidos como lo estaban en el útero, por eso intenta envolver al bebé con una mantita fina, cargarlo pegadito a ti en una mochila delantera o sostenerlo contra tu hombro para recrear esa sensación.
Dejar que escuche sonidos rítmicos. Los bebés están acostumbrados al sonido de los latidos del corazón de la madre; por eso a tu pequeño le encanta que lo pongas contra tu pecho. También puedes ponerle música suave, cantarle una canción de cuna o incluso prender un ventilador eléctrico o una aspiradora. Ese ruido rítmico de fondo a veces resulta tranquilizador para un bebé chiquito.
Dejar que le dé un poco el aire fresco. A veces, abrir una puerta que da al exterior y sacar al bebé un poquito a la calle detiene su llanto de forma inmediata.
Ponerlo en movimiento. Algunas veces, el simple movimiento de llevar a tu bebé de un sitio a otro será suficiente para calmarlo. Otras veces, puede ser útil que lo muevas acompasadamente en una mecedora o un columpio, sacarlo a dar vueltas en su coche o colocarlo en su sillita y llevarlo a dar un paseo en auto.
Darle masajes suaves. A la mayoría de los bebés les encanta que los toquen, de manera que un masaje podría ser lo que tu bebé necesita para calmarse. No te preocupes si no conoces los movimientos perfectos; mientras que sean suaves y lentos deberían reconfortarlo. Además, trata de frotarle la espalda o su pancita con mucha delicadeza. Esto lo aliviará si está teniendo dolores producidos por gases, que suele ser el problema en algunos bebés con cólicos.
Cuidate vos misma. Un bebé que llora puede resultar muy estresante para los nuevos padres. Como mamá reciente, estás permanentemente cansada por la falta de sueño y tal vez te sientas a veces muy desanimada, porque los cambios hormonales por los que estás pasando pueden provocar altibajos emocionales. Papá, por su parte, quizás no esté seguro del rol que debería desempeñar en el cuidado del recién nacido o de si alguna vez recuperará la atención de su pareja. Si a este escenario se añade un bebé que llora mucho, es normal que muchos padres se sientan abrumados o frustrados.
Si ya has satisfecho todas las necesidades básicas de tu bebé y has tratado de calmarlo pero todavía sigue llorando, es hora de que te ocupes de ti, sobre todo si sientes que los nervios se te están poniendo de punta:
- Si el estrés y la frustración te hacen sentir impotente y abrumada/o, pon a tu bebé en un lugar seguro, como su cuna, y déjalo llorar unos minutos para tener la oportunidad de recuperar la calma.
- Llamá a una amiga o familiar y pídele consejos.
- Tomate un tiempo de descanso y pídele a alguien que cuide a tu bebé un rato.
- Escucha música tranquila para distraerte.
- Respira hondo varias veces.
- Recuerda que no le pasa nada a tu bebé y que llorar no le hará daño; tal vez simplemente necesite desahogarse.
- Repetite a vos misma: «Esta fase ya va a pasar».
- Hagas lo que hagas, no transmitas tu frustración al bebé sacudiéndolo. Sacudir fuerte a un bebé puede causarle daños permanentes en el cerebro, los huesos y la vista.
Fuente: Babycent