La firma HAB y el Grupo Pilar organizaron una jornada de actualización en el establecimiento “Alfredo José”, de Héctor Bertone. Los asistentes conocieron las instalaciones del tambo y participaron de la charla con Thomas Tylutky, productor y especialista de Estados Unidos
Más allá de las dificultades que atraviesan los productores lecheros tranqueras afuera, desde la firma HAB impulsaron una jornada de trabajo para actualización tecnológica, mostrando el tipo de manejo que se lleva adelante en el tambo del propio Bertone.
Guillermo Piñeiro, agrónomo y gerente comercial de la firma, destacó el valor de la recorrida y de la charla de actualización, a cargo de Thomas Tylutky, “El no sólo es especialista y creador de un programa de alimentación para el rodeo lechero, sino que es un productor de Estados Unidos, por lo que siempre es enriquecedor escucharlo” desde lo teórico y desde lo práctico.
Cabe decir, en síntesis, que el programa de Tylutky se basa en una nutrición específica, desde que la vaca está en el vientre de la madre, pensada en cada etapa del desarrollo y que tiene como finalidad que cada “célula de la glándula mamaria se convierta al desarrollarse en una célula productora de leche y no una célula de grasa”, sintetizó Piñeiro.
Instalaciones
El recorrido mostró el establecimiento que tiene alrededor de 850 vacas confinadas, las que producen, en promedio, 30 litros de leche.
Uno de los aspectos que más llamó la atención del grupo fue el “quincho” en el que está alojado el ganado lechero. “Es de techo de paja, lo que logra disminuir los efectos de las inclemencias climáticas”, señaló el agrónomo, destacando principalmente que se reduce la temperatura en relación a la del aire libre.
El piso de ese quincho tiene una parte de cemento y otra elaborada con compost, que es permanentemente aireado para generar una cama “mullida y seca” que le da confort al animal. “Es una tecnología relativamente nueva con muy buenos resultados”, planteó Piñeiro, informando que en verano, cuando la producción desciende, “en Alfredo José, con estas instalaciones logramos aumentar entre dos y cuatro litros por vaca”.
Collares
Otra de las innovaciones que mostraron fue el dispositivo o “collar” para detectar el celo y la rumia.
El collar envía información de la actividad de cada animal y esa información está en red para que tanto los trabajadores, como los profesionales asesores, puedan observar las características del rodeo.
“Es un elemento más, muy importante, que nos permite avanzar hacia la lechería de precisión”, concluyó Piñeiro, informando que ya hay colocados en 10 tambos unos 15.000 collares, lo que demuestra el interés de los productores.