Lo que charló en la audiencia privada que le concedió el Papa Francisco, las visiones de ambos sobre la canonización del cura Brochero… La experiencia recogida en Burkina Faso en materia de asistencia a comunidades carenciadas… Y una revelación en torno a cómo consiguió el regreso del padre Hugo Salvato al seno de la Iglesia Católica, ahora que acaban de cumplirse diez años de su fallecimiento
“Pobre, la que le toca a Bergoglio… Estamos en la tercera guerra mundial, como él dice; una guerra partida en varias guerras, lo cual hace mucho más difícil su comprensión y su abordaje. El Papa hace gestiones por todas partes -algunas trascienden, la mayoría no- para detener los desastres a los que asistimos, pero siempre está el petróleo u otros intereses de por medio… Los intereses económicos terminan minando la mayoría de los esfuerzos por la paz. Acuérdense de Irak; que si las armas químicas y cuántas otras cosas que luego se comprobó que no existían. Era el petróleo lo que importaba”. Las palabras de monseñor Roberto Rodríguez suenan en el bar de la Cooperativa que edita EL DIARIO, a la que llega en el marco de una visita fuera de todo protocolo a la ciudad que le gusta “mucho”.
Viene de estar reunido hace poco tiempo en audiencia privada con el Sumo Pontífice, y en Villa María adoptó un diplomático segundo plano para acompañar a sus amigos, los héroes de Malvinas locales en el acto, respetando la investidura de quien hoy encabeza la Diócesis. Del mismo modo mantuvo una charla con el intendente Martín Gill y con amistades que cosechó cuando le tocó conducir el Obispado local.
El Papa, el cura Brochero y Mama Antula
-¿Vendrá el Papa en 2017?
-Sí, todo parece indicar que sí. Yo le dije que sería muy bueno poder realizar aquí la ceremonia de canonización del cura Brochero, porque haciéndolo allá solamente podrán ir los que tienen plata…
-¿Y él qué le dijo?
-Que haciéndolo allá, en el Vaticano le daríamos a Brochero y a su obra una trascendencia mundial. Y también es verdad. Pero además hablamos de que en este año de Misericordia se realizará la beatificación de María Antonia de Paz y Figueroa, a quienes los santiagueños llaman Mama Antula, al tiempo que comenzará el proceso de su canonización para que sea declarada santa. Es una mujer extraordinaria, con una obra hermosa. Googléenla y van a ver lo que hizo atravesando montes y bajo el sol, caminando y caminando por Santiago.
-¿Cómo lo encontró a Francisco? ¿Cómo está siguiendo esta etapa de la Argentina?
-No hablamos de política. Solamente tocamos temas relativos a la Iglesia, que tenemos muchos.
-¿Pudo leer el informe sobre pobreza que acaba de publicar la Universidad Católica Argentina?
-Sí, estuve leyendo los diarios en el Café Argentino y vi que ustedes y La Voz lo habían publicado. A nosotros ya nos debe estar por llegar un librito que nos ofrece todos los detalles acerca de dónde proceden los índices… Pero el aumento de la pobreza siempre es preocupante. Ahora tenemos un nuevo cónclave de obispos…
-¿En la Casa de Ejercicios Espirituales “María Auxiliadora”, de San Miguel?
-No, desde hace ya algún tiempo nos reunimos en Pilar, donde tenemos mayores comodidades. Ahí, al comienzo, cada obispo puede decir cómo ve a su jurisdicción en todos los sentidos. El que quiere hablar e informar, lo hace. Y de allí también nos llevamos un panorama general de todo lo que está pasando. En cuanto a la pobreza, acabo de tener una experiencia muy importante en Africa, donde estuve antes de ir al Vaticano. Fui a acompañar a la gente de una fundación que se llama Shalom (paz, en hebreo). Concretamente, estuve en Burkina Faso y pude ver cómo desarrollaban proyectos agrícolas e industriales, de mayor y de menor envergadura, pero donde los ciudadanos locales van teniendo cada vez mayor participación. Ahora ya los conducen ellos mismos y llaman a Europa a los directores de Shalom solamente si algo no anda del todo bien o antes de tomar alguna determinación muy importante. Hablo desde plantaciones de algodón, hasta panaderías.
-¿Estuvo en Burkina antes o después de los atentados?
-Durante.
-¿Cómo durante?
