Opinión – Emergencia vial

Escribe Rafael Sachetto SECRETARIO DE GOBIERNO DE VILLA MARIA

Todos, supongo, estamos de acuerdo en que hay que respetar las normas viales. Eso es algo que en principio nadie pondría en duda. Luego, la obligación del Estado municipal es hacer cumplir esa normativa a quienes utilizan la vía pública ya sean conductores o peatones.

Entre esas normativas y en general, está la obligación de circular con cierta documentación, por ejemplo, para los conductores particulares de vehículos:

1) Tarjeta verde (o azul o rosa); 2) licencia de conducir acorde al vehículo; 3) seguro obligatorio contra terceros y 4) revisión técnica obligatoria.

Ahora bien, en el ejercicio impuesto al municipio se encuentra la obligación que tienen los inspectores municipales de solicitar esta documentación, si no de otra manera incumplen su función. Ya había quedado claro que las normas hay que respetarlas.

En este sentido, me quiero detener rápidamente en motivos que son algunos de los fundamentos para la exigencia de la documentación antes mencionada. Estos motivos tienen que ver absolutamente con el cuidado de la vida. La documentación exigida, dice relación fundamental a la seguridad, propia o de terceros:

Uno por uno

1) Tarjeta verde (azul o rosa): es vital para determinar la propiedad de quien circula o que quien circula en un vehículo tiene la correspondiente autorización de su titular para hacer uso del mismo.

2) Licencia de conducir: hay aquí una doble dimensión que objetiva la vinculación entre este instrumento y la seguridad vial. En primer término, obtener la licencia implica conocer las normas viales, pero también es la expresión objetiva del compromiso particular para cumplirlas, quedando sometido a la ley que regula lo vial y por tanto a las sanciones previstas. También es la certificación de condiciones psicofísicas para la conducción. En segundo lugar, la otra dimensión de la licencia de conducir es que para el Estado municipal se constituye en un certificado de la adquisición de esas habilidades y compromiso. Si este instrumento no se posee o es defectuoso al momento de la conducción no se cumple con la finalidad de la doble dimensión, quedando el infractor sujeto a las sanciones correspondientes.

3) Seguro obligatorio contra terceros: no es cualquier seguro el que la normativa impone. Es el seguro “contra terceros”. Esto es fundamentalmente porque al conducir tenemos una responsabilidad para con los demás. De esta manera se destaca una de las condiciones centrales para la conducción, cual es, tener en cuenta a quienes comparten el espacio vial. Podríamos decir que es “obligatorio pensar en los demás” a la hora de circular en un vehículo. Exigir esta documentación, es asegurar que quien se vea afectado por una cuestión vial, tenga el respaldo de la cobertura necesaria. Y por tanto es importante llevarla en el vehículo.

4) Revisión técnica obligatoria: es otro de los elementos que la Ley Nacional habilita a los municipios para generar mayor control sobre las condiciones mecánicas de los vehículos. Por eso es exigible su cumplimiento. En la ciudad hay dos talleres habilitados por el municipio para realizar estos controles. La certificación se comprueba mediante dos instrumentos, uno la oblea pegada al parabrisas y el certificado que contiene todos los datos (cualquiera de los dos es suficiente para acreditar el control). Cabe aclarar que es el municipio el que entrega a los talleres estos documentos oficiales. Los talleres no pueden entregar otros documentos más que los que el municipio establece y realizar la inspección solo a vehículos de la ciudad, no mayores a 3.500 kg.

En líneas generales, estos son algunos de los fundamentos que sostienen la normativa que estamos obligados a cumplir. Cada uno, de la manera en que corresponde puede hacer algo importante por la seguridad vial. Proponemos a la ciudad toda, asumir este compromiso y no lamentar más víctimas en las calles de nuestra ciudad.