Perdía 1-0 con Unión Central, pero llegó al empate. Jugó más de 35 minutos con dos hombres más pero no tuvo ideas claras para convertir. Pese a los condimentos “futboleros” que ofrecían la lluvia y el estado del terreno, el partido fue una lágrima
Escribe Beto Arce
Habría que ponerse a pensar en cómo ha jugado Unión Central a lo largo de su historia, y quizás algún memorioso recuerde que casi siempre ha sido igual: con el cuchillo entre los dientes, con mucho esfuerzo, remándola y con situaciones de mala conducta en las que se perjudica solo… Ir ganando frente al líder y en lugar de jugar, estar pensando en golpear al rival, da claras señales de que algo no anda bien…
Rivadavia de Arroyo Cabral tenía una gran oportunidad de marcar una diferencia en lo más alto de la Zona Sur, ya que llegaba con una ventaja de un punto sobre Atlético Ticino, que con su victoria sobre Colón trepó al primer lugar. Lo sorprendente del “Verde” es que no supo cómo resolver un trámite en el que se encontró con dos hombres más durante casi 35 minutos.
La cancha estaba muy mojada y presentaba agua acumulada (el partido de reserva fue suspendido para tratar de preservar el campo lo más posible), por lo que el desarrollo fue muy cortado y predominaron la llegada a destiempo y las constantes imprecisiones para trasladar el balón.
Avisó al minuto Rivadavia con un zurdazo desviado a través de Casale y respondió el “Aurinegro” directamente con la apertura del marcador. Corrían 13’ cuando desde un tiro libre en el costado izquierdo Brian Guerrero la acarició para que llegará Daniel Vaglio y conectara un fortísimo frentazo: 1-0. Sorpresa para todos, porque era un cachetazo al puntero y un gol que abría un nuevo partido.
Todo parecía indicar que el equipo de Zucotti apelaría a la tenencia de pelota para asegurar el triunfo, pero sin embargo Guerrero (uno de los mejores) de manera inexplicable tiró tres golpes al rostro de tres rivales distintos, en diferentes acciones. Primero le aplicó un “corto” en la pera a Bracamonte; luego una trompada a Javier Demarchi y, finalmente, otro manotazo en la cara de Bracamonte, jugada por la que vio la roja a los 48’ PT. Lo peor de la situación es que Guerrero ya jugaba gratis desde los 20’ ante un árbitro (Richard Moyano) al que le quedó gigante el encuentro, no porque no tenga condiciones sino porque no era un partido para él… la culpa no es del chancho… sino del que le da de comer… en este caso, del que designa los jueces cada fecha.
El primer tiempo se fue sin pena ni gloria, pero con Unión Central ganando el partido, con uno menos y un panorama un tanto confuso para el ST.
A los 11’ Porta lo bajó dentro del área a Nicolás Domínguez, cometiéndole un claro penal. Facundo Castro se hizo cargo de la ejecución dos minutos más tarde, y la cambió por gol con un remate bajo y cruzado: 1-1. El resultado se ajustaba a lo producido, porque ninguno marcó superioridad, más allá de que Rivadavia empezó a empujar.
Si Unión tenía problemas, qué decir de la reacción de Franco Santoni, el “10” (y uno de los mejores de su equipo) al pegar un planchazo tremendo y anunciado sobre Sarmiento que le valió la roja… Otra vez Unión cayendo en sus propias y malas costumbres culturales en las que se muestra autodestructivo, casi como si disfrutara de su propio dolor. Tirón de orejas para los dos muchachos de Zucotti que dejaron en banda a sus compañeros ante el líder, cuando estaban ganando y empatando.
No hubo tiempo para mucho más que eso… porque del fútbol se olvidaron y más allá del empuje “Verde”, Unión resistió y se aferró a un punto que termina siendo valioso, porque como se dio el partido.
Lecciones para aprender de este encuentro: no siempre que tengas dos jugadores más el gol va a llegar, y una parcial victoria se defiende con el poder de la pelota y no con piñas y patadas.
La figura
MATIAS GALIANO
Jugó un buen partido, teniendo la función de impedir el avance de los extremos rivales. Si bien no pasó mucho al ataque, su labor defensiva se destacó en el “aguante” de Unión para conservar el punto. El arquero López también fue un punto alto en el elenco “Aurinegro”
El árbitro
RICHARD MOYANO
Tuvo un mal desempeño en un partido que no era fácil. Si bien su juventud puede ser un impedimento para controlar partidos calientes, la Liga se equivocó en la designación, a menos que justifique: “No había otro”. Su actuación no incidió en el resultado… pero hubo muchas jugadas de tarjeta roja que omitió. La culpa no es del chancho…