-Sí, era viernes. Ya estábamos en la capital, Uagadugú, y a la mañana siguiente íbamos a tomar el avión, pero cerraron el aeropuerto. Estábamos ahí, en la zona de los hoteles. Los terroristas atacaron primero una cafetería y después uno de los hoteles, donde mantuvieron rehenes. Fue el viernes por la noche. Murieron cerca de 30 personas. Justo habíamos estado hablando con gente de allí sobre el terrorismo, el yihadismo, porque meses antes habían realizado un atentado muy grande en Mali, un país vecino, el ataque al Hotel Radison Blu, de Bamako. Pero ellos me decían que la frontera con Mali estaba bien custodiada y que “acá no van a venir porque no tenemos petróleo”. Pero fueron, porque se comprobó que los terroristas que actuaron no eran de Burkina Faso, sino extranjeros.
-¿Cómo consiguieron salir?
-No, después abrieron el aeropuerto y nos fuimos para Roma.
El padre Hugo
-Se acaban de cumplir 10 años del fallecimiento del padre Hugo, al que usted reinsertó en la Iglesia.
-Pero eso fue un error de interpretación. Resulta que en un viaje a Italia, Hugo había discutido con gente de su congregación, que era la de los pasionistas. Entonces, fueron ellos los que dijeron a la Iglesia que no lo querían más. Y monseñor Disandro, anoticiado desde allá, optó por apartarlo de la Diócesis. Pero fue más bien por desconocimiento de algunas normas internas, ya que Hugo seguía siendo sacerdote. Solamente necesitaba un obispo que lo aceptara. Cuando yo averigüé cuál era la situación real de Hugo Salvato, dije: “Yo lo quiero en la Diócesis de Villa María” y listo. Así fue la historia. Ahora me estoy escribiendo con un periodista de acá que vive en Europa y que quiere escribir un libro sobre Hugo. Fabián Rubiolo, creo que se llama.
–¿Hasta cuándo se queda por acá?
-Estoy invitado a un par de lugares más. Tengo que ir a Tío Pujio y después ya me tomo el colectivo de vuelta para mi retiro en el norte de la provincia. Pero siempre vuelvo a Villa María.
Una llamada
Se iba el año 2001 y un grupo de trabajadores de Villa María se encontraban inmersos en un mar de incertidumbre, como tantos otros a lo largo y a lo ancho del país. Entre otras muchas gestiones, decidieron ir a ver a monseñor Roberto Rodríguez al Obispado local.
Una vez que le describieron la situación que padecían, el prelado tomó el teléfono y llamó al entonces titular de Trabajo en la provincia: “Mire, acá estoy con los muchachos de El Diario de Villa María, que está fundido, va a cerrar y eso no puede suceder. Ellos quieren hacer una cooperativa y usted los tiene que ayudar con los papeles y todos esos trámites. Me los recibe, por favor. Y les facilita las cosas, porque no puede ser que sigamos perdiendo fuentes de trabajo… Bueno, gracias”.
No es casual, entonces, que este fin de semana, cuando El Diario celebraba sus 32 años de vida, monseñor Rodríguez haya querido visitar la sede de la Cooperativa para interesarse acerca de cómo andan las cosas, para saber si “¿siguen sufriendo con la provisión de papel y esas cosas?”.
Sucede que estaba en su casa, en una fuente de trabajo que ayudó a conservar para la comunidad de Villa María, Villa Nueva y la región.
Mama Antula
María Antonia de Paz y Figueroa, a la que aludió monseñor Rodríguez en estas páginas, nació en 1730 en Villa Silípica, Santiago del Estero. Desde muy joven comenzó a trabajar con los jesuitas y colaboró en la organización de ejercicios espirituales en diferentes puntos de su provincia. Luego partió a Buenos Aires, donde se dedicó durante 20 años a predicar el mensaje de Cristo.
En 1795 fundó la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, la que aún sigue cumpliendo su misión bajo el cuidado de la congregación Hijas del Divino Salvador. Falleció el 7 de marzo de 1799 en esa residencia, y sus restos descansan en la actualidad en la Iglesia de Nuestra Señora de la Piedad, de la ciudad de Buenos Aires.
El 2 de julio de 2010, Benedicto XVI autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar el decreto por el que se reconoce que la sierva de Dios María Antonia de Paz y Figueroa (María Antonia de San José) practicó las virtudes cristianas en grado heroico y la proclamó venerable. De este modo, la religiosa conocida como Mama Antula, dio un paso decisivo en el proceso de su beatificación.
Al segundo paso lo dio en enero último Francisco, al reconocer sus antecedentes, tras lo cual anunció que será beatificada antes de fin de año, en lo que se considera el paso previo al proceso por el que será declarada santa.
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