Profesionales de SCR, hablaron del cambio en la producción que representa la utilización de tecnología. Estuvieron en la empresa villamariense de Héctor A. Bertone y desde allí, dialogaron con EL DIARIO Rural
¿Puede el collar de detección de celo y de enfermedades mejorar la producción? La respuesta para los especialistas de la empresa israelí SCR es clara: “Sin dudas que sí”. Y lo explican con números.
Marcelo Wasser (argentino radicado en Israel y directivo de SCR) y Amir Cohen, responsable del desarrollo de las tecnologías de esa empresa, estuvieron en la empresa villamariense HAB y desde allí hablaron sobre el sistema que conocemos como “collar de detección de celo y ruminación”.
“En realidad, es incorrecto decir que detecta la ruminación, detecta las enfermedades de los animales a través de la ruminación, lo que permite actuar ante problemas de estrés calórico o mastitis, antes que se manifiesten, generando una gran ventaja”, dijo Wasser.
“Cuando una vaca tiene problemas, lo primero que hace es bajar su rumia. El collar lee ese problema y lo traduce en minutos, lo que permite una comparación con los estándares habituales del animal. Entonces, si hay un problema, se detecta”, dijo.
Explicó que en Argentina, según los grupos CREA, la mortalidad animal está entre un 10% y un 8% del rodeo. “Es muy alta, dado que hay países que tienen un 3%”, explicó.
“El collar reduce la mortandad y lo tenemos medido concretamente. Tengo clientes que antes de usar el collar tenían un 12,5% de mortandad y pasaron a un 5,1%. No conozco a ningún productor que no haya recuperado en 8 meses la inversión”, planteó.
El indicador puede detectar, además de enfermedades, si el alimento es de mala calidad o si los tratamientos veterinarios están funcionando.
El tambo en el celular
SCR es una empresa dedicada a presentar soluciones tecnológicas. Así como patentaron el collar, vienen trabajando en otros productos que se comercializan en gran parte de la provincia de Córdoba a través de HAB.
“Lo que para nosotros es el futuro, pasa por el gerenciamiento informático del tambo”, apuntó en la reunión Guillermo Piñeiro, gerente del área de Nutrición animal de la empresa villamariense.
“Ya hay productores que, pese a la crisis, tienen decidido avanzar en ese sentido”, dijo. Para avanzar en ese sentido, están instalando antenas de alta frecuencia para garantizar que la información de cada animal esté al alcance del productor o del veterinario sin necesidad de que esté en el campo. “Es decir, que viendo su celular puede monitorear en tiempo real el estado de las vacas”, planteó.
En ese punto, Wasser agregó: “Es una tecnología que viene a revolucionar la lechería. Los collares, los puntos de ordeñe y todo el paquete tecnológico se va aplicando, aunque es cierto que requiere un cambio cultural”.
Por su parte, Fernando Clemente, encargado de la tecnología de los collares en HAB manifestó “que los productores que lo tienen están satisfechos. Bajaron la mortandad y se normalizó la detección del celo”.
Finalmente, Patricio Logreco, gerente comercial de Alma Agropecuaria, distribuidor en Argentina de SCR, valoró que “profesionales como Amir y Marcelo estén recorriendo la Argentina para conocer los problemas que tienen nuestros productores y así encontrar las soluciones tecnológicas. Eso el futuro”.
LAS CIFRAS
1.600
LOS COLLARES
QUE YA COMERCIALIZÓ LA EMPRESA HECTOR A. BERTONE EN LA REGIóN.
11
LOS ESTABLECIMIENTOS
TAMBEROS QUE TIENEN EL PRODUCTO TECNOLóGICO DE SCR EN LA REGIÓN .
60
LOS INGENIEROS
DE LA FIRMA ISRAELí QUE ESTÁN TRABAJANDO EN EL DESARROLLO TECNOLóGICO PARA LA PRODUCCIÓN.
¿Cómo es tener tambos en un “kibutz”?
Paritarias entre Estado, productores e industria definen el precio en Israel
Marcelo Wasser está al frente de un tambo de 350 vacas que funciona en una granja comunitaria de Israel o “kibutz”.
Destacó que el costo de producción es altísimo porque no hay pasturas. “Los granos son importados y la fibra (heno o silos) se produce en Israel, también a altísimo costo porque el agua se otorga en cuotas, y es muy preciada”, indicó.
Obviamente que todo el desarrollo productivo es en tambos estabulados. “Las vacas están en una especie de galpón sobre su propio estiércol, que es tratada para convertirlo en una especie de arena seca. Como resultado de ese tratamiento del estiércol, tenemos un subproducto que es el compost”, explicó.
Informó también que la cantidad de leche que producen alcanza para abastecer el consumo interno. En promedio, cada vaca produce 40 litros diarios, lo que habla de la eficiencia en la lechería de esa región del mundo.
“Así como el agua se entrega en cuotas, los productores lecheros tienen también una cuota. Es decir, no se produce lo que uno quiere, sino la cantidad establecida. Si se excede de la cuota, hay descuentos”, dijo.
Es interesante también conocer cómo es el sistema de precios. “Actualmente están pagando 48 centavos de dólar por litro. Desde hace años, hay un sistema bien aceitado en base a parámetros que se analizan trimestralmente en una paritaria de la que participa el Estado, la industria y los productores. Según cambian los valores de los parámetros, se modifica el precio del litro. Con eso, se garantiza la renta del productor y de la industria”, planteó Marcelo Wasser.
Las diferencias la pueden hacer por calidad. “Hay premios si tenés menos bacterias o más grasas y proteínas”, informó el argentino radicado en Israel.