El grupo de autoayuda para padres conmemoró su 22º aniversario, destacando la importancia de poder brindar las herramientas para superar un momento de profundo dolor
“El grupo me dio las herramientas para poder aprender a vivir sin la presencia física de mi hijo, Renacer es una escuela de vida”. Así definió Daniel Ferreyra, uno de sus miembros, la importancia del grupo de autoayuda para padres que perdieron a sus hijos que ayer cumplió 22 años en la ciudad.
Renacer celebró su vigésimo segundo aniversario con un acto en el monolito ubicado en avenida Libertador y bulevar Sarmiento, donde realizaron una suelta de palomas y globos con mensajes, además de que algunos de los miembros dieron palabras alusivas y en conmemoración a sus hijos fallecidos.
“No contamos con profesionales, somos simplemente papás que ya hemos pasado por esto, porque llegamos todos iguales, sesgados por el dolor, la impotencia, no sabés qué hacer… Acá van a encontrar contención, la ayuda necesaria para poder salir del pozo tan profundo, porque hay un rayito de luz que te manda tu hijo o hija para poder comenzar una vida nueva”, explicó quien hace ya 14 años que forma parte del grupo que se junta en el Concejo Deliberante el segundo y cuarto sábado de cada mes a partir de las 17.
Actualmente son unos 35 padres los que asisten al grupo, pero “lamentablemente siempre tenemos papás nuevos, nosotros quisiéramos que nunca más entrara un papá nuevo, pero no es así, esto está cada vez peor, entonces tratamos de ayudar a los papás porque es un camino muy difícil, muy duro, pero se puede salir”, enfatizó.
Renacer vio luz por primera vez en Río Cuarto, hace 28 años, y a la ciudad llegó de la mano del matrimonio Forconi, quien acababa de perder a uno de sus hijos.
“El tiempo ayuda, pero el tiempo bien vivido. No es fácil, es un camino muy difícil”, insistió. “No puedo andar por la calle mirándome el ombligo para que digan pobre hombre, anda así porque se le murió un hijo, porque querríamos decir que nuestro hijo se fue de esta vida para arruinarte la vida y no es así, no estamos preparados para sepultar a un hijo, pero cuando se da estamos los papás valientes para transformar ese dolor en amor, sacar nuestro hijo de la mente y trasladarlo al corazón”, cerró.